El desenfreno de los renacuajos

Llegará un momento en que,
ahogados en vuetros vómitos para nada asépticos,
todo acabe.
Las montañas de neumáticos quemados
se os atragantarán
y pasaréis a mejor vida
con todos los secretos inconfesables posibles
y todos los objetos acumulados
durante toda una vida
de frenético orden generacional.
Los perros ladrarán como si tosieran.
las palomas seguirán mirando,
condescendientemente,
desde lo alto de las farolas de la ciudad que seguirán alumbrando,
y los vagabundos,
asidos con pinzas quirúrgicas
por la enriquecida clase media,
sonreirán por este lindo whopper
que el hombre blanco
Alto
Formal
Caballero
Amigo de sus amigos
les regala a modo de Abrazo de la Muerte.
Llegará un momento en que
todos los dolores conformen
un único y catastrófico grito hiperhumano
a modo de violín sideral
chirriando acordes inventados.
Llegará un momento en que
los frigoríficos
neveras
y heladeras grecolatinas hagan percusión africana
con sus puertas
abriéndose y cerrándose
con la misma locura furtiva
de las águilas.
Las acéquias rebosarán de acedías muertas
despedazadas por el camión triturador de perros.
Llegará un momento en que la música no ayude.
El agua sea negra.
El alcohol esté en museos y fiestas privadísimas.
Las mujeres correrán desnudas por la avenida
y los hombres vestidos y con flores en la boca
gorgearán tristemente
mientras eyaculan,
y sus pies se llenan de kilómetros en la retaguardia
y sus testículos de espeso licor nuevo semitransparente.
Llegará un momento en que los animales
decidan suicidarse en masa
dejando de un lado sus instintos
y acogiéndose a la Quinta Enmienda del Aprendizaje Conductivo.
Ya no más nidos de paja
ni conocimientos innatos infalibles.
Llegará un momento en que Walt Whitman
le meta a Freud una escoba de barrendero en fallas por el culo
y los discos de blues sean inmolados
y los que aún tenían algo que decir,
llorarán sangre en el monte calvario
mientras Mel Gibson se dedica a la traducción simultánea.
Llegará un día en que todo se vaya por el desagüe
y al fondo no quede nada más que NECESIDAD
(espero ser yo el que tire de la cadena)

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