"Mientras tú duermes tranquilo".





Languidecer
y correr delante del desastre
son lo mismo.

Es lo mismo que la cola del dentista imaginario
que el tobogán de arena de refresco en la terraza,
que la calma ansiada, como dije, tras mi muerte.

Languidecer
y esta euforia exacerbada
son lo mismo.

Es lo mismo que el tropiezo en la rutina victorioso,
que el encaje de bolillos de la mente,
es la muerte, como dije, tras la muerte.
Es la muerte
como dije
tras
la
muerte.
No.

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