Si me haces un masaje te escribo un poema de amor


Que hable de osos polares desnutridos
Y dientes de león que vuelan en primavera
Y se te meten en los ojos
Y te dan alérgia
Y tomas zyrtec.

Aunque el mundo sea un pañuelo
Y esté mojado
Y no seque nunca.

Si me haces un masaje te escribo un poema de amor
Que hable de los dos en tiempos de guerra
Donde nuestro amor fuera ideológicamente imposible
Y estuviéramos condenados a perecer en el intento
De acoplar nuestras almas inversamente politizadas.

Que hable de los dos corriendo por verdes praderas
Llenas de petróleo en el fin de los días
Porque nuestro amor es infinito, nena
y nos besaremos fuerte en los labios
Y existiremos más allá del tiempo y el espacio
Entre átomos y carbuncos.

Te escribiré un poema de amor que diga
Cuánto te quiero
Y cuánto te necesito
y que deje claro que los demás son los otros,
Irónicos maniquíes del extrarradio
que no nos alcanzan aquí,
en el nido infinito de nuestra casa.

Si me haces un masaje te escribo un poema de amor,
Mi amor.

El mar tornasolado susurra conchas que están huecas y sucias
Tú andas entre las rocas como una pestaña
Mecida por el viento polar
Con la punta de los dedos apenas tocando el suelo
y yo envejezco dentro de un folio en blanco de madrugadas juntos.

El mar tornasolado susurra espinas de pescado que rasgan la luna
Mientras te sientas entre dos rocas que parecen un trono
Y me gobiernas con tu puñado de rayos y besos calientes,
Tus piernas abiertas e iracundas
Y yo envejezco con las manos en los bolsillos de metal
En mi prisión sin puerta.

El mar tornasolado susurra peces que huelen a incienso
Y te tocas el pelo que se engrasa en un agudo superior
Y me amas como un ventilador,
Y mi piel se pega al hueso y el hueso al alma
Y el alma al ego
Y el ego al miedo de que todo acabe
Y termine siendo como un cacahuete
(Ligeramente parecido al infinito)

Y entonces el mar tornasolado grite.