15
Al fín me enteré de lo que me pasó hace dos meses y algunos días. Me lo ha contado Eva. Me ha dicho que intenté suicidarme o al menos eso creen todos. Me encontraron mucho alcohol y pastillas y drogas. Por lo visto acabé con todas las reservas del mueble del salón. Ya sabes, de todo un poco, cocaína, marihuana, diazepam, tetrazepam, speed... Según le contó mi madre a Eva y ella me ha contado a mí esta misma mañana, un vecino me encontró semidesnudo, tirado junto al ascensor. Mi cuerpo reaccionó de manera negativa a toda esa mierda y bueno, el resto ya se sabe.
Lo que no va a ser tan fácil de explicar es la causa principal (si es que existe). A estas alturas no voy a negar que soy pura contradicción pero quizás solo yo se que no pretendía quitarme la vida. No era más que una limpieza. Como cuando la mamá hierve el biberón. Quizás lo mejor sea no dar tantas explicaciones. Pobre gente, cada día que pasa me vuelvo más y más imposible. Compadezco a todo el mundo que me quiere.
Los días siguientes pasan volando entre visitas y charlas con Eva sobre el devenir del mundo, la democracia como el mejor de los peores sistemas políticos humanos, el fútbol y demás deportes ridículos, mis libros y sus tonterias, su vida sentimental y sus insectos, la comida vasca y las especias hindúes. El hecho que destaca por encima de todos los demás hechos no por ello menos importantes, es la visita del viejo Seoane acompañado de Claudia, la diseñadora de la Fnac. No esperaba ver a esa mujer junto con el viejo Seoane y sus dos copas de champán. Le dije que debería haber traído cuatro porque había hecho una nueva amiga. A lo que contestó lo de siempre, que no perdía ni un segundo, añadiendo un nuevo final: ni aunque me topara con el coma más profundo de la historia de la gramática. Hubo risas por parte de todos y un pequeño plop inaugural al abrir la botella.
Claudia es una buena mujer, no tan portentosa y tan jabata como mi difunta amiga que en paz descanse pero siempre está envuelta en un brillante halo de lascivia del que parece no percartarse. Le pasa lo que a muchas mujeres que han nacido con estrella. Hagan lo que hagan y estén como estén, siempre son insuperables. Aunque se acaben de despertar y tengan la barbilla llena de baba reseca. Aunque no se duchen en una semana y tengan los pelos de las piernas como los de Macario. Aunque les encante comer pipas de calabaza. Ellas siempre están al límite de sus posibilidades exteriores. Turban el ambiente con su santa presencia y a muchos tipos se les queda cara de gilipollas y no saben que decir y solo sueñan despiertos y fantasean con tirarlas sobre el sofá y no soltarlas hasta que uno de los dos muera de cansancio (esto me recuerda algo).
Pues sí, fue una curiosa tarde aquella en que nos reunimos los cuatro, el viejo Seoane, Claudia, Eva y yo, en aquella habitación de hospital que ahora pierdo entre la bruma de la mala memoria y me parece tan lejana, aunque solo haya transcurrido una semana desde que me dieron el alta.
Ahora estoy en mi casa de nuevo, repasando unos textos sin prestar demasiada atención, escuchando una de mis canciones favoritas (Straight, no chaser de Miles Davis y John Coltrane) y bebiendo whisky. Estoy repasando todo lo acontecido en los últimos meses y dándome cuenta de que mi vida no tiene principio ni fín, es solo un pequeño cordel de historia que continúará por ambos extremos cuando yo no esté presente. Ayer llamé a Eva al hospital. Dentro de dos semanas le darán el alta definitiva, aunque tendrá que asistir durante algunos meses a clases de rehabilitación para volver a caminar con normalidad. Me ha contado que no le gusta hablar por teléfono porque tiende a sincerarse más de la cuenta, de hecho ya lo estaba haciendo, así que no ha durado mucho la conversación. Mañana iré a verla. Mientras tanto, en el mundo real, esta noche tengo una cena con el viejo Seoane. El muy cabrón puso a la venta el libro de relatos durante mi período en coma y ha logrado vender lo imposible. De hecho, se ha convertido en mi libro más vendido y todos nos hemos hecho un poquito más ricos. Parece que el agua vuelve a su cauce natural.
No he follado desde antes del coma y noto como si los huevos me pesaran un quintal. Así que he llamado a una de esas casas de putas de lujo, que te mandan a una señorita que va a tu casa con ropa sexy pero glamourosa y te entretiene de buena gana e incluso te da conversación. Una tal Anna se supone que está en camino. Morena, metro setenta y tres. No se más. Igual es la hija bastarda de algún magnate de la construcción arruinado, acostumbrada al lujo y esas cosas. Estar solo tiene cosas buenas.
Siguiente:
1- Llega Anna y follamos de forma convencional. Sin estilismos ni estiramientos previos.
2- Voy a cenar con el viejo Seoane. Hablamos de ventas y beneficios.
3- Mientras cenamos suena el teléfono. Es Claudia. Quedamos para vernos al día siguiente y mirar unas fotografías.
4- Estoy erecto.
5- Llama Roberto, un amigo del viejo. Vamos a su casa a beber whisky. Vomito sobre la alfombra del salón y todos (el viejo Seoane, Roberto, Esther, María y Andrés, todos amigos del viejo Seoane) ríen.
6- Todos me caen mal menos el viejo y me voy a casa.
7- Llamo a Eva por la mañana y me vuelve a decir que no le gusta hablar por teléfono porque no logra concretar el tono de su interlocutor y se siente abrumada por las posibles coñas que se puedan estar efectuando al otro lado del hilo.
8- Voy al hospital. Ya le han quitado las vendas de la cabeza y compruebo que es una bella mujer de rasgos delicados y piel de porcelana. La cicatriz le sienta bien.
9- Hablamos del películas de Peter Sellers. Ella dice que no le gusta el papel de presidente de los Estados Unidos en la película de Kubrick porque le inquietan las calvas postizas sobre la cabeza de Sellers, que le da miedo en todos los papeles de esa película, porque dice que hay un matíz oculto en su mirada.
10- Le doy un beso en la frente y me voy a mi casa a comer.
11- Llamo a Claudia y le digo que venga a casa si no le importa. Acepta.
12- Vuelvo a estar empinado.
Piloto Automático (¿puedo saludar?)
Tengo frío desde hace más de mes.
Es una especie de adicción.
Tengo la necesidad de teclear
y rellenar páginas con descripciones,
contar por contar cosas que
no son reales pero lo parecen,
aunque no tenga nada que decir.
Y eso es lo que me pasa ahora.
Tengo que rellenar muchas hojas en blanco
(tictacteo sobre el cursor vertical de la parte derecha de la pantalla
y miro la infinidad de hojas en blanco que podría llenar de mierda)
y no tengo ninguna anécdota
o historieta en mente para proyectar.
Voy suprimiendo párrafos entrecortados
que no tienen nada que ver con el siguiente.
Un espejo que se agita sobre su cáncamo en medio de un terremoto.
Intento poner en orden todo este endo-desorden
aunque no sepa muy bien si merece la pena.
Eso no me importa,
yo sigo tecleando
e intentando encontrar en lo más dormido de mi cabeza
un pequeño concepto sobre el que enfocar el foco
y dejar que proyecte sobre el papel
su propia sombra chinesca, ya lo he dicho.
Un caballo que relincha
con el culo tan abierto
como la boca.
Y si se da el caso de que no encuentro ningún concepto aprovechable,
no me desanimo lo más mínimo
por la curiosa razón de que no se puede matar un muerto
o cerrar dos veces una puerta,
sino que pienso que ya he aprendido
el matiz nuevo y bueno
que se aprende o desaprende todos los días.
Hoy he aprendido que comprobar
se escribe con be de Beligerante.
El camino del cementerio
que se inunda de malas hierbas
en cuanto llega la estación llorosa.
La pregunta que se formula todos los días:
¿Puede cualquier persona encajar con cualquier persona
si se dan las circunstancias externas apropiadas?
La respuesta está cada vez más borrosa.
Soy consciente de que Nunca he visto mi silueta alejarse desde atrás.
Afirmo que nunca he tenido un doble espejo
para ver como tengo el pelo en la coronilla.
¿Se puede encontrar tranquilidad dentro de la inestabilidad emocional?
Los cangrejos más que de espaldas caminan de lado
mientras que los perros lo hacen en zig
o en zag.
Los días que me apetece contar algo que ya ha pasado
son días extraños
en los que suelto las primeras hojas en un mismo golpe de tos.
Luego la tos cesa y llega
la congestión nasal abdominalmente conjuntivítica
y se pierde la exactitud y la parsimonia:
empiezo a ametrallar
deseando acabar cuanto antes
porque al no poder respirar por la nariz
e hiperventilar la parte frontal del cerebro,
gano en consciencia.
Me ocurre lo mismo con las personas.
¿Puede cualquier persona ser consciente a diario
del paso del tiempo
y permanecer tranquila
si se daba el caso de que
anteriormente lo estaba?
Si no se tiene pareja
el domingo es el peor día, dijo Domingo.
¿Se puede sobrepasar el colmo de los colmos
sin dar la vuelta por completo
y salir al mismo lado?
Esta respuesta está cada vez más clara.
Es probable
(la gente que teme pecar de sabihondo
siempre utiliza este tipo de palabras)
que la Adicción sea la primera fuerza de choque.
¿Se considera La Vida una adicción al oxígeno y al agua?
Ser adicto es tan relativo como ser cristiano.
Todos buscamos El Perdón,
por eso no me gusta y no me parece lícito
que ninguna organización se apropie de la genética humana
y la convierta en credo.
Es normal sentirse poca cosa y feo:
las teclas más borrosas de mi teclado son:
A-D-E-F-E-S-I-O.
Si tengo frío desde hace más de un mes
es porque aplico todo esto a mi relación para/con/contra el mundo.
Una especie de león de otro planeta
con melena negra
como de plumas sucias de águila
entrelazadas
que mira de reojo desde un rincón a su presa
y le pide permiso para la emboscada.
Eso es justo lo que quería decir desde el principio.
Es una especie de adicción.
Tengo la necesidad de teclear
y rellenar páginas con descripciones,
contar por contar cosas que
no son reales pero lo parecen,
aunque no tenga nada que decir.
Y eso es lo que me pasa ahora.
Tengo que rellenar muchas hojas en blanco
(tictacteo sobre el cursor vertical de la parte derecha de la pantalla
y miro la infinidad de hojas en blanco que podría llenar de mierda)
y no tengo ninguna anécdota
o historieta en mente para proyectar.
Voy suprimiendo párrafos entrecortados
que no tienen nada que ver con el siguiente.
Un espejo que se agita sobre su cáncamo en medio de un terremoto.
Intento poner en orden todo este endo-desorden
aunque no sepa muy bien si merece la pena.
Eso no me importa,
yo sigo tecleando
e intentando encontrar en lo más dormido de mi cabeza
un pequeño concepto sobre el que enfocar el foco
y dejar que proyecte sobre el papel
su propia sombra chinesca, ya lo he dicho.
Un caballo que relincha
con el culo tan abierto
como la boca.
Y si se da el caso de que no encuentro ningún concepto aprovechable,
no me desanimo lo más mínimo
por la curiosa razón de que no se puede matar un muerto
o cerrar dos veces una puerta,
sino que pienso que ya he aprendido
el matiz nuevo y bueno
que se aprende o desaprende todos los días.
Hoy he aprendido que comprobar
se escribe con be de Beligerante.
El camino del cementerio
que se inunda de malas hierbas
en cuanto llega la estación llorosa.
La pregunta que se formula todos los días:
¿Puede cualquier persona encajar con cualquier persona
si se dan las circunstancias externas apropiadas?
La respuesta está cada vez más borrosa.
Soy consciente de que Nunca he visto mi silueta alejarse desde atrás.
Afirmo que nunca he tenido un doble espejo
para ver como tengo el pelo en la coronilla.
¿Se puede encontrar tranquilidad dentro de la inestabilidad emocional?
Los cangrejos más que de espaldas caminan de lado
mientras que los perros lo hacen en zig
o en zag.
Los días que me apetece contar algo que ya ha pasado
son días extraños
en los que suelto las primeras hojas en un mismo golpe de tos.
Luego la tos cesa y llega
la congestión nasal abdominalmente conjuntivítica
y se pierde la exactitud y la parsimonia:
empiezo a ametrallar
deseando acabar cuanto antes
porque al no poder respirar por la nariz
e hiperventilar la parte frontal del cerebro,
gano en consciencia.
Me ocurre lo mismo con las personas.
¿Puede cualquier persona ser consciente a diario
del paso del tiempo
y permanecer tranquila
si se daba el caso de que
anteriormente lo estaba?
Si no se tiene pareja
el domingo es el peor día, dijo Domingo.
¿Se puede sobrepasar el colmo de los colmos
sin dar la vuelta por completo
y salir al mismo lado?
Esta respuesta está cada vez más clara.
Es probable
(la gente que teme pecar de sabihondo
siempre utiliza este tipo de palabras)
que la Adicción sea la primera fuerza de choque.
¿Se considera La Vida una adicción al oxígeno y al agua?
Ser adicto es tan relativo como ser cristiano.
Todos buscamos El Perdón,
por eso no me gusta y no me parece lícito
que ninguna organización se apropie de la genética humana
y la convierta en credo.
Es normal sentirse poca cosa y feo:
las teclas más borrosas de mi teclado son:
A-D-E-F-E-S-I-O.
Si tengo frío desde hace más de un mes
es porque aplico todo esto a mi relación para/con/contra el mundo.
Una especie de león de otro planeta
con melena negra
como de plumas sucias de águila
entrelazadas
que mira de reojo desde un rincón a su presa
y le pide permiso para la emboscada.
Eso es justo lo que quería decir desde el principio.
DIARIOS SELECCION NUMERO 1
11 de Julio
Hoy ha sido un día horrible. Ha estado lloviendo desde las diez y media de la mañana hasta las nueve de la noche. El cielo estaba rojo como en esas postales de atardeceres paradisíacos. Ha sido un atardecer contínuo y mojado. No ha parado de llover ni siquiera diez minutos mientras iba a casa de Vladimir. Vive en un piso realmente pequeño, estilo buhardilla pero sin tejado inclinado. El piso consta de un salón con cocina incorporada, un cuarto de baño minúsculo y una habitación no más grande que lo necesario para instalar una cama y un armario individual. Es una antígua portería reconvertida en estudio, lo que quiere decir que está en la planta baja del edifício (tiene que resultar extrañísimo vivir en un edificio y no haber usado nunca el ascensor).
Se me ha mojado el pelo de camino a su casa y mis dos horas de secador no han servido para nada porque los bucles se han desinflado hasta quedar pegados a mi frente. Te preguntarás por qué no he cogido un paraguas antes de salir. Pues bien, todo es culpa de mi madre, que siempre se olvida los paraguas en la oficina y esta mañana solo quedaba uno negro que pertenecía a mi abuelo y se lo ha llevado, dejándome a mí sin paraguas. He pensado en salir con un periódico y ponermelo en la cabeza, como si fuera una mujer atareada que acaba de salir de su despacho en el ático de un gran edificio de oficinas, una de esas grandes mujeres que no tienen tiempo de pensar en paraguas y utilizan el periódico o la maleta o una carpeta para guarecerse levemente de la lluvia, pero he rechazado la idea no se muy bien porqué.
Me he quedado a comer en casa de Vladimir. Hemos preparado juntos una gran ensalada de pasta con tomate fresco, maíz, palitos de cangrejo, trocitos de salmón ahumado, cebolla, patata cocida y trocitos de queso gruyere. Vladimir siempre tiene un montón de cosas raras en la nevera. Cosas como brócoli y salsas extranjeras picantes, en cambio no tiene muchas cosas de las que predominan en las casas normales. Nunca he visto un solo huevo en su nevera, o un bote de ketchup, o margarina o espaguettis sobrantes del día anterior. Igual es que los rusos son todos así, no se.
Me gusta estar con Vladimir porque me siento protegida, como si fuera mi spiritual adviser o algo similar. Además está bien bueno, porque es gimnasta (está aquí por una beca), especialista en barra fija y anillas. Tiene unos brazos descomunales y cuando te agarra por la cintura y te levanta un palmo del suelo mientras te dice "mucha alegría verte" con esa boca europea y esos ojos verdes, te derrites.
Vladimir y yo no somos novios pero a veces tenemos relaciones sexuales cuando se nos va un poco la mano con el alcohol o cuando alguno de los dos se encuentra en un momento bajo y necesita inconscientemente un poco de sexo.
Después estuve en la tienda de Ariadna comprando incienso en conos, velas perfumadas y una figurita antiestrés en forma de vaca. Me contó que lo había dejado con su novio (un militar de casi 35 años) y yo le estuve diciendo que me parecía lo mejor porque ese hombre ocultaba algo malo, se podía ver en su mirada.
Mañana va a ser un buen día porque vamos a ir todas al Ecstasy, una discoteca muy de moda. Probablemente quedemos en casa de Amanda, que vive sola, y nos arreglemos todas allí y hablemos de nuestras cosas. Mira que me gustan esos ratos muertos que pasamos maquillándonos y riéndonos de las actitudes de los chicos y de las últimas noticias de nuestros artistas preferidos. Son impagables.
Mañana por la mañana me depilaré las ingles y el bigote, bueno yo no, iré al centro de estética del que soy socia. Es un centro maravillosamente decorado.
Mi madre dice que para agosto va a alquilar un apartamento en la playa, que no haga muchos planes o que si los hago, que cuente con el apartamento, que lleve a mis amigas si quiere, pero que no la deje sola mucho tiempo, y es que desde que se separó de papá se agobia cuando se queda sola en casa y enseguida la pillo llorando y mirando fotos. Yo le he dicho que se lleve a su amiga Marie al apartamento, que también está divorciada y no tiene obligaciones ese mes (por suerte su ex marido es un nombre muy rico y le pasa una pensión astronómica).
Esta tarde me llamó Sylvia. Me contó la movida del aparcamiento (ya me había comentado algo Marie). Según me ha dicho casi la viola un borracho: estaba en el aparcamiento de la discoteca sacando la llave del coche del bolso y se le acercó un borracho por detrás sigilosamente y se le echó encima diciéndole que era una guarra y que la había visto toda la noche mirándole el paquete. ¡Qué asco de borrachos! Menos mal que cerca del lugar había un grupo de chicos bebiendo y escuchando música con el capó del maletero abierto y acudieron al rescate. Le pegaron una paliza al borracho y lo dejaron allí tirado. Dice Sylvia que le rompió la blusa y se quedó con el sujetador al aire, pasó una vergüenza terrible delante de aquellos chicos, pero eran muy amables y se ofrecieron a esperar con ella a la patrulla de policía para testificar como testigos. Y así fue. Ese borracho asqueroso ahora mismo estará en una celda de la comisaría con una resaca espantosa y con la cara llena de golpes. Se lo tiene bien merecido. También me ha dicho que se intercambiaron los teléfonos y ha quedado con los chicos para el viernes por la noche ir a los chiringuitos de la playa. Dice que la acompañe, que le da palo ir sola y yo le he dicho que sí, que estoy dispuesta a ir pero si viene con nosotras Jennifer, así habrá más conversación.
Acaba de llegar mi madre de la oficina y ha traido una bolsa enorme llena de comida china. Dice que mañana no va a estar por casa en todo el día porque tiene unos informes atrasados que entregar, que vaya a comer donde quiera o que encargue comida a domicilio. Genial. Llamaré a Anna para comer y así le cuento el plan del viernes con los chicos del aparcamiento. Anna es una chica estupenda, creo que mi mejor amiga. De pequeña estaba muy acomplejada porque no tenía tetas, pero desde que se operó es una persona completamente distinta y maravillosa. Es la persona más jovial y felíz que conozco, siempre hemos sido como hermanas y mi madre la adora.
La semana que viene he quedado para comprar ropa con ella, ya que tenemos unos estilos muy muy muy parecidos y muchas veces, sin haberlo hablado, coincidimos en ponernos camisetas del mismo color o complementos idénticos. Como aquel día que quedamos con unos chicos de Croacia para ir al cine y aparecimos las dos con los mismos zapatos y el mismo bolso. Casi nos morimos de vergüenza y de la risa, los chicos no hacían más que preguntarse de qué nos reíamos, seguro que pensaban que nos reíamos de su acento.
Voy a cenar, que mamá me llama a gritos. Puré de patatas. ¡Qué rico!
11 de Julio
Los pellejos de las lentejas que se quedan entre los dientes parecen garrapatas aplastadas a las que ya les has sacado toda la sangre y los miniórganos vitales.
He estado toda la mañana espiando a la vecina con los prismáticos mientras tendía la ropa y limpiaba la cocina con la ventana abierta de par en par. No es que la casa de la vecina esté muy lejos, utilizo los prismáticos para ver primeros planos de su boca, sus tetas y su culo. Apago la luz de mi cocina y permanezco agazapado frente a una pequeña rendija en la ventana. Creo que ella sabe que la espío y limpia la cocina casi todos los días para que yo la vea, incluso a veces lleva escotes poco apropiados para una ama de casa normal y corriente que se pasa la mañana arreglando el cuarto de baño y la cocina mientras su lavadora centrifuga los pantalones de trabajo de su marido. Normalmente mientras la espío sin prismáticos me hago una paja alejándome un poco de la ventana para que pueda verme. Para que pueda verme si es capaz, porque la ventana sigue con tan solo una pequeña abertura y la luz apagada (es una de esas cocinas en las que tienes que encender la luz sea la hora que sea). Pero bueno, yo le dejo esas pequeñas pistas que si es buena observadora, logrará entender. Me hago una paja mientras ella limpia los platos con guantes de látex y sus tetas se balancean con fuerza, también miro los dos pequeños cordeles que salen de la ventana para tender ropa porque siempre hay alguna que otra prenda íntima de color negro. Una vez, tendió unas bragas negras del reves y me hice una paja mirando la tela blanca de algodón del interior, donde descansa su vagina en circunstancias normales, esa zona que queda impregnada con pequeños destellos de su olor más íntimo aunque esté recién lavada. Cuando me corro, vuelvo al salón y enciendo la televisión y pongo el Discovery Channel. Me encantan los documentales. Hoy he visto:
-HIMALAYA, las puertas del cielo.
-El camino de la sabiduría, sobre la vida de recogimiento, de estudio y trabajo que llevan algunos monjes budistas.
-Reina de los cielos de África, un documental magnífico sobre unos aventureros que repiten la primera ruta aérea entre El Cairo y Ciudad de El Cabo a bordo de la réplica de un biplano de cabinas abiertas de la época de la Primera Guerra Mundial bautizado como Silver Queen.
-Peregrinación a través de Sierra Madre.
-Medusas. Me encanta este documental que ya he visto con anterioridad. La medusa es mi animal predilecto. Temida por los bañistas y odiada por los pescadores. Incluso los biólogos la han despreciado durante mucho tiempo. A todo el mundo le repugnan y es el depredador más bello y eficaz del océano. La única persona que conozco que le haya hecho bien a las medusas es Jimi Hendrix en su canción Power of soul cuando dice aquello de mira a tu alrededor y observa todas esas medusas. Dirás que flotar es alucinante, nena. Son un milagro de la naturaleza, repulsivas y bellas a la vez. Una especie de gel mucoso que baila al ritmo de las olas. No tienen ni ojos ni orejas ni cerebro y se las ingenian para influir sobre casi todos los seres que viven en el océano. No hay imagen más bella que una constelación de medusas que se desplaza a la deriva en la oscuridad, brillantes y traslúcidas, cada una diferente, con diferentes similitudes: cohetes, reegaeboys, cebollas, setas...Mi especie favorita es la Aequorea Sp., de hasta 18 centímetros de diámetro. Se encuentra en el Mar de Tasmánia, allá en Australia.
-Salvador Dalí, genio y figura.
Hoy he estado en el parque con mi bicicleta y mi pantalón corto. Sin bajar de la bicicleta me he acercado a una niña de unos diez años que jugaba con unos cacharros extraños en un banco (su madre no estaría muy lejos) y me he sacado la polla furtivamente por el lateral del pantalón corto y le he dicho ?pss, pss, mira? y la niña se ha quedado como embobada pero aterrada, y es que es increíble como, sin aún saber ni de lo que se trata, causa tanto estupor todo este asunto. La he meneado un poco arriba y abajo para que adquiriera vigor mientras la niña no dejaba de mirar, metiéndose un dedo en la boca como intentando transcribir en lenguaje comprensible para su pequeño cerebrito lo que estaba ocurriendo. A los veinte segundos de exposición me he largado a toda velocidad del parque con una excitación terrible debajo del pantalón corto.
Ya casi tengo la botella llena.
11 de Julio
Hoy me he sentado a terminar el último capítulo de la novela, una especie de moraleja amoral. He estado pensando en nuevas ideas. Un chico que se dedica a robar perros, torturarlos y comérselos cocinados con ajo y perejil, una mujer adultera que juega al sadomasoquismo sin saber realmente donde se está metiendo al frecuentar ciertos pisos francos, un empresario de la construcción que se ahorra el dinero del especialista en prevención de riesgos laborales y la idea que más me llama la atención (no porque me parezca sublime si no porque aún no logro comprender como ha podido salir de aquí) : Paciente de hospital psiquiátrico con síndrome de Asperger que escribe un nuevo tratado sobre la evolución de las especies causando la desaparición de todos los grupos de ideología nazi. Necesito tocar teta.
Cada día odio más a los lectores. Sí, generalizando lo máximo posible porque así me han demostrado ser: generalmente imbéciles. El tema es el siguiente: escribes una o dos escenas de sexo atípico, el tipo de sexo que en el fondo nos gusta a todos y no nos atrevemos a revelar conscientemente y enseguida empiezan a llegarte cartas y emails felicitándote por la hazaña y tratándote, aunque solo sea de forma liviana y reverencial, como a un perturbado sin solución que en cierta medida da pena. Luego escribes una gran historia corta sobre la degradación del ser humano y su afán de muerte y destrucción, su ensimismamiento causante de traumas adultos, su absoluta imposibilidad para amar y su trágico presente diario e infinito, y nadie parece enterarse de nada. Como si no entendieran nada a pesar de estar escrito con las mil palabras más simples del diccionario. Como si no quisieran verse personificados y alterados por alguien que ni siquiera conocen o que incluso como persona creen que no vale una mierda y está perturbado por el relato antes citado.
Que venga alguien a explicarme la incipiente y perentoria estupidez del mundo.
Mi mujer dice que opina lo mismo que yo pero no aporta nuevos datos y vías de investigación para poder darme cuenta de que sabe lo que dice. Pero se le perdona porque cuando se sube encima de mí, mueve las caderas de forma endiablada (quizás ésta sea la misma razón de mi pregunta retórica de más arriba, estoy casi seguro) haciendo que me olvide de la repugnancia diaria de estar vivo rodeado de estos chimpancés anestesiados.
He decidido que esta noche voy a empalar a mi mujer con el mango de la escobilla del váter, ya que se trata de una escena erótica contínua, espero que me lo sepa agradecer.
11 de Julio
Hoy echo de menos a todo el mundo.
Hoy siento el terrible desgarro
que deben sentir todos los ancianos
al volver a su pueblo natal
y ver los escombros de lo que fue su infancia.
Hoy siento como nunca que la vida es repugnante
y está llena de sinsabores
y recuerdos que no se recuerdan del todo.
Hoy soy la melancolía.
Lacerante sonrisa de añoranza.
Brillo de ojos de águila o de cuervo.
Hoy he visto Cinema Paradiso
Y el alma se me rompe en dos
porque dos han sido los dueños
en el pasado y en el presente.
No puedo mirar atrás y pensar en el futuro.
Veo escenas de reencuentros,
abrazos que en treinta años no se dieron
y vidas que remontaron el vuelo
por senderos diferentes
viviendo por separado el vivir.
Hoy cuando casi lloro
pienso en el presente
y todo se alivia un poco
aún sabiendo que soy la melancolía
la añoranza
el desconsuelo
el fuego de la fugacidad
y el momento breve pero intenso.
Los párpados se cierran
El arte dura poco
pero la vida es larga.
Hoy echo de menos a todo el mundo.
11 de Julio
Mi mama dice que mañana vamos a ir al zoo a ver las jirafas. Me gustan las jirafas porque tienen el cuello largo y siempre se ríen. Mi papi dice que los lobos son mejores porque cazan muy bien y antes habia muchos en los bosques de aquí. Dice que este pais es el mas rico del mundo pero yo creo que los Estados Unidos es mas rico y tienen mas peliculas. Hoy me he aprendido la tabla de cuatro. Me la se de memoria, mira
Uno por cuatro es cuatro, dos por cuatro seis, tres por cuatro doce, cuatro por cuatro dieciseis, cuatro por cinco veinte, cuatro por seis veinticuatro, cuatro por siete veintiocho, cuatro por ocho treinta y dos, cuatro por nueve treinta y seis y cuatro por diez cuarenta. Mi papi dice que cuando sea mayor voy a ser medico porque astronauta no se puede, dice que tienes que ser americano para ir a la luna y no tener caries, asi que yo me lavo los dientes todas las noches antes de dormir. Me gustaria ser americano y vivir en Greenbow , Alabama, como Forrest Gump. Tambien me gustaria ir corriendo a todos los sitios, aunque eso ya lo hago y no soy americano, pero si fuera americano mejor porque quiero comer manterquilla de cacahuete y jugar al baloncesto con mis amigos y tener amigos negros y ser normal. Mi amigo Enrique dice que en america hay edificos gigantes y la gente vive feliz y comen hamburguesas todos los dias. Yo solo como hamburguesas cuando voy con mi mami al centro a comprar ropa o zapatos y luego me lleva al burguer king y me regalan una corona y luego de postre me como un petit suisse. Me encantan los petit suisse y desde que mi madre vio el anuncio por la television siempre me da dos y no cree que me voy a poner gordo. A mi me da igual estar gordo porque cuando sea mayor voy a hacer mucho deporte y a estar cuadrado. Si cuando sea mayor me voy a vivir a Nueva York puedo ser astronauta, o bombero y coleccionar cromos de los jugadores de beisbol como los niños de las peliculas de beethoven, el perro. Si, yo quiero ser americano.
Hoy ha sido un día horrible. Ha estado lloviendo desde las diez y media de la mañana hasta las nueve de la noche. El cielo estaba rojo como en esas postales de atardeceres paradisíacos. Ha sido un atardecer contínuo y mojado. No ha parado de llover ni siquiera diez minutos mientras iba a casa de Vladimir. Vive en un piso realmente pequeño, estilo buhardilla pero sin tejado inclinado. El piso consta de un salón con cocina incorporada, un cuarto de baño minúsculo y una habitación no más grande que lo necesario para instalar una cama y un armario individual. Es una antígua portería reconvertida en estudio, lo que quiere decir que está en la planta baja del edifício (tiene que resultar extrañísimo vivir en un edificio y no haber usado nunca el ascensor).
Se me ha mojado el pelo de camino a su casa y mis dos horas de secador no han servido para nada porque los bucles se han desinflado hasta quedar pegados a mi frente. Te preguntarás por qué no he cogido un paraguas antes de salir. Pues bien, todo es culpa de mi madre, que siempre se olvida los paraguas en la oficina y esta mañana solo quedaba uno negro que pertenecía a mi abuelo y se lo ha llevado, dejándome a mí sin paraguas. He pensado en salir con un periódico y ponermelo en la cabeza, como si fuera una mujer atareada que acaba de salir de su despacho en el ático de un gran edificio de oficinas, una de esas grandes mujeres que no tienen tiempo de pensar en paraguas y utilizan el periódico o la maleta o una carpeta para guarecerse levemente de la lluvia, pero he rechazado la idea no se muy bien porqué.
Me he quedado a comer en casa de Vladimir. Hemos preparado juntos una gran ensalada de pasta con tomate fresco, maíz, palitos de cangrejo, trocitos de salmón ahumado, cebolla, patata cocida y trocitos de queso gruyere. Vladimir siempre tiene un montón de cosas raras en la nevera. Cosas como brócoli y salsas extranjeras picantes, en cambio no tiene muchas cosas de las que predominan en las casas normales. Nunca he visto un solo huevo en su nevera, o un bote de ketchup, o margarina o espaguettis sobrantes del día anterior. Igual es que los rusos son todos así, no se.
Me gusta estar con Vladimir porque me siento protegida, como si fuera mi spiritual adviser o algo similar. Además está bien bueno, porque es gimnasta (está aquí por una beca), especialista en barra fija y anillas. Tiene unos brazos descomunales y cuando te agarra por la cintura y te levanta un palmo del suelo mientras te dice "mucha alegría verte" con esa boca europea y esos ojos verdes, te derrites.
Vladimir y yo no somos novios pero a veces tenemos relaciones sexuales cuando se nos va un poco la mano con el alcohol o cuando alguno de los dos se encuentra en un momento bajo y necesita inconscientemente un poco de sexo.
Después estuve en la tienda de Ariadna comprando incienso en conos, velas perfumadas y una figurita antiestrés en forma de vaca. Me contó que lo había dejado con su novio (un militar de casi 35 años) y yo le estuve diciendo que me parecía lo mejor porque ese hombre ocultaba algo malo, se podía ver en su mirada.
Mañana va a ser un buen día porque vamos a ir todas al Ecstasy, una discoteca muy de moda. Probablemente quedemos en casa de Amanda, que vive sola, y nos arreglemos todas allí y hablemos de nuestras cosas. Mira que me gustan esos ratos muertos que pasamos maquillándonos y riéndonos de las actitudes de los chicos y de las últimas noticias de nuestros artistas preferidos. Son impagables.
Mañana por la mañana me depilaré las ingles y el bigote, bueno yo no, iré al centro de estética del que soy socia. Es un centro maravillosamente decorado.
Mi madre dice que para agosto va a alquilar un apartamento en la playa, que no haga muchos planes o que si los hago, que cuente con el apartamento, que lleve a mis amigas si quiere, pero que no la deje sola mucho tiempo, y es que desde que se separó de papá se agobia cuando se queda sola en casa y enseguida la pillo llorando y mirando fotos. Yo le he dicho que se lleve a su amiga Marie al apartamento, que también está divorciada y no tiene obligaciones ese mes (por suerte su ex marido es un nombre muy rico y le pasa una pensión astronómica).
Esta tarde me llamó Sylvia. Me contó la movida del aparcamiento (ya me había comentado algo Marie). Según me ha dicho casi la viola un borracho: estaba en el aparcamiento de la discoteca sacando la llave del coche del bolso y se le acercó un borracho por detrás sigilosamente y se le echó encima diciéndole que era una guarra y que la había visto toda la noche mirándole el paquete. ¡Qué asco de borrachos! Menos mal que cerca del lugar había un grupo de chicos bebiendo y escuchando música con el capó del maletero abierto y acudieron al rescate. Le pegaron una paliza al borracho y lo dejaron allí tirado. Dice Sylvia que le rompió la blusa y se quedó con el sujetador al aire, pasó una vergüenza terrible delante de aquellos chicos, pero eran muy amables y se ofrecieron a esperar con ella a la patrulla de policía para testificar como testigos. Y así fue. Ese borracho asqueroso ahora mismo estará en una celda de la comisaría con una resaca espantosa y con la cara llena de golpes. Se lo tiene bien merecido. También me ha dicho que se intercambiaron los teléfonos y ha quedado con los chicos para el viernes por la noche ir a los chiringuitos de la playa. Dice que la acompañe, que le da palo ir sola y yo le he dicho que sí, que estoy dispuesta a ir pero si viene con nosotras Jennifer, así habrá más conversación.
Acaba de llegar mi madre de la oficina y ha traido una bolsa enorme llena de comida china. Dice que mañana no va a estar por casa en todo el día porque tiene unos informes atrasados que entregar, que vaya a comer donde quiera o que encargue comida a domicilio. Genial. Llamaré a Anna para comer y así le cuento el plan del viernes con los chicos del aparcamiento. Anna es una chica estupenda, creo que mi mejor amiga. De pequeña estaba muy acomplejada porque no tenía tetas, pero desde que se operó es una persona completamente distinta y maravillosa. Es la persona más jovial y felíz que conozco, siempre hemos sido como hermanas y mi madre la adora.
La semana que viene he quedado para comprar ropa con ella, ya que tenemos unos estilos muy muy muy parecidos y muchas veces, sin haberlo hablado, coincidimos en ponernos camisetas del mismo color o complementos idénticos. Como aquel día que quedamos con unos chicos de Croacia para ir al cine y aparecimos las dos con los mismos zapatos y el mismo bolso. Casi nos morimos de vergüenza y de la risa, los chicos no hacían más que preguntarse de qué nos reíamos, seguro que pensaban que nos reíamos de su acento.
Voy a cenar, que mamá me llama a gritos. Puré de patatas. ¡Qué rico!
11 de Julio
Los pellejos de las lentejas que se quedan entre los dientes parecen garrapatas aplastadas a las que ya les has sacado toda la sangre y los miniórganos vitales.
He estado toda la mañana espiando a la vecina con los prismáticos mientras tendía la ropa y limpiaba la cocina con la ventana abierta de par en par. No es que la casa de la vecina esté muy lejos, utilizo los prismáticos para ver primeros planos de su boca, sus tetas y su culo. Apago la luz de mi cocina y permanezco agazapado frente a una pequeña rendija en la ventana. Creo que ella sabe que la espío y limpia la cocina casi todos los días para que yo la vea, incluso a veces lleva escotes poco apropiados para una ama de casa normal y corriente que se pasa la mañana arreglando el cuarto de baño y la cocina mientras su lavadora centrifuga los pantalones de trabajo de su marido. Normalmente mientras la espío sin prismáticos me hago una paja alejándome un poco de la ventana para que pueda verme. Para que pueda verme si es capaz, porque la ventana sigue con tan solo una pequeña abertura y la luz apagada (es una de esas cocinas en las que tienes que encender la luz sea la hora que sea). Pero bueno, yo le dejo esas pequeñas pistas que si es buena observadora, logrará entender. Me hago una paja mientras ella limpia los platos con guantes de látex y sus tetas se balancean con fuerza, también miro los dos pequeños cordeles que salen de la ventana para tender ropa porque siempre hay alguna que otra prenda íntima de color negro. Una vez, tendió unas bragas negras del reves y me hice una paja mirando la tela blanca de algodón del interior, donde descansa su vagina en circunstancias normales, esa zona que queda impregnada con pequeños destellos de su olor más íntimo aunque esté recién lavada. Cuando me corro, vuelvo al salón y enciendo la televisión y pongo el Discovery Channel. Me encantan los documentales. Hoy he visto:
-HIMALAYA, las puertas del cielo.
-El camino de la sabiduría, sobre la vida de recogimiento, de estudio y trabajo que llevan algunos monjes budistas.
-Reina de los cielos de África, un documental magnífico sobre unos aventureros que repiten la primera ruta aérea entre El Cairo y Ciudad de El Cabo a bordo de la réplica de un biplano de cabinas abiertas de la época de la Primera Guerra Mundial bautizado como Silver Queen.
-Peregrinación a través de Sierra Madre.
-Medusas. Me encanta este documental que ya he visto con anterioridad. La medusa es mi animal predilecto. Temida por los bañistas y odiada por los pescadores. Incluso los biólogos la han despreciado durante mucho tiempo. A todo el mundo le repugnan y es el depredador más bello y eficaz del océano. La única persona que conozco que le haya hecho bien a las medusas es Jimi Hendrix en su canción Power of soul cuando dice aquello de mira a tu alrededor y observa todas esas medusas. Dirás que flotar es alucinante, nena. Son un milagro de la naturaleza, repulsivas y bellas a la vez. Una especie de gel mucoso que baila al ritmo de las olas. No tienen ni ojos ni orejas ni cerebro y se las ingenian para influir sobre casi todos los seres que viven en el océano. No hay imagen más bella que una constelación de medusas que se desplaza a la deriva en la oscuridad, brillantes y traslúcidas, cada una diferente, con diferentes similitudes: cohetes, reegaeboys, cebollas, setas...Mi especie favorita es la Aequorea Sp., de hasta 18 centímetros de diámetro. Se encuentra en el Mar de Tasmánia, allá en Australia.
-Salvador Dalí, genio y figura.
Hoy he estado en el parque con mi bicicleta y mi pantalón corto. Sin bajar de la bicicleta me he acercado a una niña de unos diez años que jugaba con unos cacharros extraños en un banco (su madre no estaría muy lejos) y me he sacado la polla furtivamente por el lateral del pantalón corto y le he dicho ?pss, pss, mira? y la niña se ha quedado como embobada pero aterrada, y es que es increíble como, sin aún saber ni de lo que se trata, causa tanto estupor todo este asunto. La he meneado un poco arriba y abajo para que adquiriera vigor mientras la niña no dejaba de mirar, metiéndose un dedo en la boca como intentando transcribir en lenguaje comprensible para su pequeño cerebrito lo que estaba ocurriendo. A los veinte segundos de exposición me he largado a toda velocidad del parque con una excitación terrible debajo del pantalón corto.
Ya casi tengo la botella llena.
11 de Julio
Hoy me he sentado a terminar el último capítulo de la novela, una especie de moraleja amoral. He estado pensando en nuevas ideas. Un chico que se dedica a robar perros, torturarlos y comérselos cocinados con ajo y perejil, una mujer adultera que juega al sadomasoquismo sin saber realmente donde se está metiendo al frecuentar ciertos pisos francos, un empresario de la construcción que se ahorra el dinero del especialista en prevención de riesgos laborales y la idea que más me llama la atención (no porque me parezca sublime si no porque aún no logro comprender como ha podido salir de aquí) : Paciente de hospital psiquiátrico con síndrome de Asperger que escribe un nuevo tratado sobre la evolución de las especies causando la desaparición de todos los grupos de ideología nazi. Necesito tocar teta.
Cada día odio más a los lectores. Sí, generalizando lo máximo posible porque así me han demostrado ser: generalmente imbéciles. El tema es el siguiente: escribes una o dos escenas de sexo atípico, el tipo de sexo que en el fondo nos gusta a todos y no nos atrevemos a revelar conscientemente y enseguida empiezan a llegarte cartas y emails felicitándote por la hazaña y tratándote, aunque solo sea de forma liviana y reverencial, como a un perturbado sin solución que en cierta medida da pena. Luego escribes una gran historia corta sobre la degradación del ser humano y su afán de muerte y destrucción, su ensimismamiento causante de traumas adultos, su absoluta imposibilidad para amar y su trágico presente diario e infinito, y nadie parece enterarse de nada. Como si no entendieran nada a pesar de estar escrito con las mil palabras más simples del diccionario. Como si no quisieran verse personificados y alterados por alguien que ni siquiera conocen o que incluso como persona creen que no vale una mierda y está perturbado por el relato antes citado.
Que venga alguien a explicarme la incipiente y perentoria estupidez del mundo.
Mi mujer dice que opina lo mismo que yo pero no aporta nuevos datos y vías de investigación para poder darme cuenta de que sabe lo que dice. Pero se le perdona porque cuando se sube encima de mí, mueve las caderas de forma endiablada (quizás ésta sea la misma razón de mi pregunta retórica de más arriba, estoy casi seguro) haciendo que me olvide de la repugnancia diaria de estar vivo rodeado de estos chimpancés anestesiados.
He decidido que esta noche voy a empalar a mi mujer con el mango de la escobilla del váter, ya que se trata de una escena erótica contínua, espero que me lo sepa agradecer.
11 de Julio
Hoy echo de menos a todo el mundo.
Hoy siento el terrible desgarro
que deben sentir todos los ancianos
al volver a su pueblo natal
y ver los escombros de lo que fue su infancia.
Hoy siento como nunca que la vida es repugnante
y está llena de sinsabores
y recuerdos que no se recuerdan del todo.
Hoy soy la melancolía.
Lacerante sonrisa de añoranza.
Brillo de ojos de águila o de cuervo.
Hoy he visto Cinema Paradiso
Y el alma se me rompe en dos
porque dos han sido los dueños
en el pasado y en el presente.
No puedo mirar atrás y pensar en el futuro.
Veo escenas de reencuentros,
abrazos que en treinta años no se dieron
y vidas que remontaron el vuelo
por senderos diferentes
viviendo por separado el vivir.
Hoy cuando casi lloro
pienso en el presente
y todo se alivia un poco
aún sabiendo que soy la melancolía
la añoranza
el desconsuelo
el fuego de la fugacidad
y el momento breve pero intenso.
Los párpados se cierran
El arte dura poco
pero la vida es larga.
Hoy echo de menos a todo el mundo.
11 de Julio
Mi mama dice que mañana vamos a ir al zoo a ver las jirafas. Me gustan las jirafas porque tienen el cuello largo y siempre se ríen. Mi papi dice que los lobos son mejores porque cazan muy bien y antes habia muchos en los bosques de aquí. Dice que este pais es el mas rico del mundo pero yo creo que los Estados Unidos es mas rico y tienen mas peliculas. Hoy me he aprendido la tabla de cuatro. Me la se de memoria, mira
Uno por cuatro es cuatro, dos por cuatro seis, tres por cuatro doce, cuatro por cuatro dieciseis, cuatro por cinco veinte, cuatro por seis veinticuatro, cuatro por siete veintiocho, cuatro por ocho treinta y dos, cuatro por nueve treinta y seis y cuatro por diez cuarenta. Mi papi dice que cuando sea mayor voy a ser medico porque astronauta no se puede, dice que tienes que ser americano para ir a la luna y no tener caries, asi que yo me lavo los dientes todas las noches antes de dormir. Me gustaria ser americano y vivir en Greenbow , Alabama, como Forrest Gump. Tambien me gustaria ir corriendo a todos los sitios, aunque eso ya lo hago y no soy americano, pero si fuera americano mejor porque quiero comer manterquilla de cacahuete y jugar al baloncesto con mis amigos y tener amigos negros y ser normal. Mi amigo Enrique dice que en america hay edificos gigantes y la gente vive feliz y comen hamburguesas todos los dias. Yo solo como hamburguesas cuando voy con mi mami al centro a comprar ropa o zapatos y luego me lleva al burguer king y me regalan una corona y luego de postre me como un petit suisse. Me encantan los petit suisse y desde que mi madre vio el anuncio por la television siempre me da dos y no cree que me voy a poner gordo. A mi me da igual estar gordo porque cuando sea mayor voy a hacer mucho deporte y a estar cuadrado. Si cuando sea mayor me voy a vivir a Nueva York puedo ser astronauta, o bombero y coleccionar cromos de los jugadores de beisbol como los niños de las peliculas de beethoven, el perro. Si, yo quiero ser americano.
NO ES FACIL DECIR TE QUIERO
?Siempre he sido un enamorado de las teclas negras del piano. Todos esos bemoles y sostenidos mirándote como dientes negros llenos de maldad con esos sonidos del delta del Mississippi de la década de los 50. No se pueden usar a la ligera, de hecho yo nunca me he atrevido, porque prefiero estar en silencio e inventar melodías simples de cuatro acordes puros antes que pecar de pretencioso, algo que me gusta mucho de mí mismo, teniendo en cuenta todos esos pseudomúsicos que van de listos y llevan pantalones gastados y descoloridos no por el continuado y húmedo uso extremo como las estrellas de rock de los 60-70, sino por haber sido comprados así. Ya sabes a quienes me refiero.?
Quien le dijo esto a Sarah no era su novio rockero, un chico alto y desgarbado, baterista de un grupo de moda.
?También soy de los que piensan que las actitudes están inversamente ligadas con las aptitudes, ya me entiendes. Todas esas poses y esos desmanes puñeteramente estudiados no son más que proyecciones interiores de sus inseguridades como personas abyectas y como artistas de pseudosalvajismo animal. Sabes que soy uno de esos idealistas inconformistas y casi equilibristas en mi materia que piensa que no son necesarias esas apariciones en público con estrellas del porno o groupies de pelo ralo y contractualmente nihilistas...perdón por los adverbios de modo terminados en ?mente, no es mi intención subrayar contínuamente (joder, ha vuelto a salir otro) y sobrevalorar mis preferencias, me conoces de sobra y sabes que no es mi intención, ¿verdad??
Quien le dijo esto a Sarah no es su mejor amigo Martin, un chico alto y desgarbado, guitarrista extremo de un grupo desconocido, que se raja el pecho con una cuchilla de afeitar antes de comenzar a tocar los primeros acordes de su canción favorita, que curiosamente es la única que ha compuesto íntegramente.
?Puede que tengas razón al pensar que no es más que un enorme juego de distracción pero puede que tengas razón (y aquí es donde inserto mi opinión) por el simple hecho de que te sirve como excusa y razonamiento válido (que no veraz) para centrarte en otras cosas menos perentorias. No quiere decir que te vea como una persona anodina y analfabeta que no sabe ni por donde anda, de esas chicas que solo quieren pasarlo bien en la escena en la que participan furtivamente, no. No es eso lo que quiero decir y espero que me comprendas. Te veo como una chica de su época. Una chica pseudopreocupada por las fatalidades de las noticias internacionales, inteligente de grado medio, de figura exquisita, ya sabes...buenas tetas, culo tremebundo y grandes movimientos de caderas. ¿Sabes? Siempre me han gustado mucho tus tetas. Son como de gelatina con la forma de una cuchara por arriba y de un globo lleno de agua por abajo. Imagino que ya sabes porque siempre te miro cuando te pones esos bikinis de forma triangular cuando vamos todos juntos a la playa y tu novio y sus amigotes se quedan bebiendo cerveza y comiendo ganchitos bajo las sombrillas y nosotros nos metemos en el agua. Siempre me han encantado esos momentos en los que tú, tus amigas y yo, nos bañamos y nadamos un rato hasta la boya, o jugamos a las peleas y te subes a mis hombros (juego que no le gusta nada al socorrista que como ya sabrás, más de una vez he tenido que comentarle que no se preocupe por nosotros, que hace unos cinco veranos yo trabajaba en su puesto y tengo grandes nociones de salvamento marino) y yo te agarro por los muslos y pasas los piececillos por detrás de mis costillas hasta la espalda. Para qué voy a engañarte, disfruto mucho de esos momentos en los que rozas tu vientre y tu culo y tu pubis por mi nuca y mi pelo. Supongo que esto también lo sabrás porque creo que eres una chica muy observadora, no tanto como yo, pero si de grado medio.?
Quién le dijo todo esto a Sarah no era su ex novio Tommy, aficionado al ciclísmo de montaña en su vertiente más salvaje: descenso libre. Un tipo alto y desgarbado con mirada incandescente y piernas esculpidas en piedra.
?No quiero que pienses que intento alejarte de nadie ni de nada. Ha de quedar bien claro (yo creía que ya lo estaba desde el principio de los tiempos) que tu vida es muy diferente a la mía aunque no lo parezca y no pretendo lavarte el cerebro con palabras pseudometafísicas para que acabes pensando como yo quiero y creo que es la manera correcta de pensar y actuar. No, no es mi intención, ya lo sabes. Como también sabes que sería horroroso que acabaras siendo un personaje como yo, mas que nada porque te deseo lo mejor. Suena irónico pero no lo es, créeme.
Bueno, creo que te he dicho mil veces que me encanta estar contigo en esos juegos clandestinos que tanto nos gustan y que no serian puñeteramente diferentes si fueran realizados con otras personas, ¿verdad? Se perdería todo el morbo, ya me entiendes, porque ya no estaría presente el concepto furtividad. He repetido esa palabra a propósito para que relacionaras unas cosas con otras, ya que pienso que no son tan distintas como parecen, aunque eso lo explicaré más tarde si no te importa.
También te he comentado que siempre me pones a cien, aunque a veces no lo exprese, pero vamos, tengamos en cuenta que de eso se trata. De no expresar nuestras perversiones delante de los demás al menos de momento. Sabes tan bien como yo que tu círculo de amistades (y mucho menos el garrulo de tu novio) no aceptaría semejante revelación y si lo hiciesen, es decir, si lo aceptaran aún sin entenderlo, nada volvería a ser como antes porque todos intentarían aprovecharse de ti, ya que es comúnmente conocida la habilidad de los estúpidos de tus amigos a confundir la velocidad con el tocino.?
Tampoco se trata de Jessica, la compañera de trabajo de Sarah, una chica rubia platino de culo respingón y acento ridículo debido a un accidente de tráfico que le atrofió la mandíbula.
?Guardo todos nuestros encuentros sexuales como oro en paño en el mejor cajón de mi memoria. Uno de mis favoritos fue aquel en el restaurante de Marga, ¿recuerdas? Fuimos al baño de caballeros y te pusiste en cuclillas al lado del urinario de pared e insististe para que meara en tu boca. Evidentemente yo no dudé ni un segundo, no se si recuerdas mi cara pero he de decir que casi me desmayo de emoción. En menos de diez segundos ya tenías la boca llena de orina y tragaba todo lo que podías y los ojillos se te pusieron rojos. Luego apunté más arriba, concretamente apunté a tu frente, y cerraste los ojos, aún con la boca abierta para engullir todo lo que cayera. Recuerdo aquellos mechones de pelo pegados a tu frente y tu blusa mojada y caliente. Cuando acabé de mearte escupiste un poco, más que nada por acto reflejo, y te quitaste el meado de los ojos con la mano derecha, que luego introciste en tu boca (no entera si no poco a poco, imagino que te acuerdas) para chupar los últimos restos. Recuerdo que después de la micción te acicalaste frente al espejo e intentaste secar lo mejor posible la blusa con el secador de manos. Cierro los ojos y puedo ver la cara de Marga cuando salimos. Puede que se oliera algo... esto si que era ironía.?
No se trata del vendedor de enciclopedias que fue su amante durante nueve meses, un chico alto y desgarbado con granos en la cara y pene enorme.
?El tema es el siguiente: Llegué diez minutos tarde. Solo diez minutos tarde y ya no estaba. Sí, ya se que Cindy es una chica muy tonta que no mira más allá de su ombligo pero, debes reconocer que la espera merecía la pena. No por mis dotes de amante ni por mi cartera llena de dinero, ya sabes que nunca menciono esas cosas si no son necesarias. Me refiero al material de primera que le llevaba. Sabiendo lo viciosa que es, no entiendo como pudo marcharse sin esperar ni siquiera media hora, me resulta incomprensible. Además, qué te voy a contar, tu estabas presente el día del incidente con Rob, el amigo de Tommy. No hace falta que te recuerde que esa chica se metió toda la coca de Rob y luego no paró de incordiar hasta que Rob, Tommy, James y aquel chico medio autista que no recuerdo el nombre, se la follaran por turnos. No me mires con esa cara porque ya se que no hay nada malo en ello, ¿a mí me lo vas a decir? Claro que no la critico por follarse a cínco mequetrefes puestos de anfetas, no es mi estilo. Lo que intento decirte es que esa chica es lo más egoísta que me he echado a la cara y no entiendo como se fue sin esperarme diez minutos, cuando sabía de sobra que le llevaría más de dos gramos de speed a cambio de un poco de información sobre su amiga Esther, la del Factory...Creo que no conoces a Esther si mi mente no me falla.?
Quien le dijo todo esto a Sarah no fue Steve, jugador de póker y bebedor de absenta. Un chico alto y desgarbado que creía vivir en el renacimiento y llevaba camisas de la época.
?...como aquel día en casa...?
Quien le dijo todo esto a Sarah es su hermano Alex, un chico alto y desgarbado de 32 años, empresario (hace tres años montó su primera empresa, una galería de arte convertible en club nocturno).
?...aquella vez cuando los papás estaban durmiendo la siesta en el sofá y fuimos a la cocina a juguetear. Llevabas puesto tu pijama rosa claro y nada más debajo. El detalle que hizo que te hiciera un poco de daño, a pesar de mi voluntad, ya sabes, fue tu expresión y tu cara de placer cuando te sentaste sobre la encimera, abriste las piernas y las pusiste a los lados (ibas descalza) y yo te masturbé por encima del pantalón del pijama, a veces, introduciendo un dedo hasta el fondo. Es curioso que no te quejaras en ningún momento, ya que eso debió dolerte un poco, la tela del pijama ahí dentro debe secar mucho la zona y la fricción no debe ser del todo agradable. Tampoco te quejaste cuando te quité el pantalón del pijama y te introduje una cuchara de madera por la vagina (una de esas cucharas que utiliza mamá para remover la sopa o los espaguettis a la carbonara) y otra por el culo. Eres una chica entrenada, de eso no hay duda porque incluso removí un poco dentro de tus orificios y saltabas de placer y de dolor, pero no te quejabas. Estuvo bien esa sobremesa, nunca mejor dicho. Luego practiqué un poco de sexo oral sobre tí durante media hora, antes de ir al salón y desde detrás del sillón para que no pudieran vernos los papás (aunque estaban dormidos todas las precauciones son pocas), eyacular sobre tu frente. Si recuerdas algunos detalles podrás llegar a la conclusión de que aquel día fue un gran día?
Sarah tiene 19 años. Es una chica bajita y con mucho desparpajo.
?No me parece del todo bien lo que hizo Daniel aquel día. No por nada en especial que nos incumba, más bien por decendia común. No me gusta tener que notar ese cosquilleo en las mejillas que va subiendo hasta los ojos. Hablo de vergüenza ajena. Aquello fue bochornoso, no si se lo recuerdas con exactitud (si no es así mejor) pero todo el mundo que estaba presente se sentía fatal, no por pena ni por inercia, si no por asco. Daniel es un asqueroso, ya deberías saberlo. No aporta nada bueno a vuestro grupito de amigos. Puedo entender que tu novio y los de su grupo se crean los Motley Crue o los Turbonegro y vayan por la calle con esas pintas y esas actitudes que verdaderamente no son sinceras pero lo que no puedo reconocer y aceptar y tolerar es que Daniel se crea el súmum del estilo de vida rockero. Me niego tanto como se niega cualquier persona sensata con dos dedos frente. Ya se que tú no sabías lo que estaba ocurriendo porque estabas más tiempo en el retrete que en salón pero créeme si te digo que me entraron ganas de arrancarle la cabeza y hacerme una taza para el desayuno con ella. El puto Daniel se pasó toda la noche hablando de discos que ni siquiera ha escuchado, créeme. Diciendo frases sacadas de críticas de revistas de mierda. Y si no me crees solo tienes que prestar atención a lo que voy a decirte a continuación.
Llegado un punto sin retorno, me acerqué a Daniel, que en ese momento estaba hablando con tu novio y con Jimmy, el cantante de Empire, y le pregunté lo siguiente. Le dije ?qué te parece el corte seis del disco And the circus leaves towm de Kyuss, No way to scape...?
¿Quieres saber lo que dijo? Bueno, pero antes quiero que sepas que no te estoy contando todo esto para que te crees una opinión infundada sobre Daniel. No es así, y lo sabes. Pretendo contarte una pequeña anécdota que revela la verdadera naturaleza de ese engendro que solo sabe perder el tiempo. Bueno, su respuesta fue algo así como ?Ah sí...No way to scape me parece la segunda mejor canción del disco después de Hurricane, el verdadero corte estrella de ese disco, sin duda el mejor de Kyuss.?
Entiendo que no veas nada raro en su respuesta porque nunca has escuchado una sola canción de ese grupo. Entiendo tu postura no sabes cuanto. Lo que no puedo comprender por más que me esfuerce es que Daniel diga esas cosas con esa cara de complicidad y seguridad cuando Kyuss no tiene ninguna canción que se llame No way to scape y cuando todo el mundo sabe que el corte número seis de ese disco se llama El Rodeo y es famoso por la guitarra del principio que toca los acordes de Black dePearl Jam. ¿Entiendes lo que te quiero decir? Pues juzga tu misma?
Sarah y su hermano Alex han tenido relaciones sexuales desde que tiene (Sarah) 15 años.
?Imagino que guardarás en tu memoria nuestro primer encuentro sexual. Esas cosas no se suelen olvidar en la vida,¿verdad? Fue una noche de verano en mi habitación. Recuerdo que yo estaba tumbado de lado sobre la cama, leyendo un comic de Hulk. Ya se que por aquellos entonces tenía 28 años y estaba a punto de abrir la galería, pero bueno, todavía sigo leyendo, hoy en día, aquellos comics de mi infancia, ya sabes que siempre me ha encantado Hulk y Thor. Entraste en mi habitación porque estabas aburrida y yo te dije que podías quedarte a leer los comics conmigo, había suficientes para no tener que esperar a que acabaras uno para cogerlo yo, además yo no estaba centrándome en la historia (que me sé de memoria) si no más bien estudiando las viñetas y los planos. Te tumbaste bocaabajo sobre la parte inferior de la cama, apoyada sobre los hombros y curvando la espalda. Al cabo de media hora de preguntas sobre el pasado de los personajes me dijiste algo así como ?hermano...se te sale...? y señalaste mi pantalón corto de atletismo. Estabas completamente roja y tenías los ojos brillantes porque se me había salido un testículo por el lateral. Recuerdo que yo te dije ?tranquila, no tienes que ponerte tan colorada por algo así, soy tu hermano y además dentro de unos años te hartarás de verlos? y te sonreí fugazmente.?
Alex tiene novia. Katie, una chica de 29 años de pelo rizado y oscuro, ojos marrones muy grandes, como de gato, y labios carnosos y siempre mojados. Se aman como Adán y Eva deberían haberse amado, pero no pudo evitar seguir teniendo encuentros con su hermana.
?Nunca me han gustado las películas de Tarantino, creo que te lo comenté una noche que estábamos viendo Jackie Brown en casa de Tommy con Esther, Cindy y dos o tres más. Tarantino tampoco me parece sincero del todo. Me parece la típica persona (aunque con mucha más fortuna) que edulcora todas sus visiones, porque no niego que sus películas son visiones, para parecer más enfant terrible de lo que es. Si no, solo tienes que ver la escena de Los 88 Maníacos en Kill Bill Vol.1.
Pero en el fondo, a pesar de lo que pueda parecer, es una de las personas que mejor me caen en toda America , fíjate lo que te digo.?
Katie no tiene relaciones sexuales con otros hombres. Tiene un consolador doble de color negro.
?Tú volviste a mirar el cómic y dijiste algo como ?ya... pero me da vergüenza?. Yo miraba de reojo tu cara y tu gesto, entendiendo que estabas deseosa de hablar de esos temas conmigo (algo que pude corroborar más tarde) y dije ?Sarah, ¿no has tenido todavía relaciones sexuales con nadie??. En ese momento pusiste cara de desconcierto y no sabias si darle prioridad al pensamiento emergente que decía que ya era hora de empezar follar o a ese otro pensamiento que te decía que eras una niña que todavía jugaba con muñecas a escondidas. No me equivocaba, ¿no?
Tu respuesta fue ?No...pero tengo un amigo especial...nos besamos?. Me encantó esa revelación porque era la prueba de que estabas dejándote llevar y quizás entendiendo muchas cosas y me gustaba sentirme útil. Te dije ?pero imagino que te masturbarás de vez en cuando, como todo el mundo, chicos y chicas.? Entonces dijiste aquello de ?qué vergüenza contarnos esto...bueno, sí, si que me masturbo, pero pocas veces.? ?Es algo muy natural, no tienes porqué avergonzarte, te repito, todo el mundo se masturba. Yo por ejemplo también me masturbo a pesar de tener relaciones sexuales con Katie. Incluso ella me masturba a veces, y yo a ella. No hay que excluir la masturbación de las conductas sexuales, Sarah, es una tontería porque es algo muy placentero y puedes hacerlo casi en cualquier lugar y estando completamente solo. Además es muy divertido.? Volví a sonreirte, ¿recuerdas? Y rápidamente te miré la boca. Tú estabas mirando de forma intermitente el comic de Hulk y mi cara, poco a poco te ibas soltando y sintiéndote más cómoda. ?Sí, es verdad eso, pero mis amigas nunca lo reconocen, parece como si fuera de guarras masturbarse.? Puede que te resulte abrumador que recuerde toda la conversación al completo pero así es. Tengo una memoria elefantiásica y esa escena fue importante para ambos, ya lo sabes, además tú también recordarás la conversación entera, estoy seguro.
?No tienes que hacer caso de todo lo que digan tus amigas e incluso tu misma. Estás en una edad por la que yo ya he pasado y puedo decirte que muchas cosas que crees ahora obvias e irrefutables, dentro de unos pocos años te darán hasta vergüenza recordar. Eso de la masturbación es típico en tu edad, especialmente en las chicas. En los chicos es muy diferente, de hecho a veces hasta nos reuníamos unos cuantos para masturbarnos en grupo, haciendo un corro. Te parecerá increíble pero seguro que tu amigo especial, hace un año o dos se masturbaba en círculo con sus amigos.? Dije todoeso para intentar quitarle seriedad al tema, porque no es nada serio a mi modo de ver las cosas. Recuerdo que te sorprendiste mucho por esa revelación y te quedaste pensativa un buen rato. Entre medio del silencio que se creó, te dije ?te voy a contar un secreto, conoces a Andy y a Dean, ¿verdad? Mis amigos desde pequeñitos. Pues ellos, se masturbaban el uno al otro.? Abriste los ojos una barbaridad y te volviste a poner colorada. ?Pero no son maricones ni mucho. Era como si fuera un ritual, sin connotaciones homosexuales. Pura diversión morbosa. Es una lástima que entre las chicas no ocurran estas cosas con normalidad? Estabas confusa y se te notaba un montón?
Sarah jugaba a escondidas con barbies con quince años, la típica edad en la que no eres ni demasiado adolescente y suficientemente infantil.
?El otro día estuve en casa de Annabel, la amiga italiana de Esther. Menuda casa tiene. Se ve que sus padres tienen mucho dinero allá en Europa. Me contó que tienen una empresa muy famosa de componentes informáticos y todos los meses le mandan dos mil dólares para el alquiler y sus gastos. Claro, Annabel no necesita trabajar demasiado y se centra en sus estudios de informática. Empezó tarde la carrera porque su época de desorientación espiritual fue más larga y pseudoincierta de lo normal. Pues estuve en su casa porque acompañé a Esther a recoger unos discos y su ordenador portátil, que lo dejó allí la noche anterior. Annabel es una gran mujer, tiene 27 años y unos rasgos italianos que me ponen enfermo. Pero no me gusta en absoluto su forma estúpida de ver la vida y de juzgar a la gente. Siempre le dijo a Esther que para juzgar a la gente hay que venir con mucha inteligencia de fábrica, inteligencia que no tiene Annabel ni Esther. Creo que se lo montan juntas.?
Esther tuvo encuentros sexuales forzados con su padre cuando tenía 11 años.
?...como cuando tu dijiste ?seguro que tu también dejabas que te masturbara Andy? con una sonrisa picarona que me puso nervioso y activó mis hormonas. Yo te dije ?qu va, a mi nunca me ha gustado eso, aunque no lo señalo con el dedo ni mucho menos, ya sabes. Prefería masturbarme yo solito, o que lo hicieran mis novias más adelante.? Aquí hubo un largo silencio y ambos seguimos leyendo cómics, pensando en la conversación que estaba teniendo lugar. Recuerdo que se acabó el disco de Suede que estaba sonando. Dog man star. Y me levanté a elegir otro. Estuve un buen rato decidiéndome hasta que por fín pensé que poner un recopilatorio de Miles Davis sería oportuno. Si mi mente no me falla, pasó casi media hora hasta que me atreví a preguntarte aquello: ?¿No has visto nunca un pene?? A pesar de saber que probablemente estabas esperando esa pregunta me puse muy nervioso y escondí las manos debajo del cómic, lejos de tu campo de visión. Tú también temblabas un poco pero lo disimulabas muy bien. Sin levantar la vista dijiste ?...no? y suspiraste. Yo me armé de valor y dije ?Bueno, un testículo si que has visto? y solté una risilla condescendiente. Tú reíste y moviste la cabeza hacia atrás dejando a la vista tu cuello en todo su esplendor. Volvieron a pasar veinte minutos y dije sin mirarte ?¿te gustaría ver el mío??
El disco favorito de Sarah era Nevermind de Nirvana.
?Es como tomarse veinte váliums y estar teniendo el mejor coito de tu vida al mismo tiempo. Incluso ves visiones por el rabillo del ojo que luego al mirar directamente desaparecen. Hablando con sinceridad (como siempre hago contigo), no deberías probar esa mierda, hazme caso. No por lo que siempre dicen en la tele y en los sermones evangelistas. No se trata de engancharte nada más probarlo y querer más y más y verte de repente completamente inmerso en una espiral de apatía y terror de la que ya no puedes salir. No. No me refiero a eso, aunque hay mucho de cierto también. Lo que intento decirte es que no merece la pena. Fisicamente te destroza (incluso te entran las cagaleras de la muerte o el estreñimiento del fín del mundo) y mentalmente de anula. Es la droga de los perdedores, no es para ti.?
Llevar dos años esnifando cocaína no es un problema para Alex.
?Entiendo que estuvieras puñeteramente aturdida, como si estuvieras en un sueño, porque a mí me pasaba lo mismo. Y créeme si te digo que comprendo tu respuesta y tu sentimiento de culpa después. Es algo normal y que ya has digerido y racionalizado. Recuerdo que tu respuesta fue ?Esto no está bien, pero sí?. Entonces cerré el cómic y me saqué el pene por el lateral del pantalón corto. Estaba flaccido y caído como muerto. Al principio empezaste a mirar de reojo, luego te olvidaste del cómic tú también. ?Mira, está pequeña. ¿No te resulta gracioso?? Un detalle importante que tienes que tener en cuenta es el cambio de género. A partir de ahí en vez de pene empezamos a pensar en él como polla. Algo muy revelador aunque no lo parezca. Tu dijiste ?Sí, está pequeñita pero aún así es grande.? Esa frase casi me hizo perder los estribos y asaltarte. ?¿Tu crees? Yo la veo pequeña, puede crecer mucho más ¿quieres verlo??. Moviste la cabeza de arriba abajo y te dije ?cierra la puerta?. Como un rayo, volvías a estar sobre la cama, ahora sentada aponyando las manos en la colcha. ?Tengo que tocarme un poco.? Empecé a meneármela delante de ti, con tu cara a escasos 100 centímetros de la punta de mi pene. Recuerdo que en menos de 30 segundos ya estaba tiesa como un palo y tú no podías apartar la mirada y dijiste ?ahora si que es grande...madre mía...¿y todo eso...?? Sonreí y dije ?Sí, todo eso cabe, Sarah, incluso hay muchas mujeres a las que le cabe mucho más. ¿Sabes lo que quiere decir fistfucking? Es una palabra en inglés que se podría traducir como follar con el puño.? Frunciste la cara entera. ?Consiste en meter todo el puño dentro de la vagina. Imagínate si esto cabe o no?. Estabas sorprendida porque nunca pensabas que alguien pudiera meter todo eso ahí dentro. Recuerdo que tenias el pelo recogido en una coleta. ?Si quieres puedes tocarla?. No voy a explicarte la que se te pasó por la cabeza cuando oíste eso porque ya lo sabes mejor que nadie. El caso es que allí estabas, con tu mano cerrada alrededor de mi pene. El primer pene que tocabas e instintivamente movías la mano hacia arriba y hacia abajo lentamente. Al principio mirabas para otra parte porque te daba una vergüenza terrible, pero poco a poco mirabas como me estabas masturbando. Mientras tanto yo iba diciéndote cosas como ?Lo haces muy bien, nadie diría que es la primera vez?. Tu dijiste ?hombre, no es muy dificil que digamos, es como si estuvieras inflando una rueda de bicicleta con el bombín?. ?Sí, algo así...?
Al minuto y medio dijiste ?lo difícil debe ser...ya sabes, meterse todo eso en la boca?.
Debo reconocer que casi eyaculo prematuramente al oirte decir eso. No podía imaginar que tú, la hermanita pequeña que llevaba al parque de los columpios, estuviera a punto de aprender a chupar un pene con mi propia herramienta. Sí, resulta gracioso, lo se. ?Si quieres puedo enseñarte, aunque hay algunas chicas que no les gusta el sabor o como huele. Pero creo que eso no importa mucho.? ?A mí si me gusta como huele. Bueno, no me gusta como huele pero no se, siento que sí que me gusta?. ?Te entiendo perfectamente. Tienes que poner la boca en forma de o, todo lo grande que puedas y esconder los dientes para no hacerme daño. Luego chupas la punta como si fuera una helado, succinando y pasanlo la lengua. Es importante saborear y que el chico sepa que estás saboreando. No te esfuerces por metertela toda en la boca porque no te va a entrar, tienes la boca pequeñita, también puedes lamerla entera de abajo hacia arriba y también los testículos...se puede hacer muchas cosas. Prueba?. Fue una gran tarde, ¿verdad?Luego me la chupaste un rato y yo te dije que iba a eyacular porque lo hacías muy bien y tu dijiste que eyaculara sobre tus manos porque querías ver perfectamente como lo hacía y luego probar un poco el sémen para saber su sabor. Yo te dije que el sabor varía un poco dependiendo de los alimentos que comas y de la persona en cuestión. Recuerdo que después estuviste jugando con mis huevos una rato y cuando ya estaba preparado de nuevo, comenzamos a hacerte el reconocimiento pseudomédico. Era la primera vez que te comían la vagina y que te masturbaba alguien (más concretamente tu hermano mayor). Me pareció una magnífica tarde, la primera vez qu eyaculé sobre tus tetas, que por aquel entonces eran ligeramente más pequeñas que la ultima vez que estuvimos juntos. Recuerdo que después quisiste saber cosas sobre el sexo anal y estuve contándote anécdotas y te dije que había que ser muy límpio si no querías sorpresas desagradable y tu reíste mucho. Fue tremendo, ¿verdad? Al cabo de tres semanas follamos por primera vez, analmente, porque decías que no querías por la vagina. Pero eso es otra historia.?
Todas las noches antes de dormir junto a su esposa, Alex recuerda la última tarde en el hospital con su hermana Sarah, hablando de sus encuentros sexuales y sus vidas en general.
?Lo que pasa es que nunca me ha gustado andar de aquí para allá sin nada que hacer. Intento rellenar mi tiempo con miles de aficiones o fijaciones, por decirlo de alguna manera. Katie me ayuda mucho porque su horario es muy flexible y siempre estamos juntos haciendo cualquier cosa. Follamos mucho también y jugamos mucho con nuestra sexualidad. Ayer le metí un tanga dentro de la vagina y luego lo saqué puñeteramente mojado. Siempre intento innovar y no caer en la rutina y en el consiguiente olvido. Como siempre te he dicho que debes hacer tú. Mañana seguro que estás un poco mejor y te puedo hacer algo en esta habitación. Seguro que te encantaría que te comiera el coño bajo estas sabanas de hospital y te investigara con mi pluma de oro.
He estado pensando en montar otra galería. Las cosas van muy bien y creo que puede ir todo mucho mejor. Es posible que me encuentre en el mejor momento económico de mi vida, Sarah. ¿Sabes qué? Anoche vino Tommy a casa con su nueva novia, una mulata que se llama Alice. Estuvimos bebiendo bourbon durante más de tres horas y viendo películas de Orson Welles y algunos más. Ya se que tú todavía no entiendes esas películas y que te parecen anodinas y sientes que tienen que gustarte por el mero hecho de ser clásicos pero debo decirte que le des un poco de tiempo al tiempo.
Mañana volveré sobre las cuatro, espero que ester mucho mejor, hermanita.?
Por razones ajenas a la historia y que dejo a merced de la imaginación del lector, nunca más se volvieron a ver.
ABRE PARENTESIS
Al protagonista de este minirrelato nunca le gustaron las armas de fuego. Ni siquiera de pequeño, cuando su padre intentaba inculcarle cierta metodología. Ambos (padre e hijo) participaban en numerosas cacerías en el bosque de pinos que envolvía el refugio de caza, heredado de padres a hijos durante los anteriores ciento cincuenta años. Al protagonista de este minirrelato nunca le gustaron esas cacerías sangrientas en las que su padre y sus tres tíos mataban conejos a diestro y siniestro y cuando ya los tenían en su poder, le golpeaban la nuca con golpes secos de karate, haciendo que la cabeza del animal se desorbitara todavía un poco más y causándole al protagonista de este minirrelato un sentimiento en el estómago muy parecido al amor, fisiológicamente hablando.
En las cacerías familiares también se mataban pájaros de todo tipo menos gorriones y jilgueros, ya que los cazadores familiares, entre ellos, tenían un código deontológico que no lo permitía debido a la poca valía alimenticia y a la escasez de ejemplares (y además protegidos) respectivamente.
El padre del protagonista de este minirrelato era el más diestro con el rifle. Llevaba cazando desde los dieciséis años, cuando su padre (más conocido como El Abuelo) le compró su primera escopeta de perdigones y el entonces adolescente padre del protagonista de este minirrelato iba de acompañante y aprendiz a las cacerías familiares de la época de los 50, época donde sí se podía dar muerte a los jilgueros que tenían la osadía y la poca planificación de posarse en las ramas de los pinos propiedad de la familia. El padre del protagonista de este minirrelato siempre ha sido un hombre recio y con barba. Uno de esos hombretones de los de antes, que ya no se fabrican, uno de esos que trabaja de sol a sol en la huerta heredada de la familia donde generación tras generación han ido brotando unas estupendas patatas, unos magníficos tomates y unas maravillosas cebollas. Un hombre con ligero sobrepeso pero de brazos y piernas fuertes. Capaz de levantar cien kilos o caminar durante kilómetros en busca de una madriguera atestada de conejos.
El perro del padre del protagonista de este minirrelato es un perro cazador, blanco y marrón, moteado y con naríz color tierra siempre brillante y en movimiento. Le pusieron el nombre de Rex, por la serie de televisión del perro policía. La verdad es que ambos perros no se parecen en nada, puesto que el perro policía de la serie es un pastor alemán puñeteramente bien enseñado para repartir justicia, mientras que el Rex cazador de naríz color tierra no es más que uno de esos perros cabezotas y estúpidos que solo sirven para rastrear por el bosque en busca de huellas conejiles a cambio de pequeñas recompensas masticables en forma de hueso cavernícola. Uno de esos perros idiotas y bonachones que juegan con los niños de las esposas de los tios del protagonista de este minirrelato y aguantan mil y una perrerías (valga la redundancia).
Al protagonista de este minirrelato nunca le ha gustado demasiado ese perro porque de pequeño, mientras jugaba con él a las carreras de caballos (montado sobre el lomo de Rex) le mordió en el antebrazo derecho a modo de advertencia, no para hacerle daño pero el, por aquellos años, jovenzuelo protagonista de este minirrelato se asustó mucho y tomó la señal como un desafío, puesto que ambos (perro y persona) estaban solos y nadie podía verlos y el perro (todo esto según la visión del protagonista de este minirrelato) le había mordido para dejarle claro quién era el que mandaba allí en las sombras. Lo pudo ver en los ojos desafiantes que le miraban desde lo alto de ese hocico arenoso y babeante por el que han pasado miles de cuellos de conejo moribundo.
Los tios del protagonista de este minirrelato son pobres personas. Casadas prematuramente con mujeres que al poco tiempo engordaron como si fueran patos de granja a los que les hacen comer porquerías para tener un hígado bien gordo y bien remunerado.
Al protagonista de este minirrelato tampoco le gustaban las matanzas de cerdos que todos los años tenían lugar en el porche trasero del refugio de la familia. Todos los años se mataban de dos a cuatro cerdos y siempre con la misma técnica cruel y despiadada. El padre del protagonista de este minirrelato ataban las pezuñas del animal, previamente inmobilizado por los tíos. Se depositaba un cubo de latón con capacidad para diez litros debajo del cuello del animal. El padre le rajaba la garganta de un tirón con un cuchillo largo y afiladísimo, para que el animal se desangrara completamente y toda la sangre cayera dentro del recipiente para no manchar nada y para aprovecharla, ya se sabe que del cerdo se aprovecha todo, en este caso la sangre era aprovechada para dejarla reposar y que cogiera cuerpo y poder cocinar, días más tarde, sangre con cebolla, plato típico de la familia en días de matanza. Una vez el animal ha dejado de chillar (al personaje protagonista nunca se le olvidarán los diez minutos que se tira el cerdo chillando y derramándose sobre el cubo de latón), se le tumba en el suelo y se le abre en canal para sacar los órganos, prepararlos debidamente y tirar los que no se utilizan para el consumo humano (pulmones, estómago, etc). El hígado se guarda como oro en paño, porque tiene un sabor exquisito cocinado también con cebolla, ajo y vino blanco. Una vez se ha vaciado al animal, se le cortan las partes de la carne más suculentas, como es el caso del lomo, las costillas y las faldas. Al mismo tiempo que el padre del protagonista de este minirrelato va despedazando al animal, las mujeres van vaciando los intestinos para utilizarlos como pellejo de morcillas, chorizos y caña de lomo. Luego se le corta la cabeza y (esto según gustos familiares) se trocea la cara y orejas para hacer guisos. Se le corta la lengua y se guarda aparte en un plato dentro del frigorífico. (El cerebro no suele ser utilizado, algo que sí ocurre con el cerebro de ternera). Se puede proceder de igual manera con las orejas y con el rabo. Después el padre del protagonista de este minirrelato le corta las extremidades y las prepara para salar y conservar durante dos años en un cobertizo en la otra punta del refugio, hasta que han adquirido el sabor adecuado y se han convertido en exquisitos jamones y paletillas ibéricos.
Al protagonista de este minirrelato nunca le ha gustado el jamón, porque se acuerda de esos cerditos cuando eran pequeños y jugaban con él, olisqueándole la entrepiernas con esas naricillas chatas y esos ojos llenos de vida animal. Sinceramente el protagonista de este minirrelato es un hombre lleno de complejos y de traumas. Uno de esos hombres de mediana edad que se sienten perdidos en el mundo y no pueden amar porque se entregan demasiado al principio de las relaciones (relaciones de amistad o relaciones personales sexuales y ?amatorias? o relaciones laborales y estrictamente contractuales) y va perdiendo fuelle según nota que tiene la situación bajo control y ya está el contrato firmado y solo hay que dejarse llevar por la inercia de los primeros días. Es uno de esos hombres que con el matrimonio (o con el mero hecho de vivir en pareja) se van perdiendo y van cayendo día tras día en una debacle interna sin más solución que la ruptura traumática. Uno de esos que también engordan y relajan las costumbres sexuales que más placer le causaban a su pareja en pos de una comodidad amatoria mucho más anodina. El protagonista de este minirrelato es alguien que prefiere comportarse como un cabrón inmaduro antes que hablar de los problemas e intentar solucionarlos porque piensa que si existe el problema es porque su media naranja ha resultado estar agria y no ser la adecuada. Que si han llegado a ese punto,en el que tienen que hablar para salvar la relación, es porque realmente la relación nunca tuvo futuro, siempre estuvo todo decidido desde el primer ?tranquila-no-me-pasa-nada? tranquilizador e hipócrita.
Es un hombre sensible pero al mismo tiempo grosero. Piensa que es un hombre bueno al que la vida le jugó una mala pasada de la que no pudo salir a flote sin síntomas de hipotermia y varios miembros amputados. Un hombre que se ha hecho a sí mismo sin patrones a seguir (con lo que eso conlleva). Alguien que no admite concesiones a la hora de regalar su tiempo, que piensa que el tiempo es lo más preciado que se tiene, el detalle más valioso de nuestra libertad como personas independientes y que no está dispuesto a derrocharlo por nada ni por nadie, solo por él mismo y sus propios errores para con los demás.
El protagonista de este minirrelato es alto y piensa que vivir bien es tener un sueldo fijo, una casa en propiedad, un coche potente, tomar café después de comer, leer alguna que otra novela histórica al año, amar a una bella mujer, tener un par de hijos a los que enseñar por donde tienen que ir, quizás tener mascota, piscina hinchable, enanitos en el jardín, ordenador ultimo modelo aunque no sepan para qué, comer bien y sano, ir al dentista una vez al mes, cenar con los amigos una semana sí una no, dejarse llevar y no pensar mucho en lo que podría haber sido su vida si hubiera hecho en todo momento lo que su corazón le pedía.
El protagonista de este minirrelato está muerto. Ha muerto esta mañana aleatoriamente en la carretera. Ha muerto sin hacer puenting; sin escalar una pared vertical con remaches; sin beber de un trago una botella de vino; sin jugar a las damas por ultima vez; sin cortarse las uñas de los pies con la boca; sin saber lo que es el amor más allá de las palabras bonitas y las posturas del kamasutra; sin experimentar con su cuerpo y su percepción mediante las drogas; sin poner el coche a más de 170 km/h; sin probar la comida japonesa; sin sentirse completo y satisfecho de ser quién se es y de estar con quien se tiene la suerte de estar; sin coincidir en el tiempo y en el espacio con lo que él consideraba ?su otra mitad?; sin oler la mierda de sus hijos en los pañales; sin escuchar a los mismos decir ?papá e quero?; sin esnifar fanta de naranja por una apuesta con sus colegas del trabajo; sin plantar un árbol y verlo crecer; sin cambiar de peinado y dejarse bigote a lo Hitler; sin tener hemorroides; sin sufrir la pérdida de tus padres tras una larga enfermedad; sin saber escribir a máquina; sin escuchar el ultimo disco de su grupo preferido; sin despedirse de la mujer que acompañaba sus días, estoicamente y sabiendo que aquello no era amor; sin ver los futuros avances de la ciencia; sin cambiar de teléfono movil; sin participar en un concurso de televisión; sin atropellar a un gato; sin masturbar a un perro; sin leer el libro de su vida; sin pensar en todas las posibilidades; sin acudir a urgencias porque se ha caido de la moto; sin salir sonriente en una foto de familia en la próxima nochebuena; sin vivir.
El protagonista de este minirrelato se llama Antonio. Pero podría llamarse como cualquier de nosotros.
En las cacerías familiares también se mataban pájaros de todo tipo menos gorriones y jilgueros, ya que los cazadores familiares, entre ellos, tenían un código deontológico que no lo permitía debido a la poca valía alimenticia y a la escasez de ejemplares (y además protegidos) respectivamente.
El padre del protagonista de este minirrelato era el más diestro con el rifle. Llevaba cazando desde los dieciséis años, cuando su padre (más conocido como El Abuelo) le compró su primera escopeta de perdigones y el entonces adolescente padre del protagonista de este minirrelato iba de acompañante y aprendiz a las cacerías familiares de la época de los 50, época donde sí se podía dar muerte a los jilgueros que tenían la osadía y la poca planificación de posarse en las ramas de los pinos propiedad de la familia. El padre del protagonista de este minirrelato siempre ha sido un hombre recio y con barba. Uno de esos hombretones de los de antes, que ya no se fabrican, uno de esos que trabaja de sol a sol en la huerta heredada de la familia donde generación tras generación han ido brotando unas estupendas patatas, unos magníficos tomates y unas maravillosas cebollas. Un hombre con ligero sobrepeso pero de brazos y piernas fuertes. Capaz de levantar cien kilos o caminar durante kilómetros en busca de una madriguera atestada de conejos.
El perro del padre del protagonista de este minirrelato es un perro cazador, blanco y marrón, moteado y con naríz color tierra siempre brillante y en movimiento. Le pusieron el nombre de Rex, por la serie de televisión del perro policía. La verdad es que ambos perros no se parecen en nada, puesto que el perro policía de la serie es un pastor alemán puñeteramente bien enseñado para repartir justicia, mientras que el Rex cazador de naríz color tierra no es más que uno de esos perros cabezotas y estúpidos que solo sirven para rastrear por el bosque en busca de huellas conejiles a cambio de pequeñas recompensas masticables en forma de hueso cavernícola. Uno de esos perros idiotas y bonachones que juegan con los niños de las esposas de los tios del protagonista de este minirrelato y aguantan mil y una perrerías (valga la redundancia).
Al protagonista de este minirrelato nunca le ha gustado demasiado ese perro porque de pequeño, mientras jugaba con él a las carreras de caballos (montado sobre el lomo de Rex) le mordió en el antebrazo derecho a modo de advertencia, no para hacerle daño pero el, por aquellos años, jovenzuelo protagonista de este minirrelato se asustó mucho y tomó la señal como un desafío, puesto que ambos (perro y persona) estaban solos y nadie podía verlos y el perro (todo esto según la visión del protagonista de este minirrelato) le había mordido para dejarle claro quién era el que mandaba allí en las sombras. Lo pudo ver en los ojos desafiantes que le miraban desde lo alto de ese hocico arenoso y babeante por el que han pasado miles de cuellos de conejo moribundo.
Los tios del protagonista de este minirrelato son pobres personas. Casadas prematuramente con mujeres que al poco tiempo engordaron como si fueran patos de granja a los que les hacen comer porquerías para tener un hígado bien gordo y bien remunerado.
Al protagonista de este minirrelato tampoco le gustaban las matanzas de cerdos que todos los años tenían lugar en el porche trasero del refugio de la familia. Todos los años se mataban de dos a cuatro cerdos y siempre con la misma técnica cruel y despiadada. El padre del protagonista de este minirrelato ataban las pezuñas del animal, previamente inmobilizado por los tíos. Se depositaba un cubo de latón con capacidad para diez litros debajo del cuello del animal. El padre le rajaba la garganta de un tirón con un cuchillo largo y afiladísimo, para que el animal se desangrara completamente y toda la sangre cayera dentro del recipiente para no manchar nada y para aprovecharla, ya se sabe que del cerdo se aprovecha todo, en este caso la sangre era aprovechada para dejarla reposar y que cogiera cuerpo y poder cocinar, días más tarde, sangre con cebolla, plato típico de la familia en días de matanza. Una vez el animal ha dejado de chillar (al personaje protagonista nunca se le olvidarán los diez minutos que se tira el cerdo chillando y derramándose sobre el cubo de latón), se le tumba en el suelo y se le abre en canal para sacar los órganos, prepararlos debidamente y tirar los que no se utilizan para el consumo humano (pulmones, estómago, etc). El hígado se guarda como oro en paño, porque tiene un sabor exquisito cocinado también con cebolla, ajo y vino blanco. Una vez se ha vaciado al animal, se le cortan las partes de la carne más suculentas, como es el caso del lomo, las costillas y las faldas. Al mismo tiempo que el padre del protagonista de este minirrelato va despedazando al animal, las mujeres van vaciando los intestinos para utilizarlos como pellejo de morcillas, chorizos y caña de lomo. Luego se le corta la cabeza y (esto según gustos familiares) se trocea la cara y orejas para hacer guisos. Se le corta la lengua y se guarda aparte en un plato dentro del frigorífico. (El cerebro no suele ser utilizado, algo que sí ocurre con el cerebro de ternera). Se puede proceder de igual manera con las orejas y con el rabo. Después el padre del protagonista de este minirrelato le corta las extremidades y las prepara para salar y conservar durante dos años en un cobertizo en la otra punta del refugio, hasta que han adquirido el sabor adecuado y se han convertido en exquisitos jamones y paletillas ibéricos.
Al protagonista de este minirrelato nunca le ha gustado el jamón, porque se acuerda de esos cerditos cuando eran pequeños y jugaban con él, olisqueándole la entrepiernas con esas naricillas chatas y esos ojos llenos de vida animal. Sinceramente el protagonista de este minirrelato es un hombre lleno de complejos y de traumas. Uno de esos hombres de mediana edad que se sienten perdidos en el mundo y no pueden amar porque se entregan demasiado al principio de las relaciones (relaciones de amistad o relaciones personales sexuales y ?amatorias? o relaciones laborales y estrictamente contractuales) y va perdiendo fuelle según nota que tiene la situación bajo control y ya está el contrato firmado y solo hay que dejarse llevar por la inercia de los primeros días. Es uno de esos hombres que con el matrimonio (o con el mero hecho de vivir en pareja) se van perdiendo y van cayendo día tras día en una debacle interna sin más solución que la ruptura traumática. Uno de esos que también engordan y relajan las costumbres sexuales que más placer le causaban a su pareja en pos de una comodidad amatoria mucho más anodina. El protagonista de este minirrelato es alguien que prefiere comportarse como un cabrón inmaduro antes que hablar de los problemas e intentar solucionarlos porque piensa que si existe el problema es porque su media naranja ha resultado estar agria y no ser la adecuada. Que si han llegado a ese punto,en el que tienen que hablar para salvar la relación, es porque realmente la relación nunca tuvo futuro, siempre estuvo todo decidido desde el primer ?tranquila-no-me-pasa-nada? tranquilizador e hipócrita.
Es un hombre sensible pero al mismo tiempo grosero. Piensa que es un hombre bueno al que la vida le jugó una mala pasada de la que no pudo salir a flote sin síntomas de hipotermia y varios miembros amputados. Un hombre que se ha hecho a sí mismo sin patrones a seguir (con lo que eso conlleva). Alguien que no admite concesiones a la hora de regalar su tiempo, que piensa que el tiempo es lo más preciado que se tiene, el detalle más valioso de nuestra libertad como personas independientes y que no está dispuesto a derrocharlo por nada ni por nadie, solo por él mismo y sus propios errores para con los demás.
El protagonista de este minirrelato es alto y piensa que vivir bien es tener un sueldo fijo, una casa en propiedad, un coche potente, tomar café después de comer, leer alguna que otra novela histórica al año, amar a una bella mujer, tener un par de hijos a los que enseñar por donde tienen que ir, quizás tener mascota, piscina hinchable, enanitos en el jardín, ordenador ultimo modelo aunque no sepan para qué, comer bien y sano, ir al dentista una vez al mes, cenar con los amigos una semana sí una no, dejarse llevar y no pensar mucho en lo que podría haber sido su vida si hubiera hecho en todo momento lo que su corazón le pedía.
El protagonista de este minirrelato está muerto. Ha muerto esta mañana aleatoriamente en la carretera. Ha muerto sin hacer puenting; sin escalar una pared vertical con remaches; sin beber de un trago una botella de vino; sin jugar a las damas por ultima vez; sin cortarse las uñas de los pies con la boca; sin saber lo que es el amor más allá de las palabras bonitas y las posturas del kamasutra; sin experimentar con su cuerpo y su percepción mediante las drogas; sin poner el coche a más de 170 km/h; sin probar la comida japonesa; sin sentirse completo y satisfecho de ser quién se es y de estar con quien se tiene la suerte de estar; sin coincidir en el tiempo y en el espacio con lo que él consideraba ?su otra mitad?; sin oler la mierda de sus hijos en los pañales; sin escuchar a los mismos decir ?papá e quero?; sin esnifar fanta de naranja por una apuesta con sus colegas del trabajo; sin plantar un árbol y verlo crecer; sin cambiar de peinado y dejarse bigote a lo Hitler; sin tener hemorroides; sin sufrir la pérdida de tus padres tras una larga enfermedad; sin saber escribir a máquina; sin escuchar el ultimo disco de su grupo preferido; sin despedirse de la mujer que acompañaba sus días, estoicamente y sabiendo que aquello no era amor; sin ver los futuros avances de la ciencia; sin cambiar de teléfono movil; sin participar en un concurso de televisión; sin atropellar a un gato; sin masturbar a un perro; sin leer el libro de su vida; sin pensar en todas las posibilidades; sin acudir a urgencias porque se ha caido de la moto; sin salir sonriente en una foto de familia en la próxima nochebuena; sin vivir.
El protagonista de este minirrelato se llama Antonio. Pero podría llamarse como cualquier de nosotros.
Adán Schulz o el cuento de nunca empezar
12
La máquina de respiración asistida emite un continuo y punzante beep cada medio segundo. Es una máquina blanca, con una pantalla de cristal líquido verde y negro. Al lado, el soporte del suero con la bolsa transparente llena, burbujea muy de vez en cuando, llevando algunas gotas de suero a través de un tubo hasta el catéter que tiene clavado en la muñeca mi compañera de habitación, que tiene la cabeza completamente cubierta por una venda a la que le han practicado unos agujeros para la nariz y una raja para la boca (los ojos no están tapados y son de color verde agua), una pierna escayolada hasta donde me deja ver la sábana, de la que salen unos tubos que llegan hasta otras máquinas electrónicas, algunas con ruedas y otras sujetas a la pared por una especie de carril que me recuerda al sistema que utilizan algunos museos de arte moderno para colgar sus cuadros con hilos de pescar. Yo estoy tapado con una sábana idéntica a la de mi compañera pero con menos cosas dentro. Solo está mi cuerpo, ataviado con una bata verde abierta por detrás. Tengo los pies muy fríos. Mi brazo derecho también tiene un catéter incrustado en la muñeca y las uñas moradas. Me duele la cabeza como nunca me ha dolido y tengo el pelo grasiento. Me duelen los ojos por detrás como cuando esnifas demasiado pegamento. Yo no tengo tantas máquinas alrededor como mi compañera de habitación, que debe haber resbalado desde lo alto de un rascacielos y caer en un campo de cardos. Lo mío es mucho más sencillo: no recuerdo nada. No recuerdo ni siquiera haberme dejado crecer esta barba tan lamentable de, por lo menos, un mes. Me duele el culo. Me vuelvo a desvanecer... justo... ahora.
Chirría la puerta y un doctor entra. Tiene el pelo canoso y cortado a capas, igual que Javier Nart, pero no tiene gafas, ni barba de tres días. No se si alguno de los dos votará a Democracia Nacional. No me interesa. Tiene una mandíbula cuadrada y prominente y los labios carnosos y rojos, como si acabara de beberse el segundo café de la mañana. Lleva unos papeles en un portafolio agarrados con una pinza de hierro y acciona sin parar el botoncito de su bolígrafo de plata. Clic, clic, clic, clic, clic... a este hombre se le debe haber olvidado que esto es un hospital o va de listo como su peinado me hace intuir. Empieza a mirar las máquinas de mi alrededor, especialmente una que no sé para que sirve y emite un leve zumbido solo perceptible por el enfermo en la soledad y la quietud de la noche, lo suficientemente audible como para no dejarte dormir tranquilo y eliminar el nerviosismo. El doctor sigue apuntando cosas en su portafolio mientras mira el nivel del suero y los números de las pantallas de las máquinas. Bostezo y suspiro todo a la vez.
El doctor se percata de mi presencia y pone cara de interesante.
-Hombre, al fin despierta, Adán. Lleva dos días enteros durmiendo desde su Despertar. ¿Puede oírme? ¿Puede verme? ¿Cuántos dedos tengo aquí?
Demasiadas preguntas estúpidas en una misma frase-. Sí. Sí y dos.- el doctor sonríe profesionalmente-. Muy bien. Imagino que no sabrá qué demonios le ha pasado en los últimos meses.
-¿Meses?
-Sí, llevas aquí exactamente desde... ? mira su portafolio-. Desde el 17 de Septiembre. Estamos a... ? mira su reloj de pulsera dorado-. 22 de Noviembre.
-No jodas...
-No jodo pero sí. Has estado dos meses y tres días en coma. Despertaste hace dos días pero enseguida te volviste a dormir, esta vez no tan profundamente, y bueno, todos esperábamos que despertaras mañana al mediodía. En casos como el tuyo, el segundo sueño no suele durar más de tres días. Pero te has adelantado por lo que veo. ¿Te duele algo?
-Me duele todo lo que tengo dentro de la cabeza. Tengo los ojos al rojo vivo y parece como si pinzaran el cerebro. Tengo la boca tan reseca que creo que no puedo vocalizar bien.
-No se preocupe enseguida vendrá la enfermera con un poco de agua.
-Gracias. ?El doctor sigue examinando mis números mientras yo miro el techo color hueso con un acabado en gotelé perfecto, el mejor que he visto en mi vida. A saber que coño me ha pasado para acabar de esta manera. Empiezo a estar asustado.
-¿Alguien de mi familia o de mis amistades se encuentra enfermo?¿Hemos tenido un accidente?
-Nada de eso. Eres el único implicado. ? No le pregunto nada más, no me apetece nada enterarme, no tengo la cabeza para aguantar sermones o llorar. Miro la mesita que está a la izquierda de la cama, junto a una ventana que no se puede abrir por ningún lado y me muestra un cielo azul limpio de nubes. Hay un jarroncito muy pequeño y negro con tres flores dentro, algo pachuchas. No tengo ni idea que tipo de flores son. Solo se que no son rosas ni margaritas ni tulipanes. Quizás sean crisantemos con lo cual, me cago en la puta madre de quién las haya traído porque los crisantemos se les ponen a los muertos. No creo que sean crisantemos.
Al lado hay una foto en la que salgo con mi madre, ambos sonriendo de frente, con los brazos por encima. Ahí tenía 19 años y un peinado horroroso. Mi madre tenía un extraño brillo en la mirada. El extraño brillo que tenía hasta que se murió mi padre. Luego ya no brillaba en absoluto, se convirtió en una especie de plato decorativo de metal dorado, no muy lustroso y oxidado por el paso del tiempo.
No hay nada más encima de la mesita. Ni mi cartera ni mi reloj ni mi teléfono móvil. Cierro los ojos. Dejo que el tiempo pase. Oigo los pasos del doctor que se aleja. La puerta chirría pero no oigo el portazo final. Me concentro en los beeps que emite la máquina de la persona con la que comparto la habitación. Estoy en una planta en la que nadie habla. Nadie grita. De vez en cuando se escucha algún sollozo lejano y los carros de las limpiadoras y sus zuecos cloqueantes. Ojalá pudiera estar aquí el resto de mi vida. Como una gallina ponedora. Cierro los ojos de la mente, con los que imagino lo que está ocurriendo en los pasillos y en las otras habitaciones y vuelvo a desvanecerme... justo... ahora.
13
Resulta que la persona que tengo al lado en la habitación es una chica de 24 años que se llama Eva y tiene unos ojos color verde agua impresionantes.
Lleva en esta habitación dos meses más que yo y me vio llegar completamente entubado y con cara de estar descansando como nunca en la vida. Me dice que no está aquí por lo mismo que yo, aunque todavía no se lo que me ha pasado a mí y le he dicho que aún no me lo cuente. Dice que lo suyo fue un accidente desde el mismo día de su nacimiento. Dice que nació en el seno de una familia de clase media no muy bien estructurada. Su madre no tenía opinión sobre nada y su padre tenía demasiadas opiniones erróneas sobre todas las cosas, especialmente las que salían en los telediarios. Dice que es la típica persona que reniega de todo en cuanto ve un pequeño atisbo de indiferencia, uno de esos hombres que se creen superdotados pero que todo lo que hacen en la vida acaba mal o peor. También bebía mucho alcohol y lo echaban de todos los trabajos o arruinaba sus propias inversiones. Y tenía la mano un poco larga. Dice que su madre, la pobre, todos los días lloraba pero que luego iba como si nada al supermercado y charlaba con la cajera rubia, su amiga Matilde, sobre la lechuga o la manzana golden. Dice que a ella no le ha pegado nunca. Dice que ahora está muerto. Dice que ella siempre ha sido una chica muy callada menos en situaciones límite como esta, que no puedo verle la cara por las vendas. Solo los ojos color verde agua. Estudió en una escuela muy pobre que no tenía para tizas de colores y las tizas blancas eran de esas cuadradas y mantecosas que son una mierda. Dice que sus asignaturas favoritas eran Lengua y Literatura y Ciencias de la Naturaleza, porque le encantan los insectos y todos los bichos en general menos los que se arrastran. Desde muy pequeña ha sentido un gran cariño y una gran afinidad hacia las cucarachas, porque se crían en ambientes siempre hostiles y sobreviven incluso a catástrofes nucleares. Aunque dice que está empezando a odiar a las cucarachas de origen americano, que dice que son las que tienen el cuerpo más alargado, las patas un poco mas largas y son de color tierra rojiza. Dice que es el animal más fuerte de la Tierra, capaz de existir en casi cualquier ecosistema y que se reproduce mucho y en cualquier situación, dando lugar a horribles plagas. Dice que la cucaracha americana está invadiendo el mundo poco a poco y yo pienso lo mismo a partir de hoy. Dice que la cucaracha española es más pequeña, mas redondeada y negra. Mucho más graciosa que la cucaracha americana aunque por desgracia mucho menos común, ?y es que los americanos están invadiéndonos en todos los ámbitos de la vida y la muerte?. Dice que pasó la mayoría de su infancia diseccionando sapos e insectos, principalmente cucarachas americanas. También arañas. De pequeña tenía una cápsula de esas que vienen dentro de los huevos kinder llena de ojos de arañas (ahora la gente utiliza esas cápsulas, que entre todas se podría llegar hasta la luna y que tardarán en disolverse en el medio ambiente muchos miles de millones de años, para esconder drogas) Dice que solo tenía una amiga y ambas estaban locas y se toqueteaban el cuerpo la una a la otra descubriéndose mutuamente. Es la única amiga fiel en la que todavía puede confiar y es que ya se sabe que los flujos vaginales han unido a mucha gente ( a tanta como ha separado) Dice que estudió la carrera de biología y se especializó en insectos por no-se-qué universidad de no-se-dónde. Y que también asistía a clases de interpretación.. Y tenía novio por aquel entonces. Un chico alto que estudiaba ingeniería química. Dice que se dieron su primer beso mientras hablaban de las características de la reproducción por esporas. Dice que murió en un accidente de tráfico. Dice que se vino a esta ciudad a trabajar en lo que fuera con tal de salir de la casa de su padre y sobrevivir por su cuenta sin tener que dar explicaciones a nadie. Acabó la carrera. Encontró un trabajo como modelo de dientes y como ayudante de la doctora en un centro veterinario. Luego hizo un master en comunicación animal y otro en tratamiento con delfines y consiguió un buen puesto de trabajo en el acuario, como criadora de delfines y algunas especies inferiores más. Dice que ?hasta el día del accidente? seguía trabajando allí y que han venido a verla todos sus compañeros y le han traído una foto donde salen los dos delfines bajo su tutoría. Me enseña la foto en la que puedo ver a dos delfines con cara de cachondos sosteniendo sendos balones de playa rojos. Veo como le resbala una lágrima por el ojo derecho y se consume contra la venda mientras dice ?ay mis niños?. Dice que su accidente ha sido mucho peor que todos los años que llevaba soportando a su padre juntos. Dice que iba con su moto a 120 Km/h por la circunvalación cuando un camión saltó la mediana, descontrolado, y fue derecho hacia ella. Suerte que pudo esquivarlo en el ultimo momento, si no, no estaría viva ahora contándome todo esto. Pero no pudo hacer lo mismo con el coche que tenía delante y que estaba parado en el arcén debido a otro vehículo pesado que se saltó la mediana momentos antes por culpa de un accidente múltiple que tuvo ocasión en los carriles de la otra parte de la autovía. Dice que impactó de lleno contra la parte trasera del coche parado en el arcén y salió disparada por encima a gran velocidad, atravesando la zanja que separaba la autovía de un terraplén rocoso, en el que cayó casi 150 metros después. Dice que se rompió las dos piernas. Que el fémur derecho lo tenía a la vista. Que el codo derecho lo tenía hecho trizas. Que el casco se rajó por tres sitios diferentes y que un trozo de piedra caliza afilado se le incrustó en el abdomen. Dice que la han operado dos veces de ambas piernas y el codo derecho para ponerle clavos, una vez del abdomen para coserla por dentro. La tuvieron que operar otra vez porque tenía el hígado terriblemente afectado y no se regeneraba, así que se lo trasplantaron. Luego la operaron por ultima vez de la cabeza, para ponerle correctamente el cráneo, que se había hundido un poco por la parte de la izquierda. También le reconstruyeron algunos dientes. Lo ultimo que me dice me sume en una tristeza rara: ?me alegro de tenerte como compañero de habitación. Eres Adán Schulz, ¿verdad?. Siempre me caíste bien, a pesar de todos esos libros de mierda que has sacado últimamente, se que hay algo más detrás de esos personajes reales y esa sorna hiriente. Quizás pueda averiguar de qué se trata antes de que te marches de aquí, quién sabe... bueno, ya he hablado bastante, seguro que te has dormido por la parte de la universidad y has despertado con la carnaza del accidente, da igual, no tiene importancia.?
-¿sueles hablar tanto o es que estás nerviosa?
-Lo sabía, te has dormido. Dije antes que soy muy tímida y no hablo casi nunca, solo en situaciones especiales y raras, como ahora, que parezco una momia y tu has salido de un coma.
-Ah, sí, si que lo recuerdo. Y no me he dormido en ningún momento. Ya he dormido suficiente ¿no crees?
-Sin lugar a dudas. ¿Sabes? No ha venido por aquí mucha gente a verte. Solo un viejo simpático con una mujer guapa y tu madre, una señora encantadora. Hemos estado hablando mucho sobre ti y sobre todo en general. Dice que siente un orgullo especial hacia ti y tu forma de ganar tanto dinero. Ya sabes, la mujer es de otra generación y hay cosas que no entiende del todo. Pero te quiere mucho, esas flores de tu mesita y la foto, las trajo ella.
-Aham, ya decía yo. ¿Y cuándo fue la ultima vez que vino alguien?
-Si no recuerdo mal fue el otro día, después de que despertaras y te volvieras a dormir por dos días enteros. Era tu madre. Luego a las cuatro o cinco horas, cuando tu madre se marchó, vino de nuevo el señor mayor aquel, con una botella de champaña y dos copas, y bueno, se llevó una pequeña desilusión al verte dormido.
-Jajaja, el viejo Seoane. Es mi editor. El cabrón seguro que se está frotando las manos porque piensa que voy a escribir un best-seller sobre esta mierda. El ultimo libro no ha vendido una mierda y ahora va a sacar una recopilación de relatos de la juventud. Imagino que estará un poco acojonado por la situación y verá todo esto como carnaza autobiográfica.
-La verdad es que a mi no me gustan nada los libros metafísicos y místicos sobre experiencias de ultratumba, el coma, y todas esas mierdas. Odio a Paulo Coelho a Jodorowski y muchos más. Me parecen unos moñas. No pensarás escribir nada de todo esto ¿verdad?
-Bueno, hasta hace un segundo me lo estaba planteando. Serías un personaje magnífico sobre el que escribir muchos folios secundarios durante mi estancia en el hospital.- sonrío y ella me ve de reojo. Tiene un poco rojo uno de los dos ojos, debido a que tiene que estar siempre mirando de forma forzada porque no puede moverse ni un milímetro.
-Gracias por la parte que me toca. Pero no sé.
-Yo sí se. Creo que me voy a levantar, se te van a saltar los ojos si sigues mirando de esa manera. ? Miro alrededor de mi cuerpo para ver si algún otro cable está pegado a mí. Solo el del suero y uno que controla mi pecho, así que, me muevo despacito, notando como todos los huesos crujen de mala manera. Me mareo un poco. El estómago se repliega sobre sí mismo como intentando encontrar la cuarta dimensión. Estoy sentado en la cama y estoy descalzo. No veo ningún tipo de zapatilla por aquí. Pongo los pies en el suelo que está muy frío. Pienso que me vendrá bien. Hago fuerza con los gemelos, con los glúteos, con todos los músculos de cintura para abajo, incluso el pene y mis huevos en forma de cerebritos. Tengo muy poco equilibrio y me agarro al soporte del suero (como todos los enfermos que se pueden ver por el pasillo) para no caer. Suspiro. Gimo. Resoplo. Al fin estoy en posición vertical después de dos meses. Me muevo muy lento como si estuviera drogado.
-Bueno, las piernas me siguen funcionando. ? Doy tres pasos cortos y me acerco a la cama de mi compañera Eva. Por suerte la máquina que controla mi pecho está entre las dos camas y el cable me permite arrimarme un poco. Me doblo un poco hacia delante para acercarme a su cara y mirarle los ojos y la frente, de la que sobresalen unos cabellos rubios naturales, de esos que brillan como si de oro se tratara bajo el sol y se ponen de color verde en una piscina con demasiado cloro. ? Joder, eres guapísima, ¿no?
-Bueno, creo que sí. ? si no tuviera todos esos trapos podría ver como se pone colorada-. Fea no soy. Y según me han dicho los doctores no tengo ninguna lesión en la cara, solo una cicatriz en la mejilla de unos cuatro centímetros, pero me dijeron que no me preocupara que no era una cicatriz fea, que me daba un toque interesante.
-Tienes suerte de estar viva, Julia. ? Me enderezo para no babear.
-Lo se, todos los que han venido a visitarme me han dicho lo mismo. Así que, no eres tan raro como crees ser en tus libros. ? suelta una risilla pequeña y amortiguada por las vendas.
-¿Podrías sacar un momento la lengua por el agujero de tu vendaje? Me hace mucha gracia cuando alguien saca la lengua a través de una careta o una mascara. Soy un poco fetichista. ? Vuelve a sonreír de la misma manera que lo haría un esquizofrénico a través de un cojín. Y saca la lengua entre las vendas. Una lengua rosa y brillante, muy fina y con la punta casi afilada. Pienso en las babillas que impregnan las vendas. Noto un cosquilleo en mis partes. Sonrío y vuelvo a tumbarme en mi cama, escondiendo una terrible erección. ?No tengo remedio?, pienso.
-Retiro lo de antes.
-¿Qué no eres fea?
-No. Que sí que estás como una puta cabra. ? Estallo en carcajadas y ella casi también. Todo es tan bonito que me duele el pecho y la cabeza, toda la inmensidad de la cabeza.
?Un placer conocerte?, digo.
Si me concentro mucho puedo escuchar el sonido de un contrabajo en algún local bop de Chicago y ver a Jack Kerouac y Neal Cassady sudando y diciendo sin parar ?¡vamos, sí, vamos!?.Conversaciones de mierda.
Vuelve a chirriar la puerta y entra una enfermera gorda y patizamba con un vaso de agua.
14
El mundo da muchísimo asco. No hace falta ser un erudito para darse cuenta de esto. Tampoco hace falta leer ni un solo libro. De hecho, me cago en todos los putos libros de este puto mundo también. El caso es que esto no puede continuar así mucho tiempo, algo tiene que estallar y espero que sea pronto porque me aburre no hacer nada. Y tampoco me dejan hacer mucho. Toda esta mierda que nos rodea, estas calles céntricas con gentuza para arriba y para abajo, todas las bolsas llenas de consumismo por la cara. Todas estas paradas de autobús, estos postes de la luz. Las infinitas marcas de café descafeinado. La ropa de marca que sirve para algo más que para resguardarse del frío. Los teléfonos móviles. La necesidad de comprar y comprar y poseer dinero para cualquier cosa. La necesidad de comer, cagar, pagar y dormir. En general, toda esta puta mierda, no nos conduce a nada bueno. No nos guía por la senda oportuna, ni de coña. El hombre no es una especie social, por mucho que nos intenten engañar desde todos los puestos fronterizos materializados en periódicos, revistas, libros, telediarios, cuñas publicitarias, programas tertulia, obras de teatro y canciones de seis minutos. Que no nos jodan más, compañero. El hombre es una puta mierda de engendro baboso. No se merece nada bueno desde hace muchísimo tiempo. No estamos capacitados para convivir y comunicarnos. Eso si que no. Me niego a pasar por el aro de toda esa mierda ensayista de ?bendita la madre naturaleza que nos dio el don del lenguaje?. Que os jodan a todos, maricones. El lenguaje humano no es más que un enorme malentendido infinito. ¿O acaso alguien en este puto mundo se siente comprendido, entendido y tenido en cuenta? Ya huele.
Y es que no somos más que parásitos de otros parásitos menores de nuestra propia especie. No estamos en el planeta Tierra sino para destruir y destruir. Y que vengan todos los dioses de todas las religiones del mundo, cogiditos de la mano, a explicarme la concepción del Universo. Venga, cabrones, continúo esperando alguna mentira sustancial y mínimamente creíble.
Parece que no viene nadie.
Que sepais todos que no hablo desde lo alto de ningún trono erróneo, desde donde no se puede ver la tierra que piso porque algún rayo de sol me deslumbra. Ni mucho menos. Hablo desde el subsuelo con la boca tocando el barro, y pensad lo que querais. Pensad exactamente lo que os salga del culo porque no me importa lo más mínimo el pensamiento humano. ¿Dónde están todos los premios de lotería que me prometieron?
Que nadie olvide que todos hemos nacido y seguiremos naciendo aleatoriamente. Sin haber superado ningún control de calidad y sin saber la mierda que nos espera.
Solo quiero estar tranquilo en alguna isla desierta sin preocupaciones y sin familia. Creo que me lo merezco ese premio de consolación. Espero no tener que volver a repetirme y ceñirme a los hechos.
La máquina de respiración asistida emite un continuo y punzante beep cada medio segundo. Es una máquina blanca, con una pantalla de cristal líquido verde y negro. Al lado, el soporte del suero con la bolsa transparente llena, burbujea muy de vez en cuando, llevando algunas gotas de suero a través de un tubo hasta el catéter que tiene clavado en la muñeca mi compañera de habitación, que tiene la cabeza completamente cubierta por una venda a la que le han practicado unos agujeros para la nariz y una raja para la boca (los ojos no están tapados y son de color verde agua), una pierna escayolada hasta donde me deja ver la sábana, de la que salen unos tubos que llegan hasta otras máquinas electrónicas, algunas con ruedas y otras sujetas a la pared por una especie de carril que me recuerda al sistema que utilizan algunos museos de arte moderno para colgar sus cuadros con hilos de pescar. Yo estoy tapado con una sábana idéntica a la de mi compañera pero con menos cosas dentro. Solo está mi cuerpo, ataviado con una bata verde abierta por detrás. Tengo los pies muy fríos. Mi brazo derecho también tiene un catéter incrustado en la muñeca y las uñas moradas. Me duele la cabeza como nunca me ha dolido y tengo el pelo grasiento. Me duelen los ojos por detrás como cuando esnifas demasiado pegamento. Yo no tengo tantas máquinas alrededor como mi compañera de habitación, que debe haber resbalado desde lo alto de un rascacielos y caer en un campo de cardos. Lo mío es mucho más sencillo: no recuerdo nada. No recuerdo ni siquiera haberme dejado crecer esta barba tan lamentable de, por lo menos, un mes. Me duele el culo. Me vuelvo a desvanecer... justo... ahora.
Chirría la puerta y un doctor entra. Tiene el pelo canoso y cortado a capas, igual que Javier Nart, pero no tiene gafas, ni barba de tres días. No se si alguno de los dos votará a Democracia Nacional. No me interesa. Tiene una mandíbula cuadrada y prominente y los labios carnosos y rojos, como si acabara de beberse el segundo café de la mañana. Lleva unos papeles en un portafolio agarrados con una pinza de hierro y acciona sin parar el botoncito de su bolígrafo de plata. Clic, clic, clic, clic, clic... a este hombre se le debe haber olvidado que esto es un hospital o va de listo como su peinado me hace intuir. Empieza a mirar las máquinas de mi alrededor, especialmente una que no sé para que sirve y emite un leve zumbido solo perceptible por el enfermo en la soledad y la quietud de la noche, lo suficientemente audible como para no dejarte dormir tranquilo y eliminar el nerviosismo. El doctor sigue apuntando cosas en su portafolio mientras mira el nivel del suero y los números de las pantallas de las máquinas. Bostezo y suspiro todo a la vez.
El doctor se percata de mi presencia y pone cara de interesante.
-Hombre, al fin despierta, Adán. Lleva dos días enteros durmiendo desde su Despertar. ¿Puede oírme? ¿Puede verme? ¿Cuántos dedos tengo aquí?
Demasiadas preguntas estúpidas en una misma frase-. Sí. Sí y dos.- el doctor sonríe profesionalmente-. Muy bien. Imagino que no sabrá qué demonios le ha pasado en los últimos meses.
-¿Meses?
-Sí, llevas aquí exactamente desde... ? mira su portafolio-. Desde el 17 de Septiembre. Estamos a... ? mira su reloj de pulsera dorado-. 22 de Noviembre.
-No jodas...
-No jodo pero sí. Has estado dos meses y tres días en coma. Despertaste hace dos días pero enseguida te volviste a dormir, esta vez no tan profundamente, y bueno, todos esperábamos que despertaras mañana al mediodía. En casos como el tuyo, el segundo sueño no suele durar más de tres días. Pero te has adelantado por lo que veo. ¿Te duele algo?
-Me duele todo lo que tengo dentro de la cabeza. Tengo los ojos al rojo vivo y parece como si pinzaran el cerebro. Tengo la boca tan reseca que creo que no puedo vocalizar bien.
-No se preocupe enseguida vendrá la enfermera con un poco de agua.
-Gracias. ?El doctor sigue examinando mis números mientras yo miro el techo color hueso con un acabado en gotelé perfecto, el mejor que he visto en mi vida. A saber que coño me ha pasado para acabar de esta manera. Empiezo a estar asustado.
-¿Alguien de mi familia o de mis amistades se encuentra enfermo?¿Hemos tenido un accidente?
-Nada de eso. Eres el único implicado. ? No le pregunto nada más, no me apetece nada enterarme, no tengo la cabeza para aguantar sermones o llorar. Miro la mesita que está a la izquierda de la cama, junto a una ventana que no se puede abrir por ningún lado y me muestra un cielo azul limpio de nubes. Hay un jarroncito muy pequeño y negro con tres flores dentro, algo pachuchas. No tengo ni idea que tipo de flores son. Solo se que no son rosas ni margaritas ni tulipanes. Quizás sean crisantemos con lo cual, me cago en la puta madre de quién las haya traído porque los crisantemos se les ponen a los muertos. No creo que sean crisantemos.
Al lado hay una foto en la que salgo con mi madre, ambos sonriendo de frente, con los brazos por encima. Ahí tenía 19 años y un peinado horroroso. Mi madre tenía un extraño brillo en la mirada. El extraño brillo que tenía hasta que se murió mi padre. Luego ya no brillaba en absoluto, se convirtió en una especie de plato decorativo de metal dorado, no muy lustroso y oxidado por el paso del tiempo.
No hay nada más encima de la mesita. Ni mi cartera ni mi reloj ni mi teléfono móvil. Cierro los ojos. Dejo que el tiempo pase. Oigo los pasos del doctor que se aleja. La puerta chirría pero no oigo el portazo final. Me concentro en los beeps que emite la máquina de la persona con la que comparto la habitación. Estoy en una planta en la que nadie habla. Nadie grita. De vez en cuando se escucha algún sollozo lejano y los carros de las limpiadoras y sus zuecos cloqueantes. Ojalá pudiera estar aquí el resto de mi vida. Como una gallina ponedora. Cierro los ojos de la mente, con los que imagino lo que está ocurriendo en los pasillos y en las otras habitaciones y vuelvo a desvanecerme... justo... ahora.
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Resulta que la persona que tengo al lado en la habitación es una chica de 24 años que se llama Eva y tiene unos ojos color verde agua impresionantes.
Lleva en esta habitación dos meses más que yo y me vio llegar completamente entubado y con cara de estar descansando como nunca en la vida. Me dice que no está aquí por lo mismo que yo, aunque todavía no se lo que me ha pasado a mí y le he dicho que aún no me lo cuente. Dice que lo suyo fue un accidente desde el mismo día de su nacimiento. Dice que nació en el seno de una familia de clase media no muy bien estructurada. Su madre no tenía opinión sobre nada y su padre tenía demasiadas opiniones erróneas sobre todas las cosas, especialmente las que salían en los telediarios. Dice que es la típica persona que reniega de todo en cuanto ve un pequeño atisbo de indiferencia, uno de esos hombres que se creen superdotados pero que todo lo que hacen en la vida acaba mal o peor. También bebía mucho alcohol y lo echaban de todos los trabajos o arruinaba sus propias inversiones. Y tenía la mano un poco larga. Dice que su madre, la pobre, todos los días lloraba pero que luego iba como si nada al supermercado y charlaba con la cajera rubia, su amiga Matilde, sobre la lechuga o la manzana golden. Dice que a ella no le ha pegado nunca. Dice que ahora está muerto. Dice que ella siempre ha sido una chica muy callada menos en situaciones límite como esta, que no puedo verle la cara por las vendas. Solo los ojos color verde agua. Estudió en una escuela muy pobre que no tenía para tizas de colores y las tizas blancas eran de esas cuadradas y mantecosas que son una mierda. Dice que sus asignaturas favoritas eran Lengua y Literatura y Ciencias de la Naturaleza, porque le encantan los insectos y todos los bichos en general menos los que se arrastran. Desde muy pequeña ha sentido un gran cariño y una gran afinidad hacia las cucarachas, porque se crían en ambientes siempre hostiles y sobreviven incluso a catástrofes nucleares. Aunque dice que está empezando a odiar a las cucarachas de origen americano, que dice que son las que tienen el cuerpo más alargado, las patas un poco mas largas y son de color tierra rojiza. Dice que es el animal más fuerte de la Tierra, capaz de existir en casi cualquier ecosistema y que se reproduce mucho y en cualquier situación, dando lugar a horribles plagas. Dice que la cucaracha americana está invadiendo el mundo poco a poco y yo pienso lo mismo a partir de hoy. Dice que la cucaracha española es más pequeña, mas redondeada y negra. Mucho más graciosa que la cucaracha americana aunque por desgracia mucho menos común, ?y es que los americanos están invadiéndonos en todos los ámbitos de la vida y la muerte?. Dice que pasó la mayoría de su infancia diseccionando sapos e insectos, principalmente cucarachas americanas. También arañas. De pequeña tenía una cápsula de esas que vienen dentro de los huevos kinder llena de ojos de arañas (ahora la gente utiliza esas cápsulas, que entre todas se podría llegar hasta la luna y que tardarán en disolverse en el medio ambiente muchos miles de millones de años, para esconder drogas) Dice que solo tenía una amiga y ambas estaban locas y se toqueteaban el cuerpo la una a la otra descubriéndose mutuamente. Es la única amiga fiel en la que todavía puede confiar y es que ya se sabe que los flujos vaginales han unido a mucha gente ( a tanta como ha separado) Dice que estudió la carrera de biología y se especializó en insectos por no-se-qué universidad de no-se-dónde. Y que también asistía a clases de interpretación.. Y tenía novio por aquel entonces. Un chico alto que estudiaba ingeniería química. Dice que se dieron su primer beso mientras hablaban de las características de la reproducción por esporas. Dice que murió en un accidente de tráfico. Dice que se vino a esta ciudad a trabajar en lo que fuera con tal de salir de la casa de su padre y sobrevivir por su cuenta sin tener que dar explicaciones a nadie. Acabó la carrera. Encontró un trabajo como modelo de dientes y como ayudante de la doctora en un centro veterinario. Luego hizo un master en comunicación animal y otro en tratamiento con delfines y consiguió un buen puesto de trabajo en el acuario, como criadora de delfines y algunas especies inferiores más. Dice que ?hasta el día del accidente? seguía trabajando allí y que han venido a verla todos sus compañeros y le han traído una foto donde salen los dos delfines bajo su tutoría. Me enseña la foto en la que puedo ver a dos delfines con cara de cachondos sosteniendo sendos balones de playa rojos. Veo como le resbala una lágrima por el ojo derecho y se consume contra la venda mientras dice ?ay mis niños?. Dice que su accidente ha sido mucho peor que todos los años que llevaba soportando a su padre juntos. Dice que iba con su moto a 120 Km/h por la circunvalación cuando un camión saltó la mediana, descontrolado, y fue derecho hacia ella. Suerte que pudo esquivarlo en el ultimo momento, si no, no estaría viva ahora contándome todo esto. Pero no pudo hacer lo mismo con el coche que tenía delante y que estaba parado en el arcén debido a otro vehículo pesado que se saltó la mediana momentos antes por culpa de un accidente múltiple que tuvo ocasión en los carriles de la otra parte de la autovía. Dice que impactó de lleno contra la parte trasera del coche parado en el arcén y salió disparada por encima a gran velocidad, atravesando la zanja que separaba la autovía de un terraplén rocoso, en el que cayó casi 150 metros después. Dice que se rompió las dos piernas. Que el fémur derecho lo tenía a la vista. Que el codo derecho lo tenía hecho trizas. Que el casco se rajó por tres sitios diferentes y que un trozo de piedra caliza afilado se le incrustó en el abdomen. Dice que la han operado dos veces de ambas piernas y el codo derecho para ponerle clavos, una vez del abdomen para coserla por dentro. La tuvieron que operar otra vez porque tenía el hígado terriblemente afectado y no se regeneraba, así que se lo trasplantaron. Luego la operaron por ultima vez de la cabeza, para ponerle correctamente el cráneo, que se había hundido un poco por la parte de la izquierda. También le reconstruyeron algunos dientes. Lo ultimo que me dice me sume en una tristeza rara: ?me alegro de tenerte como compañero de habitación. Eres Adán Schulz, ¿verdad?. Siempre me caíste bien, a pesar de todos esos libros de mierda que has sacado últimamente, se que hay algo más detrás de esos personajes reales y esa sorna hiriente. Quizás pueda averiguar de qué se trata antes de que te marches de aquí, quién sabe... bueno, ya he hablado bastante, seguro que te has dormido por la parte de la universidad y has despertado con la carnaza del accidente, da igual, no tiene importancia.?
-¿sueles hablar tanto o es que estás nerviosa?
-Lo sabía, te has dormido. Dije antes que soy muy tímida y no hablo casi nunca, solo en situaciones especiales y raras, como ahora, que parezco una momia y tu has salido de un coma.
-Ah, sí, si que lo recuerdo. Y no me he dormido en ningún momento. Ya he dormido suficiente ¿no crees?
-Sin lugar a dudas. ¿Sabes? No ha venido por aquí mucha gente a verte. Solo un viejo simpático con una mujer guapa y tu madre, una señora encantadora. Hemos estado hablando mucho sobre ti y sobre todo en general. Dice que siente un orgullo especial hacia ti y tu forma de ganar tanto dinero. Ya sabes, la mujer es de otra generación y hay cosas que no entiende del todo. Pero te quiere mucho, esas flores de tu mesita y la foto, las trajo ella.
-Aham, ya decía yo. ¿Y cuándo fue la ultima vez que vino alguien?
-Si no recuerdo mal fue el otro día, después de que despertaras y te volvieras a dormir por dos días enteros. Era tu madre. Luego a las cuatro o cinco horas, cuando tu madre se marchó, vino de nuevo el señor mayor aquel, con una botella de champaña y dos copas, y bueno, se llevó una pequeña desilusión al verte dormido.
-Jajaja, el viejo Seoane. Es mi editor. El cabrón seguro que se está frotando las manos porque piensa que voy a escribir un best-seller sobre esta mierda. El ultimo libro no ha vendido una mierda y ahora va a sacar una recopilación de relatos de la juventud. Imagino que estará un poco acojonado por la situación y verá todo esto como carnaza autobiográfica.
-La verdad es que a mi no me gustan nada los libros metafísicos y místicos sobre experiencias de ultratumba, el coma, y todas esas mierdas. Odio a Paulo Coelho a Jodorowski y muchos más. Me parecen unos moñas. No pensarás escribir nada de todo esto ¿verdad?
-Bueno, hasta hace un segundo me lo estaba planteando. Serías un personaje magnífico sobre el que escribir muchos folios secundarios durante mi estancia en el hospital.- sonrío y ella me ve de reojo. Tiene un poco rojo uno de los dos ojos, debido a que tiene que estar siempre mirando de forma forzada porque no puede moverse ni un milímetro.
-Gracias por la parte que me toca. Pero no sé.
-Yo sí se. Creo que me voy a levantar, se te van a saltar los ojos si sigues mirando de esa manera. ? Miro alrededor de mi cuerpo para ver si algún otro cable está pegado a mí. Solo el del suero y uno que controla mi pecho, así que, me muevo despacito, notando como todos los huesos crujen de mala manera. Me mareo un poco. El estómago se repliega sobre sí mismo como intentando encontrar la cuarta dimensión. Estoy sentado en la cama y estoy descalzo. No veo ningún tipo de zapatilla por aquí. Pongo los pies en el suelo que está muy frío. Pienso que me vendrá bien. Hago fuerza con los gemelos, con los glúteos, con todos los músculos de cintura para abajo, incluso el pene y mis huevos en forma de cerebritos. Tengo muy poco equilibrio y me agarro al soporte del suero (como todos los enfermos que se pueden ver por el pasillo) para no caer. Suspiro. Gimo. Resoplo. Al fin estoy en posición vertical después de dos meses. Me muevo muy lento como si estuviera drogado.
-Bueno, las piernas me siguen funcionando. ? Doy tres pasos cortos y me acerco a la cama de mi compañera Eva. Por suerte la máquina que controla mi pecho está entre las dos camas y el cable me permite arrimarme un poco. Me doblo un poco hacia delante para acercarme a su cara y mirarle los ojos y la frente, de la que sobresalen unos cabellos rubios naturales, de esos que brillan como si de oro se tratara bajo el sol y se ponen de color verde en una piscina con demasiado cloro. ? Joder, eres guapísima, ¿no?
-Bueno, creo que sí. ? si no tuviera todos esos trapos podría ver como se pone colorada-. Fea no soy. Y según me han dicho los doctores no tengo ninguna lesión en la cara, solo una cicatriz en la mejilla de unos cuatro centímetros, pero me dijeron que no me preocupara que no era una cicatriz fea, que me daba un toque interesante.
-Tienes suerte de estar viva, Julia. ? Me enderezo para no babear.
-Lo se, todos los que han venido a visitarme me han dicho lo mismo. Así que, no eres tan raro como crees ser en tus libros. ? suelta una risilla pequeña y amortiguada por las vendas.
-¿Podrías sacar un momento la lengua por el agujero de tu vendaje? Me hace mucha gracia cuando alguien saca la lengua a través de una careta o una mascara. Soy un poco fetichista. ? Vuelve a sonreír de la misma manera que lo haría un esquizofrénico a través de un cojín. Y saca la lengua entre las vendas. Una lengua rosa y brillante, muy fina y con la punta casi afilada. Pienso en las babillas que impregnan las vendas. Noto un cosquilleo en mis partes. Sonrío y vuelvo a tumbarme en mi cama, escondiendo una terrible erección. ?No tengo remedio?, pienso.
-Retiro lo de antes.
-¿Qué no eres fea?
-No. Que sí que estás como una puta cabra. ? Estallo en carcajadas y ella casi también. Todo es tan bonito que me duele el pecho y la cabeza, toda la inmensidad de la cabeza.
?Un placer conocerte?, digo.
Si me concentro mucho puedo escuchar el sonido de un contrabajo en algún local bop de Chicago y ver a Jack Kerouac y Neal Cassady sudando y diciendo sin parar ?¡vamos, sí, vamos!?.Conversaciones de mierda.
Vuelve a chirriar la puerta y entra una enfermera gorda y patizamba con un vaso de agua.
14
El mundo da muchísimo asco. No hace falta ser un erudito para darse cuenta de esto. Tampoco hace falta leer ni un solo libro. De hecho, me cago en todos los putos libros de este puto mundo también. El caso es que esto no puede continuar así mucho tiempo, algo tiene que estallar y espero que sea pronto porque me aburre no hacer nada. Y tampoco me dejan hacer mucho. Toda esta mierda que nos rodea, estas calles céntricas con gentuza para arriba y para abajo, todas las bolsas llenas de consumismo por la cara. Todas estas paradas de autobús, estos postes de la luz. Las infinitas marcas de café descafeinado. La ropa de marca que sirve para algo más que para resguardarse del frío. Los teléfonos móviles. La necesidad de comprar y comprar y poseer dinero para cualquier cosa. La necesidad de comer, cagar, pagar y dormir. En general, toda esta puta mierda, no nos conduce a nada bueno. No nos guía por la senda oportuna, ni de coña. El hombre no es una especie social, por mucho que nos intenten engañar desde todos los puestos fronterizos materializados en periódicos, revistas, libros, telediarios, cuñas publicitarias, programas tertulia, obras de teatro y canciones de seis minutos. Que no nos jodan más, compañero. El hombre es una puta mierda de engendro baboso. No se merece nada bueno desde hace muchísimo tiempo. No estamos capacitados para convivir y comunicarnos. Eso si que no. Me niego a pasar por el aro de toda esa mierda ensayista de ?bendita la madre naturaleza que nos dio el don del lenguaje?. Que os jodan a todos, maricones. El lenguaje humano no es más que un enorme malentendido infinito. ¿O acaso alguien en este puto mundo se siente comprendido, entendido y tenido en cuenta? Ya huele.
Y es que no somos más que parásitos de otros parásitos menores de nuestra propia especie. No estamos en el planeta Tierra sino para destruir y destruir. Y que vengan todos los dioses de todas las religiones del mundo, cogiditos de la mano, a explicarme la concepción del Universo. Venga, cabrones, continúo esperando alguna mentira sustancial y mínimamente creíble.
Parece que no viene nadie.
Que sepais todos que no hablo desde lo alto de ningún trono erróneo, desde donde no se puede ver la tierra que piso porque algún rayo de sol me deslumbra. Ni mucho menos. Hablo desde el subsuelo con la boca tocando el barro, y pensad lo que querais. Pensad exactamente lo que os salga del culo porque no me importa lo más mínimo el pensamiento humano. ¿Dónde están todos los premios de lotería que me prometieron?
Que nadie olvide que todos hemos nacido y seguiremos naciendo aleatoriamente. Sin haber superado ningún control de calidad y sin saber la mierda que nos espera.
Solo quiero estar tranquilo en alguna isla desierta sin preocupaciones y sin familia. Creo que me lo merezco ese premio de consolación. Espero no tener que volver a repetirme y ceñirme a los hechos.
No más fe, Adán Schulz, no más fe
10
s días siguientes son una fatalidad. Preguntas y más preguntas. Todos los conocidos que no deben darLote el pésame, dándote el pésame. Pero yo, hago gala de mi coraza bukowskiana, como dije no hace mucho.
Un periódico progresista me ha contratado para el suplemento de los domingos. Media página para expresar mi opinión sin ?limitaciones?. Entre comillas. Muy entre comillas todo. Se van a ir a tomar por culo.
Esta misma tarde me ha llamado el viejo Seoane diciendo que mañana tiene una cita con Claudia, la diseñadora de la Fnac, para concretar un asunto de portadas. Al parecer el viejo Seoane a conseguido publicar unos mini relatos que han estado olvidados muchos años por sus cajones. Unos mini relatos de mierda que escribí durante la época de periodista. No pienso ir a la Fnac, pero le pido el e-mail de Claudia para hacerle ?unas propuestas?. Para llevar a cabo un proyecto mucho más atractivo de lo que el viejo Seoane pueda tener en la cabeza.
Hago caso omiso de lo que me dice mi ángel de la guarda y paso varios días colocado de metanfetamina. Siempre que tomo esa mierda, me paso dos o tres días sin poder dormir, francamente emocionado ante la idea de estar vivo y muerto a la vez. Se que tengo suerte, porque el 80% de la gente que la prueba, repite y repite y repite y repite hasta que se mueren de sobredosis o matan a sus padres en el sótano con un hacha. Muchos pueden llegar a estar sin dormir 15 días. Yo solo tres o cuatro, no está mal. El caso es que es una puta mierda a la que solo acudo cuando no tengo nada mejor que hacer. Cuando no tengo ideas nuevas y estoy solo -debería plantearme el hecho de que siempre estoy solo- y no veo mejor manera de pasar el tiempo ni de dejar que la Humanidad siga su tortuoso camino de espinas, lágrimas, confeti y cubatas de ron al atardecer, mientras las muchachas se refrescan los traseros gelatinosos en piscinas de mancomunidades construidas bajo el manto protector de algún boom inmobiliario que ha dejado de tener sentido, de la misma forma que ha dejado de tener sentido las fachadas de sus propios edificios con esos colores burdeos y ocre y esa ?originalidad de búnker? de su construcción.
Le he mandado un extenso mail a Claudia diciendo tonterías, imagino, porque estaba borracho y no recuerdo casi nada. Yo y mi manía de no guardar borradores. Supongo que le he escrito cosas extrañas y metafísicas para intentar bajar sus defensas y traspasar sus muros de contención. Seguro que le he contado lo nihilista y equilibrista que soy. Lo poco que me gusta la vida y el planeta Tierra. Lo que odio tener que ir al supermercado a comprar siempre los mismos productos de primeras marcas sabiendo que sólo lo hago porque salen en anuncios caros por la televisión. Lo mucho que me duele el estómago todos los putos días ?pensaba que era de tomar café descafeinado pero me equivocaba, porque también me duele cuando tomo café normal y cuando tomo un vaso de leche templada con galletas después de un plato de lentejas con cebolla, chorizo, patata y pimiento- entre las cinco y las ocho de la tarde. Lo muchísimo que molo.
No espero encontrar respuesta de más de tres líneas en menos de dos semanas, así que he decidido bajar a la calle y poner fin a este encierro. Voy a ir al cine. O al teatro. O a la ópera. O al cementerio... a veces me gustaría ser pederasta para tener algo mejor que hacer. Para recrearme. Para siempre.
11
He decidido ir a casa de un amigo que hace mucho que no veo. Como seis meses. Uno de esos amigos que no sabes ni como aguanta ahí sin morirse de asco.
Justo cuando tengo el dedo a un centímetro del timbre, decido dar media vuelta. Ya intenté una vez volver atrás en el tiempo como si no hubiera pasado nada y todavía recuerdo los resultados. No pienso volver a insistir con mi pasado. No voy a ser por más tiempo víctima de nadie, solo de mí mismo. El único cabrón que merece la pena aquí soy yo, joder.
He vuelto a casa. Me preparo un whisky con whisky y me lo bebo de un trago, notando como un ejército de hormigas incandescentes corre por llegar cuanto antes al búnker de mi estómago, asaltarlo, volarlo y mucho después, reconstruirlo con su banderita en lo alto. Estoy cansado de esperar algo que no se ni como se llama. Estoy cansado de mostrarme tan nihilista. Noto como pierdo neuronas por cada minuto que paso en este mundo y en esta habitación. Cada x tiempo se me nubla más la vista porque mi retiro perpetuo se ha convertido en un infierno personal e intransferible, como una tarjeta de crédito.
Voy al mueble de la cocina y cojo la caja de myolastán. Solo quedan seis pastillas, que lanzo al interior de mi boca y mastico con las muelas, escuchando el crujido de los dientes al chocar con otros dientes y con trozos de pastillas amargas que van poniéndome la lengua blanca y pastosa. Me preparo otro whisky con whisky y me lo bebo de un trago, junto con la compota de pastillas y las babas amargas. Cierro los ojos y dos lágrimas caen por los raíles que ya tienen fijados en mis mejillas. Tiemblo de miedo. Voy hasta el cajón donde tengo las drogas. Entre otras cosas tengo una bolsa llena de marihuana hasta arriba. Necesito expulsar de mi interior toda esta ponzoña. Necesito una purga. Tiro toda la marihuana al suelo y sintiendo como mis lágrimas mojan algunos cogollos, me arrodillo como un perro y empiezo a masticar y a tragar toda la marihuana que soy capaz en el menor tiempo posible. Me pica la garganta y los ojos y la nariz, que también moquea como un grifo abierto. Me vienen arcadas pero continúo tragando compulsivamente, como un perro tragaría hierbas en mitad del parque. Se me nubla la vista un poco más. Empiezo a sentirme muy pequeño e insensible. Ya no queda marihuana por el suelo, solo algunas pequeñas partículas que no llaman mi atención y soy un ewok malvado y albino que solo quiere destruir mundos y violar a todos sus habitantes con una sonrisa amarilla y lubricada como un piano demasiado viejo. Me levanto y doy un largo trago a la botella de whisky. Despego el labio inferior de la boca de la botella y el contenido empieza a caer por mi cuello, empapando la camisa. Levanto el brazo y dejo que el alcohol purifique mi cara y sobre todo mis ojos. Tengo que desalojar estas visiones culpabilizadoras y grecolatinas. Esa es mi necesidad, pero me escuecen los ojos como nunca me han escocido y veo todo borroso y de color whisky añejo. No parece que funcione. Porque mis ojos se han convertido en las cataratas del Niágara. La botella está vacía. Tengo miedo. Me dejo caer encima del sofá de 1200 euros. Levanto los brazos y me miro las palmas de las manos. Están completamente blancas y las rayas por las que se dobla la carne, completamente rojas como ríos de sangre en un relato bíblico. Los pelos de mis brazos han desaparecido y ahora solo veo el músculo. Odio tener cuerpo y ocupar espacio aunque cada vez sea más y más pequeño. Me mareo. Me vienen arcadas de nuevo, pero las aguanto, saboreando el vómito que intenta salir del estómago. Ya no se si estoy llorando solución salina o whisky escocés. Tengo la cara pegajosa y me cuesta abrir y cerrar la boca y los ojos. De hecho, uno de ellos tiene las pestañas pegadas y no puedo abrirlo bien porque me da miedo arrancarme el párpado. Con el que me queda abierto veo muy borroso y está tan rojo como un tomate secado al sol. Me gustaría escuchar unos acordes de guitarra ahora mismo, pero no alcanzó a ver donde está el mando a distancia del equipo de música. Tiemblo. Tengo frío. Tengo hambre. Me gustaría ver lo que está ocurriendo en el interior del cerebro. Me gustaría ver mis neuronas con sus dendritas. Me gustaría abrazarlas a todas y decirles ?tranquilas chicas, lo habéis hecho muy bien, no es vuestra culpa. Soy yo?. Miro el reloj de mi muñeca y no lo entiendo, todas las agujas son del mismo tamaño y los números no se están quietos. Hoy ha sido un día muy corto que ha pasado muy deprisa. ¿Qué estará haciendo el resto del mundo justo ahora? Creo que me estoy muriendo. Espero que esté nevando sobre el Nepal y un par de trenes se hayan chocado en la estepa rusa. Espero que ardan todos los bosques. Estoy escapando. Hasta la próxima. Todo muy contradictorio, ¿verdad? Debe ser medianoche...
?Pero así como hay naturalezas que tienden a levantar fiebre ante la más leve enfermedad, estas que llamamos ?suicidas? y que son siempre muy perceptivas y sensibles tienden a entregarse intensamente a la fantasía del suicidio ante la más pequeña afección?
Hermann Hesse
s días siguientes son una fatalidad. Preguntas y más preguntas. Todos los conocidos que no deben darLote el pésame, dándote el pésame. Pero yo, hago gala de mi coraza bukowskiana, como dije no hace mucho.
Un periódico progresista me ha contratado para el suplemento de los domingos. Media página para expresar mi opinión sin ?limitaciones?. Entre comillas. Muy entre comillas todo. Se van a ir a tomar por culo.
Esta misma tarde me ha llamado el viejo Seoane diciendo que mañana tiene una cita con Claudia, la diseñadora de la Fnac, para concretar un asunto de portadas. Al parecer el viejo Seoane a conseguido publicar unos mini relatos que han estado olvidados muchos años por sus cajones. Unos mini relatos de mierda que escribí durante la época de periodista. No pienso ir a la Fnac, pero le pido el e-mail de Claudia para hacerle ?unas propuestas?. Para llevar a cabo un proyecto mucho más atractivo de lo que el viejo Seoane pueda tener en la cabeza.
Hago caso omiso de lo que me dice mi ángel de la guarda y paso varios días colocado de metanfetamina. Siempre que tomo esa mierda, me paso dos o tres días sin poder dormir, francamente emocionado ante la idea de estar vivo y muerto a la vez. Se que tengo suerte, porque el 80% de la gente que la prueba, repite y repite y repite y repite hasta que se mueren de sobredosis o matan a sus padres en el sótano con un hacha. Muchos pueden llegar a estar sin dormir 15 días. Yo solo tres o cuatro, no está mal. El caso es que es una puta mierda a la que solo acudo cuando no tengo nada mejor que hacer. Cuando no tengo ideas nuevas y estoy solo -debería plantearme el hecho de que siempre estoy solo- y no veo mejor manera de pasar el tiempo ni de dejar que la Humanidad siga su tortuoso camino de espinas, lágrimas, confeti y cubatas de ron al atardecer, mientras las muchachas se refrescan los traseros gelatinosos en piscinas de mancomunidades construidas bajo el manto protector de algún boom inmobiliario que ha dejado de tener sentido, de la misma forma que ha dejado de tener sentido las fachadas de sus propios edificios con esos colores burdeos y ocre y esa ?originalidad de búnker? de su construcción.
Le he mandado un extenso mail a Claudia diciendo tonterías, imagino, porque estaba borracho y no recuerdo casi nada. Yo y mi manía de no guardar borradores. Supongo que le he escrito cosas extrañas y metafísicas para intentar bajar sus defensas y traspasar sus muros de contención. Seguro que le he contado lo nihilista y equilibrista que soy. Lo poco que me gusta la vida y el planeta Tierra. Lo que odio tener que ir al supermercado a comprar siempre los mismos productos de primeras marcas sabiendo que sólo lo hago porque salen en anuncios caros por la televisión. Lo mucho que me duele el estómago todos los putos días ?pensaba que era de tomar café descafeinado pero me equivocaba, porque también me duele cuando tomo café normal y cuando tomo un vaso de leche templada con galletas después de un plato de lentejas con cebolla, chorizo, patata y pimiento- entre las cinco y las ocho de la tarde. Lo muchísimo que molo.
No espero encontrar respuesta de más de tres líneas en menos de dos semanas, así que he decidido bajar a la calle y poner fin a este encierro. Voy a ir al cine. O al teatro. O a la ópera. O al cementerio... a veces me gustaría ser pederasta para tener algo mejor que hacer. Para recrearme. Para siempre.
11
He decidido ir a casa de un amigo que hace mucho que no veo. Como seis meses. Uno de esos amigos que no sabes ni como aguanta ahí sin morirse de asco.
Justo cuando tengo el dedo a un centímetro del timbre, decido dar media vuelta. Ya intenté una vez volver atrás en el tiempo como si no hubiera pasado nada y todavía recuerdo los resultados. No pienso volver a insistir con mi pasado. No voy a ser por más tiempo víctima de nadie, solo de mí mismo. El único cabrón que merece la pena aquí soy yo, joder.
He vuelto a casa. Me preparo un whisky con whisky y me lo bebo de un trago, notando como un ejército de hormigas incandescentes corre por llegar cuanto antes al búnker de mi estómago, asaltarlo, volarlo y mucho después, reconstruirlo con su banderita en lo alto. Estoy cansado de esperar algo que no se ni como se llama. Estoy cansado de mostrarme tan nihilista. Noto como pierdo neuronas por cada minuto que paso en este mundo y en esta habitación. Cada x tiempo se me nubla más la vista porque mi retiro perpetuo se ha convertido en un infierno personal e intransferible, como una tarjeta de crédito.
Voy al mueble de la cocina y cojo la caja de myolastán. Solo quedan seis pastillas, que lanzo al interior de mi boca y mastico con las muelas, escuchando el crujido de los dientes al chocar con otros dientes y con trozos de pastillas amargas que van poniéndome la lengua blanca y pastosa. Me preparo otro whisky con whisky y me lo bebo de un trago, junto con la compota de pastillas y las babas amargas. Cierro los ojos y dos lágrimas caen por los raíles que ya tienen fijados en mis mejillas. Tiemblo de miedo. Voy hasta el cajón donde tengo las drogas. Entre otras cosas tengo una bolsa llena de marihuana hasta arriba. Necesito expulsar de mi interior toda esta ponzoña. Necesito una purga. Tiro toda la marihuana al suelo y sintiendo como mis lágrimas mojan algunos cogollos, me arrodillo como un perro y empiezo a masticar y a tragar toda la marihuana que soy capaz en el menor tiempo posible. Me pica la garganta y los ojos y la nariz, que también moquea como un grifo abierto. Me vienen arcadas pero continúo tragando compulsivamente, como un perro tragaría hierbas en mitad del parque. Se me nubla la vista un poco más. Empiezo a sentirme muy pequeño e insensible. Ya no queda marihuana por el suelo, solo algunas pequeñas partículas que no llaman mi atención y soy un ewok malvado y albino que solo quiere destruir mundos y violar a todos sus habitantes con una sonrisa amarilla y lubricada como un piano demasiado viejo. Me levanto y doy un largo trago a la botella de whisky. Despego el labio inferior de la boca de la botella y el contenido empieza a caer por mi cuello, empapando la camisa. Levanto el brazo y dejo que el alcohol purifique mi cara y sobre todo mis ojos. Tengo que desalojar estas visiones culpabilizadoras y grecolatinas. Esa es mi necesidad, pero me escuecen los ojos como nunca me han escocido y veo todo borroso y de color whisky añejo. No parece que funcione. Porque mis ojos se han convertido en las cataratas del Niágara. La botella está vacía. Tengo miedo. Me dejo caer encima del sofá de 1200 euros. Levanto los brazos y me miro las palmas de las manos. Están completamente blancas y las rayas por las que se dobla la carne, completamente rojas como ríos de sangre en un relato bíblico. Los pelos de mis brazos han desaparecido y ahora solo veo el músculo. Odio tener cuerpo y ocupar espacio aunque cada vez sea más y más pequeño. Me mareo. Me vienen arcadas de nuevo, pero las aguanto, saboreando el vómito que intenta salir del estómago. Ya no se si estoy llorando solución salina o whisky escocés. Tengo la cara pegajosa y me cuesta abrir y cerrar la boca y los ojos. De hecho, uno de ellos tiene las pestañas pegadas y no puedo abrirlo bien porque me da miedo arrancarme el párpado. Con el que me queda abierto veo muy borroso y está tan rojo como un tomate secado al sol. Me gustaría escuchar unos acordes de guitarra ahora mismo, pero no alcanzó a ver donde está el mando a distancia del equipo de música. Tiemblo. Tengo frío. Tengo hambre. Me gustaría ver lo que está ocurriendo en el interior del cerebro. Me gustaría ver mis neuronas con sus dendritas. Me gustaría abrazarlas a todas y decirles ?tranquilas chicas, lo habéis hecho muy bien, no es vuestra culpa. Soy yo?. Miro el reloj de mi muñeca y no lo entiendo, todas las agujas son del mismo tamaño y los números no se están quietos. Hoy ha sido un día muy corto que ha pasado muy deprisa. ¿Qué estará haciendo el resto del mundo justo ahora? Creo que me estoy muriendo. Espero que esté nevando sobre el Nepal y un par de trenes se hayan chocado en la estepa rusa. Espero que ardan todos los bosques. Estoy escapando. Hasta la próxima. Todo muy contradictorio, ¿verdad? Debe ser medianoche...
?Pero así como hay naturalezas que tienden a levantar fiebre ante la más leve enfermedad, estas que llamamos ?suicidas? y que son siempre muy perceptivas y sensibles tienden a entregarse intensamente a la fantasía del suicidio ante la más pequeña afección?
Hermann Hesse
Adán Schulz, el flojo
En situaciones de sorpresa, para bien o para mal, y ante la idea de la muerte, mi reacción primera siempre es de manual. Mas bien de novela negra o diario beatnik. Intento reforzar mi coraza exterior mediante cigarrillos, whisky y grandes dosis de desesperanza general, también llamada metafísica urbana barata. Mi boca se muestra fruncida permanentemente y mi supuesta pasividad no es debida a otra cosa que no sea el miedo. Miedo a estar muerto y miedo a estar vivo. Y es curioso, porque no temo a la muerte, ni siquiera a mi posible muerte trágica y/o rocambolesca. A lo que le temo es a la muerte violenta de las personas de mi entorno. A la muerte prematura de la gente que es querida y deja a otras personas sumidas en un mar de lágrimas. Y es por eso por lo que pienso que nunca podría suicidarme. Aunque pueda pensar que la muerte es la liberación, que la muerte es la válvula de escape ideal para alguien como yo, que no aprecia la espiral incandescente infinita de ciertas cosas y no encuentra verdaderas razones para descojonarse de risa andando solo por la calle, por poner un ejemplo. Por todo esto, la noticia de la muerte de Andrea me afectó. Y también me traumatizó en cierta manera, al pensar que nunca más volvería a verla. Que nunca más volveríamos a follar. Puro egoísmo y egocentrismo. Lo confieso, en realidad la vida de Andrea me importa mucho menos que la suspensión hidráulica de mi coche. Pero me jode que se muera porque nunca más se quitaría las bragas en mi coche y se las arrojaría a un vagabundo. Jamás volvería a beber coca cola directamente de la botella poniendo los labios de tal manera que...
Mi mejor disfraz es La Contradicción.
Odio a Edgar Allan Poe,
Nevermore.
Tras tomarme dos Analgilasa, un Myolastán y una cerveza, acudí a la comisaría con mi camisa arrugada de la noche anterior, tan obnubilado que parecía uno de esos caballos con calesa que solo pueden mirar al frente sin distracción alguna. Así que, fui derecho al primer hombre con uniforme que se cruzó en mi visión recta de francotirador. Dicho hombrecillo menudo, gordo y barbilampiño, me condujo hasta el despacho del comisario, un despacho muy pequeño, marrón, con olor a café sólo sobre vaso de plástico.
Me encontré con que el comisario Andrés Ortiz no era como yo pensaba. El comisario es un hombre muy alto, pulcramente afeitado y perfumado, trajeado y con corbata. Con un pelo al más puro estilo Matías Prats hijo. Tiene una de esas caras serias y cuadradas de las teleseries americanas. De esas que parecen tener la frente de plástico como Christian Bale. Y fuma. Fuma mucho según los datos obtenidos de su fiel amigo el cenicero. Yo también fumo mucho desde hoy mismo. Doce cigarrillos para ser exactos.
-Hola, soy Adán Schulz. ? me acerco a la mesa y me siento sin preguntar en una silla de madera con más años que su puta madre.
-Hola. ?nos apretamos las manos?. Andrés Ortiz. Ante todo quisiera decirle que siento mucho lo que ha ocurrido. Sé que no es un momento sencillo para usted pero lo siento, por ofensivo que pueda parecer, es usted el principal sospechoso ahora mismo. ?creo que se da cuenta de la humedad que adquieren mis ojos y de la palidez de mi rostro. Levanta las palmas de las manos en gesto psicológico?. Pero no tiene de que preocuparse. Personalmente confío en usted. He leído sus libros y me cae bien. Le veo incapaz de cometer una barbaridad como la que ha tenido lugar en el apartamento de la Señorita... ??¿He leído sus libros?? ¡Pero qué puta mierda es esta! Se queda pensando una milésima de segundo-... Andrea.
-Joder. No sé qué decir. Solo sé que si en algún momento de mi vida pierdo la cabeza y arremeto contra el mundo, tenga usted por seguro de que Andrea sería, sino la última, la penúltima persona sobre la que fijaría mi objetivo. ?Mi mirada no consigue despegarse del suelo del despacho de la comisaría, que muy a pesar de lo que pueda decir Ray Lóriga, no es de linóleo. ?Ostia puta, Andrea era una tía de puta madre.
-Pues se ve que no todo el mundo opina como usted, señor Schulz. ?coge unos papeles de la mesa y los mira?. Según el informe que tengo entre mis manos, anoche, entre las 5 y las 6 de la madrugada alguien la asaltó en su vivienda. ¿Dónde y con quién estuvo usted ayer a esa hora?
Tengo la frente y el labio superior empapados de sudor. Y es sudor frío como el de las películas y los relatos policíacos.
-Joder, anoche me puse como una cuba, solo recuerdo cosas sueltas. Ayer por la tarde estuve en una firma de libros en la Fnac hasta las nueve o nueve y media de la noche. Allí acudió Andrea y al acabar de firmar, fuimos a su casa a beber algo, ya sabe... Puse cara de niño al que pillan meando las cartas de sus vecinos.
-Eh... imagino que se refiere a la farlopa. Le han encontrado bastante cantidad en la sangre.
-Bueno, no me atrevía a decirlo, pero sí. Fuimos a su casa porque Andrea siempre tiene farlopa de calidad. Nos hicimos unas rayas y unos cubatas de Martini. No somos malagente, comisario, nos gusta divertirnos. Pero mírame, no soy ningún santo, me gusta beberme unos cubatas y hacerme unas lonchas cuando lo veo oportuno, no creo que le haga mal a nadie. Solo a mí mismo.
-Chist, -vuelve a levantar las manos- tranquilo, lo que haga usted con su vida no es asunto mío de momento. Tampoco ha venido usted acusado de posesión, venta o tráfico de estupefacientes. Estamos investigando el asesinato de su amiga Andrea. Ya sabemos que las drogas halladas en su apartamento fueron compradas por Andrea, igual que sabemos a quién se las compraba y que estaba haciendo ese tipo entre las 5 y las 6 de la mañana.
-Comprendo. ?mi cara se puso más roja que un tomate secado al sol?. Como le estaba diciendo antes, fuimos a su casa antes de ir a cenar. Ella había reservado mesa en algún sitio que no recuerdo. Déjeme pensar...
-Tanaka. 22:30. No fueron.
-Correcto, no fuimos, ahora empiezo a recordar más cosas. Estuvimos en su casa mucho rato, ya sabe, follando y tal. Imagino que eso empeora las cosas porque le habrán encontrado infinidad de fluidos y pelos míos al... ?trago saliva?... al cuerpo de Andrea.
-No se preocupe, continúe.
-Pues no puedo decirle exactamente hasta qué hora estuvimos en su casa porque encadenamos unos cuantos cubatas, pero recuerdo que Andrea dijo que ya no llegaríamos al restaurante, por lo tanto, hasta más de las diez de la noche. De todas formas, a esas horas ya habíamos perdido todo el apetito. Estuvimos charlando y bailando y nos hizo gracia la idea de ir a un bar que se llama Scloe a hacer el ganso y provocar a la gente. Recuerdo que nos echaron al poco tiempo porque montamos un espectáculo erótico-festivo en un reservado. Cogimos un taxi. ?fijo la mirada en un abrecartas que descansa en la mesa del despacho junto a un montón de hojas en blanco y un montón de hojas escritas a máquina y pienso que debería clavárselo en los putos ojos por mirarme de esa manera tan gay y profesional a la vez. Debería extender mis alas gigantes de moscardón y salir zumbando por la ventana- Todavía recuerdo las miradas del conductor a través del retrovisor. Andrea era una chica extremadamente sexy y le gustaba divertirse incluso más que a mí.
-Le agradezco todos sus detalles, continúe.
-No puedo continuar mucho más. A esas alturas la farlopa dejó de hacer efecto y me subió todo el alcohol de golpe. Probablemente acudiríamos a mi casa, aunque no tengo ninguna visión de mi apartamento. Puede que estuviéramos en otro garito de mala muerte.
-Tengo un testigo que asegura haberle reconocido sobre las 4 de la mañana en un pub llamado Estrellas, con una mujer que encaja con la descripción de Andrea.
-Sí, tiene razón ese testigo. Recuerdo ese antro. Todo lleno de babosos y putas. Recuerdo que tuve que firmar algún autógrafo y me invitaron a speed. Lo siento, no fue una noche muy lúcida para mí. Después de ese antro si que no recuerdo nada, de hecho esta mañana me he despertado en una habitación del hotel Bruselas. ¿Lo conoce?
-Sí. Imagino que estaba solo cuando despertó.
-Sí.
-Ninguna señal de un posible acompañante o una nota manuscrita...
-Que va. Nada.
-De acuerdo, de momento eso es todo. Le agradezco su colaboración y me temo decirle que es necesario que no salga usted del país sin antes avisarme. Es pura rutina, ya sabe que no podemos dejar ningún cabo suelto.
-Entiendo. No se preocupe, estoy a su entera disposición. Cualquier cosa que haga falta... ?realmente este tío da asco y no va a llegar a ningún sitio en la investigación. Apostaría la cabeza.
-Muchas gracias, si quiere añadir usted algo más... ?miró sus informes.
-Pues sí, que es el peor día de mi puta vida.
-Lo siento Señor Schulz.
-Adán.
9
(Si antes odiaba a la gente porque sí, ahora odio a la humanidad completa porque me sale de los huevos.
Tengo una terrible sensación física de malestar. Como si me hubieran quemado el culo con un mechero de gasolina.
Nadie merece vivir y ser libre. Somos el cáncer de piel del planeta Tierra. La escoria del Universo. Y nos reproducimos como dientes de león.
Deberíamos estar todos quemados. Quemados y muertos.)
Mi mejor disfraz es La Contradicción.
Odio a Edgar Allan Poe,
Nevermore.
Tras tomarme dos Analgilasa, un Myolastán y una cerveza, acudí a la comisaría con mi camisa arrugada de la noche anterior, tan obnubilado que parecía uno de esos caballos con calesa que solo pueden mirar al frente sin distracción alguna. Así que, fui derecho al primer hombre con uniforme que se cruzó en mi visión recta de francotirador. Dicho hombrecillo menudo, gordo y barbilampiño, me condujo hasta el despacho del comisario, un despacho muy pequeño, marrón, con olor a café sólo sobre vaso de plástico.
Me encontré con que el comisario Andrés Ortiz no era como yo pensaba. El comisario es un hombre muy alto, pulcramente afeitado y perfumado, trajeado y con corbata. Con un pelo al más puro estilo Matías Prats hijo. Tiene una de esas caras serias y cuadradas de las teleseries americanas. De esas que parecen tener la frente de plástico como Christian Bale. Y fuma. Fuma mucho según los datos obtenidos de su fiel amigo el cenicero. Yo también fumo mucho desde hoy mismo. Doce cigarrillos para ser exactos.
-Hola, soy Adán Schulz. ? me acerco a la mesa y me siento sin preguntar en una silla de madera con más años que su puta madre.
-Hola. ?nos apretamos las manos?. Andrés Ortiz. Ante todo quisiera decirle que siento mucho lo que ha ocurrido. Sé que no es un momento sencillo para usted pero lo siento, por ofensivo que pueda parecer, es usted el principal sospechoso ahora mismo. ?creo que se da cuenta de la humedad que adquieren mis ojos y de la palidez de mi rostro. Levanta las palmas de las manos en gesto psicológico?. Pero no tiene de que preocuparse. Personalmente confío en usted. He leído sus libros y me cae bien. Le veo incapaz de cometer una barbaridad como la que ha tenido lugar en el apartamento de la Señorita... ??¿He leído sus libros?? ¡Pero qué puta mierda es esta! Se queda pensando una milésima de segundo-... Andrea.
-Joder. No sé qué decir. Solo sé que si en algún momento de mi vida pierdo la cabeza y arremeto contra el mundo, tenga usted por seguro de que Andrea sería, sino la última, la penúltima persona sobre la que fijaría mi objetivo. ?Mi mirada no consigue despegarse del suelo del despacho de la comisaría, que muy a pesar de lo que pueda decir Ray Lóriga, no es de linóleo. ?Ostia puta, Andrea era una tía de puta madre.
-Pues se ve que no todo el mundo opina como usted, señor Schulz. ?coge unos papeles de la mesa y los mira?. Según el informe que tengo entre mis manos, anoche, entre las 5 y las 6 de la madrugada alguien la asaltó en su vivienda. ¿Dónde y con quién estuvo usted ayer a esa hora?
Tengo la frente y el labio superior empapados de sudor. Y es sudor frío como el de las películas y los relatos policíacos.
-Joder, anoche me puse como una cuba, solo recuerdo cosas sueltas. Ayer por la tarde estuve en una firma de libros en la Fnac hasta las nueve o nueve y media de la noche. Allí acudió Andrea y al acabar de firmar, fuimos a su casa a beber algo, ya sabe... Puse cara de niño al que pillan meando las cartas de sus vecinos.
-Eh... imagino que se refiere a la farlopa. Le han encontrado bastante cantidad en la sangre.
-Bueno, no me atrevía a decirlo, pero sí. Fuimos a su casa porque Andrea siempre tiene farlopa de calidad. Nos hicimos unas rayas y unos cubatas de Martini. No somos malagente, comisario, nos gusta divertirnos. Pero mírame, no soy ningún santo, me gusta beberme unos cubatas y hacerme unas lonchas cuando lo veo oportuno, no creo que le haga mal a nadie. Solo a mí mismo.
-Chist, -vuelve a levantar las manos- tranquilo, lo que haga usted con su vida no es asunto mío de momento. Tampoco ha venido usted acusado de posesión, venta o tráfico de estupefacientes. Estamos investigando el asesinato de su amiga Andrea. Ya sabemos que las drogas halladas en su apartamento fueron compradas por Andrea, igual que sabemos a quién se las compraba y que estaba haciendo ese tipo entre las 5 y las 6 de la mañana.
-Comprendo. ?mi cara se puso más roja que un tomate secado al sol?. Como le estaba diciendo antes, fuimos a su casa antes de ir a cenar. Ella había reservado mesa en algún sitio que no recuerdo. Déjeme pensar...
-Tanaka. 22:30. No fueron.
-Correcto, no fuimos, ahora empiezo a recordar más cosas. Estuvimos en su casa mucho rato, ya sabe, follando y tal. Imagino que eso empeora las cosas porque le habrán encontrado infinidad de fluidos y pelos míos al... ?trago saliva?... al cuerpo de Andrea.
-No se preocupe, continúe.
-Pues no puedo decirle exactamente hasta qué hora estuvimos en su casa porque encadenamos unos cuantos cubatas, pero recuerdo que Andrea dijo que ya no llegaríamos al restaurante, por lo tanto, hasta más de las diez de la noche. De todas formas, a esas horas ya habíamos perdido todo el apetito. Estuvimos charlando y bailando y nos hizo gracia la idea de ir a un bar que se llama Scloe a hacer el ganso y provocar a la gente. Recuerdo que nos echaron al poco tiempo porque montamos un espectáculo erótico-festivo en un reservado. Cogimos un taxi. ?fijo la mirada en un abrecartas que descansa en la mesa del despacho junto a un montón de hojas en blanco y un montón de hojas escritas a máquina y pienso que debería clavárselo en los putos ojos por mirarme de esa manera tan gay y profesional a la vez. Debería extender mis alas gigantes de moscardón y salir zumbando por la ventana- Todavía recuerdo las miradas del conductor a través del retrovisor. Andrea era una chica extremadamente sexy y le gustaba divertirse incluso más que a mí.
-Le agradezco todos sus detalles, continúe.
-No puedo continuar mucho más. A esas alturas la farlopa dejó de hacer efecto y me subió todo el alcohol de golpe. Probablemente acudiríamos a mi casa, aunque no tengo ninguna visión de mi apartamento. Puede que estuviéramos en otro garito de mala muerte.
-Tengo un testigo que asegura haberle reconocido sobre las 4 de la mañana en un pub llamado Estrellas, con una mujer que encaja con la descripción de Andrea.
-Sí, tiene razón ese testigo. Recuerdo ese antro. Todo lleno de babosos y putas. Recuerdo que tuve que firmar algún autógrafo y me invitaron a speed. Lo siento, no fue una noche muy lúcida para mí. Después de ese antro si que no recuerdo nada, de hecho esta mañana me he despertado en una habitación del hotel Bruselas. ¿Lo conoce?
-Sí. Imagino que estaba solo cuando despertó.
-Sí.
-Ninguna señal de un posible acompañante o una nota manuscrita...
-Que va. Nada.
-De acuerdo, de momento eso es todo. Le agradezco su colaboración y me temo decirle que es necesario que no salga usted del país sin antes avisarme. Es pura rutina, ya sabe que no podemos dejar ningún cabo suelto.
-Entiendo. No se preocupe, estoy a su entera disposición. Cualquier cosa que haga falta... ?realmente este tío da asco y no va a llegar a ningún sitio en la investigación. Apostaría la cabeza.
-Muchas gracias, si quiere añadir usted algo más... ?miró sus informes.
-Pues sí, que es el peor día de mi puta vida.
-Lo siento Señor Schulz.
-Adán.
9
(Si antes odiaba a la gente porque sí, ahora odio a la humanidad completa porque me sale de los huevos.
Tengo una terrible sensación física de malestar. Como si me hubieran quemado el culo con un mechero de gasolina.
Nadie merece vivir y ser libre. Somos el cáncer de piel del planeta Tierra. La escoria del Universo. Y nos reproducimos como dientes de león.
Deberíamos estar todos quemados. Quemados y muertos.)
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