Ahora caigo


Las balas no llegan en los sueños,

los ardores que me comen el estómago no llegan

tampoco.

El dolor de rodillas,

mis bisagras rotas,

en sueños no chirrían.

Los labios

cuando sueño no me escuecen en el costado.

El Peso de la Humanidad

no me alcanza,

al fin comprendo entonces

la rueda de la naturaleza.

La afonía de violín roto

en los sueños no me toca.

La ironía de mi desastre tampoco.

La velocidad de vértigo tampoco.

La normalidad que me desquicia tampoco.

El sentimiento de monstruosidad tampoco.

¿Por qué tú sí?

¿Por qué siempre estoy al borde de una ventana?

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