La cuenta atrás





Y quién no ha observado manos
y en cada arruga
ha visto la posibilidad
de una vida diferente.

Yo no.

Garras que agarran traumas
y los subvierten
y los transforman
a lo largo de la cuerda con asideros
de la tercera conjugación.

Son estas manos las que agarrarán alto
los mismos libros
distintas caras
y la muerte.

Donde ahora hay venas fuertes,
pronto habrá historias
delicadeza y senectud.
El puente de madera que ya cruje.
Como siempre cruje,
Aunque no hiciera ruído
ni daño,
la 
cuenta 
atrás.  

Hablar de redención no redime


Llueve y hace sol
las nubes estaban aceleradas.
Se ha estropeado la nevera,
de un segundo al siguiente,
me he dado cuenta porque
la luz de dentro no se ha encendido
como un faro polar
rodeado de escarcha.
Es como vendrá la muerte,
más que vendrá
se presentará
y nos llevará a todos
y desearemos no haber hecho muchas cosas
no haber maltratado tanto nuestros pies
no haber dicho otras palabras
no haber llevado a cabo otros sistemas
no haber saltado más
no haber comido
no haber tenido más tiempo,
otros valores
otros bancos
otro sistema de medida
y ya no podremos hacer nada más
que ir al infierno
al fondo de nuestras mentes
donde pagaremos los errores
donde puede que también
llueva y haga sol
pero no jugaremos a fotografiar
el arcoiris.
Hemos nacido para esto,
no viviremos lo que pensamos
resbalaremos entre todo
lo que hemos llevado a cabo
pensando que se ha malgastado
cinco séptimos
de la vida.
He sacado la verdura y el vino
y estaba todo tibio.
También es así como vendrá.
De un segundo al siguiente.  




Hacerse mayor es
paladear lo que antes derrochabas

sorprenderse recordando
los detalles de tus piernas
que no hace falta recordar
porque ahí están

balanceándose como un soldado moribundo
que no acepta la derrota extraña del dolor
y yo tampoco

El espíritu del 5 de Abril de 1994.








Voy a hacer como que duermo 
como que descanso 
y como que lucho 
contra el virus de la gripe. 
Voy a hacer como que duermo 
como que mañana será un buen día 
y como que todo 
tendrá su recompensa. 

Como que vivo 
como que sueño 
como que pienso 
 y como que existo. 

Voy a hacer como que duermo 
como que mis constantes se relajan 
y como que no que no que no. 
Voy a hacer como que duermo 
como que respiro demasiado fuerte 
y como que tengo un infinito en paciencia. 

Y como que vivo 
y como que sueño 
y como que grito 
y como que muero. 

Voy a hacer como que duermo 
como que actúo 
¡como que quiero! 

No me espero despierto.

"Mientras tú duermes tranquilo".





Languidecer
y correr delante del desastre
son lo mismo.

Es lo mismo que la cola del dentista imaginario
que el tobogán de arena de refresco en la terraza,
que la calma ansiada, como dije, tras mi muerte.

Languidecer
y esta euforia exacerbada
son lo mismo.

Es lo mismo que el tropiezo en la rutina victorioso,
que el encaje de bolillos de la mente,
es la muerte, como dije, tras la muerte.
Es la muerte
como dije
tras
la
muerte.
No.

Posición, cruce, posición, cruce, posición.






Aprender a sobrellevarse
pasando a la deriva por encima de conversaciones
casi flotando sobre algo que se hunde
y el no-cielo de ayer.
Lo que estaba en su lugar
cumpliendo el papel de travesaño.
Lo que estaba en su lugar
cumpliendo el papel de travesaño
y los Crujidos.

Aprender, traspasar, seguir,
importar, derruir, dormitar,
languidecer, resoplar, titilar
y el tictacteo arácnido de siesta.
La mirada de la muerte aburrida
la empatía de las máquinas de café.

Aprender a asimilarlo todo,
el siempre-perdido que gira en círculos excéntricos.
Yo,
que donde suele haber silencio
tengo crujidos.
Pero nada serio,
son las once.


A la tumba contigo






La idea del paso del tiempo
O un piano que tictactea
sobre mis órganos vitales.

El bum y el bam
de la rutina conseguida.
El lamento del doble espacio
que se cuela en la vida cotidiana.
El dolor que supone la sorpresa.
Lo que ya pensaste que pasaría.
Lo que ya pensaste que pasaría.
Lo que ya pesaste que pasaría.
El mal cálculo de acontecimientos
Y el cansancio de pasar siempre rozando el larguero.
Por fuera.

La búsqueda de la tranquilidad.
Querer sopesar cada detalle
de la abarcabilidad del universo.
Pensar en el corrector del Word
como en tu encefalograma tras el accidente.
La alineación de la muerte en tupperware.
El sol naciente.
La marea
y las fuerzas insustituibles que has ido alimentando.
El punto de no retorno que no viene en el contrato de la vida.
La idea del dolor tras tu propia muerte.
La idea de tus pensamientos perdidos.
La idea de tus pensamientos.


Solo se recordará lo llevado a cabo.
El resto,
a la tumba contigo.









Que todo sea relativo.
Ahora creo ver lo que hay detrás
 De un paseo en coche
O una manzana demasiado verde.
Ahora es cuando entiendo que una cortina arrugada
No es lo mismo que un suelo sin barrer.
Una bandera a media asta .
Una canción ascendente que te hace descender.
Un abismo que te salva
O la caída solemne de los muertos en Connecticut.

Desechar verbos y respirar profundamente.
O pensar en el cansancio acumulado.
En las paradojas  que superan el grado de problema.
En la no solución de la no existencia.
En desechar respirar
O apreciarlo todo.
En la idea de mi hija aterrizando en una isla habitada.
En la desecación del alma.
En Nabokov.
En el refranero.
En ti.

Casi me desertizo







     
Casi me desertizo






                                            para B.





Quiero ser testigo de las hojas del calendario que,
como pieles de manzana,
van viéndote crecer.

Ahora que he palpado el medio tiempo de mi vida,
(ansioso de notoriedad como yo mismo estaba)
no me cabe ninguna posibilidad,
y  enfermo al pensar siquiera
que pudiera haberlas.
Como el brote salvaje que eres,
quiero verte crecer.

Mi vida siempre fue una papeleta de restaurante chino
y tan solo con el hastío de mi creciente falta de interés
he ido restando chispa, yesca y pedernal.
He tenido que esperar
a la sorpresa aterradora de la pesadilla,
al agarre del mal karma camuflado de timidez.

Cómo he podido no pensar
en ver el día en que estés preparada para el otro pendiente
si no ahora que casi pierdo el juego.
En ver contigo la misma película una vez más.
En transformar mis manos en columpios.
En pintarte un caracol más y es que siempre acabo con caracoles.
En leerte otro cuento.
Otra grulla de papel.
Ahora que por un soplo del destino
casi me desertizo. 

Ahora sé que siempre querré
Aunque a la luz del neón de siempre
Parezca que no quiera.
Pido perdón y saludo.
Saludo de nuevo.

La parte central de nuestra entrevista


 


Languidecer es diferente cuando lo haces ante de la incertidumbre.

No tiene nada que ver con la sensación de escapada de las películas de terror.

Ni con  el grito estroboscópico y saturado

del  dolor ante la asimilación del Big Bang .

 

Se parece a la sensación de ser extremadamente tímido

y poseer diferentes grados de compulsividad

y escuchar tu nombre por megafonía en la cola del dentista.

Eso,

exactamente eso

es correr delante de la muerte.