Todo cambia mucho. Antes no podía salir de casa, ahora no tengo tiempo para entrar. No podía entrar sólo a un bar, ahora no puedo salir. Antes escribía aquí casi a diario, ahora no tengo putas ganas de escribir ni aquí ni allí ni en ninguna parte. No me sale. Se me ha olvidado o al menos eso debería haber pasado. Hagamos juntos una puesta a punto.


Tu respiración.
Tu respiración o el bamboleante traqueteo de mi verde corazón, podríamos decir. Hasta aquí todo bien, si no tenemos en cuenta este desorden mental-guión-digital.
Rewind, rewind!
Estamos asistiendo al derrumbamiento de un edificio aún en construcción. Mal hecho, por lo tanto, olvidamos. Ladrillo a ladrillo vemos como lo que cae bien podría ser nuestra madre, nuestro trabajo, nuestro, teclado, nuestras escasa vida social o de ocio o, incluso, nosotros mismos. "No se nos abre el paracaídas, mi señor". "Jódase, mi soldado, no me quedan patrias libres".
Estar en blanco delante de una pantalla blanca es lo más parecido a estar muerto o disecado. Me duele la cabeza. Me cuesta mantener los ojos abiertos.
El enraizado muro de la prisión decimonónica olía a carne frita. Carne humana frita. Carlomagno no tuvo más remedio que saltar por la ventana. Allá arriba todo le parecía tan pequeño... No pudo sentarse a mirar sin recordar viejos tiempos que nunca volverán.
Aquellos paseos lunares entre los escombros de la casa del vecino, agarrándo de la cintura como se agarra una gripe a su novia de entonces. Carlomagno recordó que lo más importante es saber cortar por lo sano. Carlomagno pensó que nunca se había hecho caso. Siempre se decía que su vida como un destornillador electrificado sobre la lengua de un niño. Por qué no nos haremos caso. Carlomagno saltó por la ventana de la prisión decimonónica sabiendo que se iba a abrir la cabeza contra el muro.
Un pincho del muro de la prisión atravesó de parte a parte la cabeza de Carlomagno como una aguja calmante. Murió en un segundo, justo despué de sentir dentro de su cabeza aquel pincho tan frío. Le quedaba un segundo de vida y pensó "no me lo imaginaba así".

Imposible.
Hay demasiadas maneras de contar las cosas.
Bendito muro que nos separa, aquí no devolvemos el dinero, en todo caso, le cambiamos su vida por otra mucho más destrozada, gracitas.

No hay comentarios: