Adan1

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El 4 de Septiembre es un día más. Ni frío ni calor. Cero grados. Abro los ojos a eso de las diez y media intentando recordar cómo acabó el día de ayer. Estuve en un bar, pero no se si lo recuerdo por la resaca espantosa que me congestiona el cerebro, o porque noto un bulto al otro lado de la cama.
Es una cama doble. De esas que curiosamente se llaman camas de matrimonio. Hay unas sábanas azul oscuro enredadas en la zona de los pies. Dos almohadas pequeñas y turgentes a modo de ojos.
El techo es blanco y tres focos me hacen caer en la cuenta de que no estoy en mi casa. Ni de coña.
Hay una mujer desnuda ofreciéndome su culo redondo y duro, mientras duerme mirando hacia la pared. Curiosamente en esa pared hay un póster de un cuadro antiguo. Ese que representa a Ofelia muerta en el río. De hecho, creo que se llama así. Ni lo se ni me importa. Esos cuadros no van conmigo. Ni harto de vino barato colgaría uno de esos pósteres en mi habitación. Y mucho menos con chinchetas naranjas. Al lado del póster hay una estantería con souvenirs de viajes extraños. Un pingüino con una caña de pescar dice I love Sweden. También hay novelas de ciencia ficción. Lucky Starr y esas cosas ochenteras.
Hago un esfuerzo mirando el culo de la mujer, intentando recordar su nombre pero es imposible. Casi ni me acuerdo de mis apellidos. Seguramente esta mujer se llame Ana, o Amparo o Carmen o Pilar o alguno de esos nombres feos de tanto usarlos o feos en sí mismos. Yo me llamo Adán, hasta ahí llego.
Sus piernas son, lo que comúnmente se llama, dos palos de escoba recubiertos con un poco de látex para disimular. En cambio, menudo culo tiene. Parece que se haya operado el culo, pero no veo ninguna cicatriz por ningún pliegue oculto. Es una mujer delgada, no hay duda, con lo cual me tranquilizo un poco porque me gusta tener todo controlado y paso de que me sobren carnes que ni yo mismo puedo abarcar.
La posición medio fetal me permite verle levemente el coño a modo de hamburguesa Happy Meal para niños (sin pepitas de sésamo). Está tan bien rasurada que podría peinarme las cejas mirándole el tema. Realmente es una cerda del averno, ahí con todo el chochote al aire y tan plácida.
Acerco mis dedos índice y corazón y empiezo a separarle los labios vaginales despacio para que no se despierte. Mientras le acaricio de manera liviana el coño noto como la Torre Inclinada de Pisa empieza a erguirse verticalmente sobre el nivel del mar. Esbozo una sonrisa y me asomo por encima de su cuerpo para verle la cara, no vaya a ser que acabe en la unidad de cardiopatías antes de tiempo. Tiene el pelo negro y liso y largo que le cae sobre el hombro recostado y la espalda. Cejas finas con la curvatura que a mi me gusta. Piel blanca y tersa (de eso ya me había percatado), nariz recta, labios delgados, pómulos simétricos y todas esas mierdas...parece que cumple los requisitos de la época, ¿qué coño hago en su cama? Jajaja.
Sus tetas. Sus tetas son pequeñas. No creo que llegue a la noventa. Como de colegiala. Pezones oscuros sobre superficie clara con piel de gallina. Se ve que se ha destapado a media noche y tiene frío.
Deslizo uno de mis dedos en el interior de su vagina resbalosa y sus caderas se mueven lentamente poniendo el culo en posición de ataque. Soy de mente y defensas débiles y no tardo ni tres segundos en introducir un segundo dedo, lo cual hace que ella remueva los brazos, las tetas se balanceen, y abra un poco los ojos. Marrones.
-mmmm ? ronronea despertándose. Yo sigo a lo mío, meneando, como culebrillas, los dedos dentro de ella, sintiendo el chapotear de los mismos. A estas alturas tengo el cipote como un pantalón de pana.
De repente ella es consciente de la situación y me mira con la cara marcada por las arrugas de la sábana.
-ey, buenos días, guerrero.
-hola, buenas.
-no te pregunto qué quieres para desayunar porque veo que ya te has servido tu mismo.
-Ajam. ¿Me pasas el cuchillo de la mantequilla?
Abre los ojos y arquea las cejas con gesto de ?¡qué cojones...!?
-Era broma. ? Continúo con el oleaje de los dedos y observo como pone la boca en forma de ?o? cerrada e inspira haciendo el típico ruidito que quiere decir algo así como ?has dado en la diana?. Su estómago se contrae. Mueve las caderas de tal forma que su hamburguesita queda mas expuesta todavía a mi mesa de trabajo. A los diez minutos de sudado toqueteo le digo,
-Y tú, ¿no quieres desayunar? ? mientras miro el cipote y su boca por turnos. - ¿no quieres un colacao?
Se lo piensa con cara de zorra y sin decir palabra se levanta (mis dedos se escurren fuera e imagino un ¡plop! que no llega a existir pero casi). Arrodillada en la cama se recoloca el pelo, mostrándome las tetas en todo su esplendor. Sí, verdaderamente es una tía buena. Algo delgada pero se le perdona.
-No,no. Túmbate boca arriba.
Ella me obedece en 5 segundos y se tumba apartándose el pelo de la espalda. Me pongo de pie en la cama, obteniendo un plano general de la escena.
-¿Te importa si quito ese puñetero póster de la pared? Me está dando por culo y no sabes cuanto.
-Tú mismo.
Salto voraz hacia el póster y lo arranco de un tirón. Dos de las cuatro esquinas de la mierda de póster se quedan con sus chinchetas en la pared. Que le jodan. Miro a la mujer de nombre desconocido y me toco el miembro.
-A desayunaaaar.
Coloco mis rodillas a ambos lados de sus tetas y le pego varios golpes de cipote en la cara. Ella saca la lengua y se la golpeo también. Golpeo su frente varias veces. Ella sonríe. Le agarro mechones de pelo y los paso por la superficie de mi miembro. Nada quedará impoluto tras mi paso por su casa. Le giro la cabeza hacia un lado y le paso el glande por la oreja. Lo que más me gustaría ahora: mear sobre su oreja y su pelo. Pero mientras mi antenita mira al espacio, tiesa, al brillo, soy incapaz de mear aunque me muera de ganas.
Acabo insertándole el cipote en la boca hasta atrás. Se escuchan gorgeos y atragantamientos y yo arremeto más y más. Noto en la punta cómo la garganta se contrae y se expande de manera profesional, haciendo que el mete-saca bucal no dure más de minuto y medio y descargue mi batallón de espías lechosos directamente en su esófago. Saco el miembro y ella comienza a hacer gárgaras con una mezcla desproporcionada de saliva y semen. (Si se le pusiera un poquito de sangre, los chicos de Metallica estarían encantados de grabar el Requeteload con esta chica).
-Traga
Me mira con los ojos llenos de lágrimas y traga. Acto seguido nos morreamos guarramente, entremezclando lenguas, fluidos y dientes. Un escalofrío de placer recorre mi columna vertebral.
Me hago a un lado y me derrumbo boca arriba a su derecha. Ambos miramos el techo con sus tres focos.
-¿Estaba rico el colacao?
-Sí pero se te olvidó echarle azúcar.
-Eres una puta encantadora, cariño.
-No te he cobrado ni un céntimo.
-Cierto. Eres una zorra encantadora, cariño.
-Jajaja. ¿Qué hora es?
-Lo menos las once.
-Se supone que hoy tenías una cita con tu editor...
-Me cago en la puta, ¿cómo sabes tú eso?
-Anoche se te soltó la lengua en el garito del tío ese amigo tuyo.
-Ángel. Pues sí, he quedado en el centro para comer con él a las...dos, creo. ? levanto mi mano y la dejo caer despacio, como el Halcón Milenario aterrizando en busca de Lando, en su pubis rasurado. Acaricio haciendo círculos. ? El muy hijo de puta me ha programado una firma de libros en la Fnac para esta tarde. Voy a ver si lo convenzo para que la anule. Me joden mucho esas mierdas llena de niñatos y cuarentonas amargadas. Y más si estoy resacoso. La ultima vez que estuve en una firma, en la librería...no me acuerdo. Bueno, la ultima vez que estuve, una tía de no menos de cincuenta puñeteros años me comió la bola con su puto niño, que tenía miles y miles de poemas buenísimos y ahora estaba enfrascado en su novela coral, algo sobre un submarino radioactivo que se descontrola y no se que mierdas sobre la unión de todos los paises en una única y devastadora fuerza contra un enemigo invisible venido de otro planeta.
-¿Y tú qué le dijiste?
-¿Palabras textuales?
-Sí...
-Señora, ¿tengo yo cara de buen samaritano?
-Qué cabrón.
-Y tú que zorra.¿Cómo te llamas?
-Eva.
-Cierto, cierto. Pues buenos días Eva. ? le digo mientras acarició con el índice su clítoris. Eva abre las piernas.
-Tengo zumo de naranja... y peras en la nevera, por si... quieres desayunar...
-Sí, ahora me levanto, primero voy a explorarte un rato.
-Me parece perfecto.
-Y tanto, ¿alguna vez te han rasurado el coño con tu propia saliva?

2



Soy Adán y soy vividor y escritor. En ese orden. Adán Schulz. Mi padre era alemán. Si veis mi nombre impreso en la portada de algún libro no lo compréis. Escribo libros patéticos sobre temas de actualidad y gano una pasta con ello. Por ejemplo, estallan unos trenes en Madrid y el gobierno se va a la mierda. Pues yo en seis meses ya tengo preparada mi novela sobre un joven revolucionario de poco cerebro que acaba metido en un grupo terrorista (llamémosle ETA) y tiene que atentar contra su padre, Alberto Ruíz Gallardón. ¿Gran Hermano lider de audiencia? Al poco, yo ya tengo preparada mi novela sobre seis personas famosas secuestradas y aisladas en un zulo (entre ellos estaban Norma Duval y Ramoncín. Norma acaba embaraza y Ramoncín apesadumbrado pero con su cara de chotis perpetuo). No os podéis ni imaginar la fama que da escribir ese tipo de cosas. Te censuran por todas partes. Lo se. Algunos van más allá y te denuncian. A veces pierdes tiempo y dinero en muchos juicios pero a la larga te sale rentable. Te conviertes en persona cuasi non grata para ciertos sectores primitivos de este podrido país. Tu nombre sale en todos los periódicos, en todas las revistas del tipo Tiempo, Interviú, SuperPop...En todas las secciones de sociedad de los telediarios, menos en el de Televisión Española y Antena3. Todo el mundo habla de tu libro y de la clase de persona que puede tener esas ideas tan maquiavélicas. Todos quieren informarse. Todos los programas de tertulias quieren contar con tu presencia a golpe de talonario. Sanchez Dragó incluso te la chuparía (tántricamente hablando). De repente descubres que María Teresa Campos siempre ha sido tu mejor amiga y está dispuesta a prestarte a su tetuda hija para tus juegos lascivos. De todo. Te pasa de todo. Y claro, tanta fama, aunque sea mala, hace que tus libros se vendan como rosquillas. Recientemente tenemos el ejemplo de Aznar y sus memorias. En ese aspecto, yo soy como Aznar: ambos escribimos libros de mierda que se agotan en las estanterias y nos forramos. Pero que quede claro, yo no tengo bigote (mi hija tampoco).
Así de simple y rastrera es mi vida laboral.
Tengo un ático de cien millones de pesetas en el centro de la ciudad, con una terraza de muchos metros cuadrados lleno de primeras marcas. Como dijo alguien en un libro que no recuerdo, las cosas ya no se describen al detalle. Simplemente se nombran las marcas. Pues bien, mi habitacion es Sony. Mi cuarto de baño Grohe. Mi cocina LG. Mi terraza es El Corte Inglés. Grácias chicos.

Tengo 39 años. Nací una soleada tarde de 1965. Concretamente la soleada tarde del 19 de Abril. No se si pasó algo interesante a nivel mundial, nunca he estado tan aburrido como para informarme de eso, pero me gustaría que ese mismo día unos rebeldes chinos hubieran lanzado un poco de agente naranja sobre los campos de arroz. O un tejano loco y barbudo, armado con su rifle de caza y su peto vaquero, hubiera acabado con un padre de familia honrado, por un puñado de dólares, es decir, banquero. Sería un buen pistoletazo de salida a modo de preságio sobre mí mismo.
Estudié la carrera de periodismo y justo al acabarla me di cuenta de que este puñetero mundo estaba agonizando e iba a reventar de un momento a otro. Es un mundo podrido y angustioso basado única y exclusivamente en el poder del dinero. Si tienes suficiente pasta para comer todos los dias en bares modernos y comprarte la discografía original de Prince, vales. Si no te llega para el metro o para ver la última de Amenábar, no vales. Así de claro y de sencillo. Me di cuenta que no se puede ser honrado y vivir bien al mismo tiempo. Es una puñetera cuestión de prioridades, suerte y morro.
Tras acabar la carrera con muy buenas notas (siempre he sido muy buen estudiante gracias a la mentalidad germana que me daba de comer a diario) encontré un trabajito como cronista de conciertos para una revista musical ahora muerta. Todos los fines de semana iba con mi cochecito (un Seat Ritmo de la época con alarma antirrobos. De las primeras alarmas que salieron al mercado. El sistema era primitivo a la par que rocambolesco. No existian los mandos a distancia de ahora, asi que, para desconectarla, tenías que, con una llave gordezuela como la de los candados de moto, accionar una cerradura que se escondia en los bajos de la parte delantera del coche, junto a la rueda derecha casi, lo cual hacía que nadie tuviera ganas de tener la alarma conectada, lo cual hacía que no sirviera para nada. Un mero reclamo publicitario. Hijos de puta.) a conciertos de toda índole. Bruce Springteen, Iggy Pop, David Bowie, Julio Iglesias... Tenía mi lugar privilegiado entre bambalinas. Era uno de esos tipejos enjutos que se podían ver en los laterales de los escenarios, detrás de los amplificadores y las guitarras de repuesto y os aseguro que el más rockstar de todos era Julito. Por cada pipa, tres adolescentes enfermas de sexo vácuo por lo menos. Me hubiera gustado hacer un agujero en la pared del camerino de Julito con una taladradora y poder ver todo lo que ese engendro hacía allí dentro en esa época. Menuda prenda.

Al cabo de dos años de conciertos para arriba conciertos para abajo, me cansé. Principalmente porque me pagaban una miseria alegando que había un millar de periodistas en la puerta esperando a que yo me fuera. Y eso es lo que hice, no sin antes mangar algunas cosas de la oficina a modo de pataleta.
Despues me puse a trabajar en un periódico. Sección nacional. No tardé mucho en largarme de ese sitio porque siempre me tocaban temas políticos y los muy cabrones me venian con el cuento de ?hijo-no-podemos-decir-las-cosas-tal-como-tú-las-ves-porque-nos-meteríamos-en-problemas? y me censuraban el sesenta por ciento de los articulos.
Luego comencé a escribir poesía destructiva de la época. Ya estábamos en los noventa, el fín del milenio y ,con un poco de suerte , del mundo. Recuerdo que me publicaron un librito de cien páginas con poemas del estilo Kurt Cobain. I hate myself and I want to die. Pero nunca se llegó a distribuir. Solo en las cuatro librerias bizarras a las que yo mismo me encargaba de llevar el material.
En una de esas librerias, el vejete dependiente me llegó a decir ?hijo, no nos traigas más libros del perturbado ese, que no se venden? y decidí que tenía razón: era un perturbado.
Luego, entre trabajos de pocos meses, empecé con los libros. Mi primer libro se llamó Mamá, mamá en el colegio me llaman asesino y contaba la historia de un niño de doce años, gordito y tímido, que mata y despelleja a Elena, la chica que le gusta. Con el pellejo, en el ultimo capítulo, prepara un consomé para él y su madre, una divorciada ninfómana. Nunca se me olvidarán las últimas palabras del libro:
Mientras daba un largo trago a su taza de consomé y notaba como se le erizaban los pezones y le palpitaba la vulva, le dijo:
-Hijo mío, tú si que sabes preparar un buen caldo caliente.

Ni que decir tiene que no me lo publicaron hasta unos años después, cuando ya era famoso por los libros de mierda siguientes, que podrían denominarse ?libros de encargo del señor Don Dinero?. Después de Mamá, mamá , escribí un libro de relatos. Alguno de terror, alguno de gángsters, alguno de tráfico de drogas en los que mezclaba a propósito y solo para joder, nombres franceses, moneda española, ciudades norteamericanas, comida japonesa actual y coches y ropas de los años cincuenta.
Ése si lo publicaron en su momento bajo, el título de Relatos aburridos para hacerse el interesante. Ahí fue donde conocí a mi actual editor, un tipo de barba blanca y gafas de pasta. Gordezuelo y cincuentón. Adorador de la generación beat y las comilonas en el restaurante Arts. Francisco Vázquez de Seoane. ¡Toma ya! (Algo importante que no debe olvidarse: El viejo Seoane fue el que le puso título al libro)



3


Son las dos y cinco minutos de este 4 de Septiembre. Estoy sentado sobre el asiento de mi BMW Z3 negro intenso. Llantas de aleación. Infitnitos airbags ultrasensibles. Neumáticos Dunlop ultima generación. Radiocassette Pioneer reproductor de mp3, wav, midi y mil formatos más que no alcanzo a comprender.
Voy camino del restaurante Arts, donde he quedado para comer con el viejo Seoane. Mi intención es introducirme en su cerebro hasta hacerle coger el teléfono y llamar al director de eventos de la Fnac. Que anule mi firma de libros prevista para esta misma tarde. Complicada tarea.
El restaurante Arts no es cosa de otro mundo. No es uno de esos restaurantes de ochocientos tenedores en los que hay un botones en la puerta dispuesto a aparcar tu coche si le dejas las llaves. No es uno de esos sitios con música clásica de fondo donde sirven crema de tomates secados al sol. Por suerte. Detesto esos sitios llenos de gente con bigote y camareros demasiado pelotas y demasiado falsos. Un buen camarero ha de ser falso, no lo niego, pero en su justa medida. No porque tu digas que la crema de langosta está asquerosa, un camarero tiene que sonreirte y prometerte otro plato. No hay que ser tan mierda.
El restaurante Arts es un sitio pequeño con no más de 20 mesas. Siempre se escucha de fondo la música de algún grupo inglés. Ya sean los Beatles o los Sex Pistols. Es un sitio descaradamente moderno pero con gusto. Nada de elementos decorativos de los años setenta. Todo muy actual y policromado. Uno de esos sitios donde en el lavabo puedes encontrar un expendedor de condones, al lado de un enome espejo en forma de ameba. Todo ello bañado con una luz azul, parecida a la de los autobuses. La zona de las mesas está bien iluminada. Nada de lamparitas con bombillas amarillas que lo unico que hacen es estorbar cuando cortas el solomillo a la pimienta verde con guarnición de patatas canarias cocidas con infinidad de verduras.

Aparco el coche en una calle cercana y entro en Arts. El señor de la puerta me saluda cortésmente y me pregunta si voy a comer sólo o tengo una reserva. Le digo lo oportuno y me señala con la mirada la mesa en la que se encuentra sentado el viejo Seoane. Ya se ha trasegado media botella de vino. Un rioja de excelente añada. Lleva un polo color azul marino con el cuello un poco descolocado. Siempre igual.
-Ponle una botella de buen vino al viejo Seoane y lo harás completamente feliz.
-Eh, no te había visto entrar. Llegas un poco tarde, como siempre. Pareces una princesa de cuento, cabrón.
-Eso intento. ?me siento enfrente de mi compañero de fatigas y le hago una señal al camarero para que se acerce. Como ya dije antes, no es uno de esos sitios llenos de camareros pelotas.
-¿Qué va a tomar? ? el camarero es el estereotipo de larguirucho desaliñado.
Le pregunto al viejo si ha pedido su comida ya. Respuesta: No. Tras mirar la carta durante casi diez minutos, el viejo dice con vista cansada
-Ñoquis de espinacas para mí.
-Canelones con setas y salsa de higo.
La pasta del restaurante Arts es la mejor de toda la ciudad.
En la mesa de al lado están comiendo una pareja de no más de 25 años. Él es un completo inutil. Ella tiene la cintura de un colibrí en celo. Ya me gustaría a mí azotarle las minitetas con una soga deshilachada...
Desde hace unos meses no dejo de pensar en el sadismo como válvula de escape. Me parece que es una de las aficiones más honestas que existen. No hay persona más sincera que la que admite ante una multitud que lo que verdaderamente le gusta es ver como la gente sufre debido a sus castigos con o sin razones. Pienso que la violencia está serigrafiada en nuestras células madre. Cierto es que hay muchos mas sádicos que masoquistas, una pena. Todo nos iría mucho mejor si nos dejáramos de tanta tontería en nuestras vidas cotidianas; las cosas son más fáciles de lo que parecen, solo hay que arrimarse a un buen sustento y dejarse llevar por la inercia. Todo lo demás, puede esperar. Hay tiempo para todo.
Entre bocado y bocado de deliciosa pasta italiana bien cocinada, el viejo Seoane y yo hablamos sobre el futuro de la literatura universal. Me dice que no tardará mucho tiempo en estallar todo como un petardo lleno de mierda, con sus evidentes salpicaduras. Luego dice que todo volverá a su cero prehistórico y habrá que empezar a reconstruirlo todo. Entonces ahí será cuando por pequeños detalles casi sin importancia, nos desviaremos del anterior rumbo y blablablá.... A partir de aquí pierdo el hilo y me limito a asentir o disentir cuando creo oportuno según sus gestos y su tono de voz carajillera. Yo no pienso eso. Yo creo que aún queda mucho por trastabillar (y si no mira mi cutre ejemplo de los libros de actualidad tergiversada), aún tiene que salir nueva gente inteligente que nos dirá que su mierda es mejor que toda la mierda anterior y nos lo creeremos con el pico cerrado y la mirada en el infierno. Todavía queda por emerger mucha gente con manuscritos sobre cosas que no interesan a nadie (como Corporación Dermoestética) tan matemáticamente escritos que solo podremos decir ?vaya...este tipo tiene razón, cómo escribe? sin pararnos a confesar que no entendemos ni media palabra. Realmente eso es lo que pienso; pienso que aún queda mucha gente por explotar y mucho dinero sucio que ganar. Puede que, incluso, mis nietos continúen engañando a críticos y criticuchos dándoles justo lo que necesitan escuchar pero con la rabia de épocas futuras. Porque a pesar de que todo está ya escrito, el ser humano es de naturaleza destructiva a la fuerza. Desde que perdímos los pocos instintos que teníamos no podemos hacer otra cosa que crear y crear y crear para luego tener algo que destruir, destruir, destruir.

Entre saltos de conversación, muy típicas del vejestorio, le digo que anoche estuve toda la noche vomitando y no tengo cuerpo para pasarme toda la tarde firmando ejemplares de mis libros. Que tengo la cabeza revuelta con un nuevo proyecto que tengo en mente y que intente por todos los medios posponer la cita para la semana que viene. Respuesta: rotundamente no.
-Pero, tío, la última vez ya tuve que llamar un día antes para decirles que te resultaba imposible ir al día siguiente y toda esa mierda que me contaste. John no te traga mucho, ya lo sabes, solo te contrata porque tiene que hacerlo y esas mierdas y no creo que vuelva a pasar por el aro. Además no se alegrará mucho, sabiendo como se las gasta el muy cabrón y sabiendo que lo vas a dejar tirado sin ningún suplente ni nada por el estilo para suplir tu puesto. No me seas quejica y apechuga. Seguro que anoche estuviste por ahí bebiendo en el bar ese de maricones toda la noche. Incluso puede que te subieras a la barra en plan Bar Coyote, no lo descarto.
-Joder, viejo, me cazas al vuelo. Sí, estuve toda la noche tragando chupitos pero, ¿y si realmente estuviera enfermo? John-enfermo-mental no tendría mas remedio que joderse y no contar conmigo...
-Y tú no contar con vender mas libros en la Fnac, y no estan las cosas para tirarlo todo por la borda porque sabes de sobra que tu último libro es una puta mierda, el peor de todos y no se va a vender ni medio si no es gracias a la campaña de publicidad de la Fnac en su puta revista snob. El mes pasado te sacaron en portada y se portaron bien en la entrevista, sabes que podrían haberte comprometido mucho más de lo que tú solito te comprometes, marica.
-De acuerdo, iré esta puñetera tarde a mirar moscas y a joderme el puto dedo firmando ...pero joder, si ni siquiera tengo una firma fija, jajaja, cada vez hago un garabato diferente.
-Sabes que eso te vende aún más, cabronazo, deberías haberte dedicado a la publicidad, engañarías a mucha más gente de la que engañas ahora.

El viejo Seoane ríe compulsivamente, tose, respirar por sus conductos atascados de tanto fumar y gime. Todo a la vez y con un solo gesto. Parece una cucaracha el cabrón y yo esta tarde voy a parecer un perro atropellado firmando libros en la Fnac. Por lo menos espero que no me hagan decir ni una palabra.
-Tenemos que estar en la Fnac a las cinco. Alas ocho acabas si no hay mucha gente. Si no es así te tocará quedarte una hora más.
-Joder, que no soy una puta rockstar haciendo bises.
-Yo diría que poco te falta, te metes mas mierda que muchos rockistas melenudos de los ochenta.
-cada día te pareces mas a Alfredo Landa en Don Erre que Erre. Te falta la boína.
-A ti te faltan dos buenas hostias bien dás. ?hace gesto de arrearme una hostia con la mano abierta pero se detiene y levanta la copa de vino manchada de ñoquis en los bordes. ? Brindemos por la camarera de aquella mesa.
-¡Por la Epil Lady de la camarera de aquella mesa!
-¡VIVA!



4


Después de comer cada uno se va por su parte no sin antes quedar para ir juntos a la Fnac por la tarde. El viejo Seoane se monta en su cacharro Mercedes de veinte años y se marcha haciendo mucho ruido. Yo me voy en mi BMW a casa. Aún me da tiempo a beberme una copa y a hacer unas llamadas desde el sofá de cuero blanco.
Estoy en contra de los telefonos móviles. Sólo lo utilizo para lo estrictamente necesario. No me gusta nada hablar por teléfono y mucho menos a través de un movil, con toda esa gente escuchando tus comentarios e imaginando posibles vidas mejores que las de todos ellos. No hay nada como estar en el sofá de cuero blanco de mi salón ultramoderno, equipado con todos los componentes electrónicos que puedas imaginar, y hablar por teléfono con los pies encima de la mesa de cristal de bohemia, regalo de una antígua novia modelo (siempre he sospechado que esa tía era algo más que modelo. Algo así como Gran Puta de Lujo. Porque una modelo no gana tanto dinero como para regalarle a un tipejo como yo, que conoces desde hace unos meses, una mesa baja de cristal de bohemia auténtica valorada en más de 500 mil pesetas. Y todo para poner los pies encima. Tremendo).
Una vez acomodado en mi casa, decido llamar a Andrea para tomar algo esta noche.
-puedes pasarte si quieres a las ocho por la Fnac y ya vemos que planes montamos.
-la Fnac ...¿el sitio ese de los libros?
-Me cago en toda tu puta madre, puñetera gran puta. ?digo todo eso en voz baja y tapando el micrófono del teléfono con la palma de la mano. No comments.
-sí, el sitio ese raro donde la gente lleva los libros que escriben sobre todo tipo de cosas, ya sabes.
-vale. Pues allí estaré.
Click.
Andrea es una imbécil total pero podría ganarse la vida perfecta y sanamente haciendo vídeos magistrales para DeepThroath.com. Pero no me hace caso y se dedica a vender pintalabios excesivamente caros a las ricachonas hartas de pintar la boquilla del cigarrillo de rosa. No es mala chica pero tiene menos inteligencia que un pajarito. Solo entiende de modelos, de pintalabios (ella los llama lipsticks), de coches caros, de comida japonesa y de fiestas privadas. Me temo que es carne de cañón pero me apetece verla, con un poco de suerte y si la invito a muchos cubatas de ron añejo ultracaro, puede que le aborde el interior de su garganta. Los piratas de Isla Mágica no son nadie en comparación con mis batallones de corsarios albinos y lechosos.
Paso el resto del tiempo intentando inventar nuevas novelas, o al menos nuevos conceptos abstractos para poemas incomprensibles. Creo que tengo ganas de publicar un nuevo libro de poemas. Si me abro paso en el mundo de la poesia extraña, puede que pueda dejar de escribir esas novelas de no menos de 350 páginas sobre actualidad manipulada. Aunque normalmente me lo paso pipa en algunos fragmentos mientras las escribo (como cuando Gallardón llora a moco tendido y se mea y se caga en los pantalones y se le agotan los ultimos segundos de vida como al negro de Terminator 2), pero a la larga te llena el cerebro de resentimiento, y de eso ya traía yo mucho de serie.
Además, ganaría el mismo dinero haciendo la cuarta parte de lo que hago.No se. De momento para mí no existe otra cosa que el bourbon y Bach en el reproductor, hasta que llegue la hora de ir a la Fnac a hacer el tonto un rato.

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